Los viejos cuentos de la derecha

Ángel Viviente Core

El panorama que nos ofrecen la derecha y la ultraderecha en los últimos tiempos (también es verdad que no me paro a analizar el más allá), es lo más parecido a esos cuentos que nos acunaban a la hora de dormir cuando éramos niños.

Si uno toma lo que nos están ofreciendo estos días, podrían identificarse claramente a aquellos personajes que poblaron nuestros sueños infantiles.

También es verdad que pudiera ser que estos especímenes no han llegado más allá y que esas lecturas son prácticamente las últimas que tuvieron a lo largo de su vida y por ello, imagino, su vida y sus acciones, lo que dirige sus pensamientos cuando se hicieron mayores, es todo aquel mundo fantástico del que no han podido separarse.

Imaginan todo lo que les rodea como ese mundo fantástico de buenos y malos, de hadas, de brujas, de cenicientas buenas que luchan por hacerse valer, en un mundo que les intenta usurpar su felicidad.

IDA es la cenicienta buena, salida de la nada, apoyada por un brujo, MAR, que habita en el más allá y al que solo ella puede llegar. Sus consejos son proverbiales y sabe que, haciendo todo lo que él le diga, conseguirá vencer a todo el mal que le rodea.

Son muchos los enemigos que la acechan, todos ellos habitan en el mundo gris del mal, ese que representan los terribles socialcomunistas, filoetarras e independentistas que quieren destruir su amado pais (o Madrid, que es lo mismo) y que tienen en sus garras, ya abducidos a muchos, como todo el personal sanitario, los descendientes de aquellos a los que no les quedaba más que morir de mala manera en las residencias, a los que viven en casas que se caen, porque ¿a quién se le ocurre irse a vivir a un lugar por el que se va a construir un metro?

Todas esas fuerzas del mal, seguidoras del mal supremo, tienen que ser vencidas gracias a los poderes del brujo maestro.

Pero, mira tú, que ahora va y aparece otra mujer, bella como ella (o más) que parece querer hacerle sombra. "Espejito, espejito, ¿quién es la más bella de entre todas las mujeres", pregunta. Y en el espejito se le aparece MAR y le dice "No hagas caso, mi bella IDA, tú lo eres y esa advenediza pagará caro su intento. Tú solo sigue mis consejos, como siempre. ¿Alguna vez te he fallado?".

IDA es la cenicienta buena, salida de la nada, apoyada por un brujo, MAR, que habita en el más allá y al que solo ella puede llegar

Pero la pobre IDA no lo ve claro, porque al ahora rey del reino le parece que esa nueva cenicienta le hace tilín, y sabe que puede serle de utilidad para que IDA no le llegue a quitar algún día el reino y le destierre a su verde país galaico, como le profetizó cierto día una meiga de su pueblo.

La nueva cenicienta va a aliarse con el rey y juntos van a pelear contra la de siempre, la defensora de la libertad, que ya ve cómo a los enemigos de toda su corta vida, los del país de las sombras, se les ha unido un nuevo enemigo, pero esta vez en su mismo reino.

Mientras tanto, en el antiguo condado de Voxterra, que pertenece al mismo reino, pero es un condado aparte y que tiene sus propias leyes, el conde Abascalino también quiere apoderarse del reino y para ello se está rodeando de juglares muy graciosos en las tierras de los castellano-leoneses, vocingleros en la zona centro, mentecatos en tierras andaluzas y muchos sabios, de entre los que no sabe con cuál quedarse, porque cada uno reúne, piensa él, condiciones suficientes para arroparle.

Se ha acercado a la antigua lideresa de un grupo más bien rupestre y agrícola que ya desapareció, comido por su impotencia,y en el que se hacía pasar por centrista-liberal-españolista y en el que era una flor tan potente como una rosa (de ahí su nombre), aunque luego se marchitó.

También se acercó a otra lideresa venida de allende los mares, de la otra zona del Atlántico, y que llegó en bajel de oro cargado de monedas falsas (como luego pudo verse) y que se llamaba como la de Alba (antigua saga muy, muy del reino).

Pero el golpe de efecto final ha sido intentar lograr el apoyo de un viejo-brujo que, aunque está en las últimas, parece querer reverdecer su pasado en las filas del país del mal (el de los socialcomunistas), pero ahora en el otro bando.

A los hijos, nietos y tal vez bisnietos, de este señor-brujo, les ha dado un pataflus cuando se han enterado. "Pero abuelo, a sus años, ¿cómo se le ocurre meterse en estos líos". Y recuerdan las otras extravagancias del viejo brujo en tiempos recientes, como cuando intentaba hacerse pasar por Napoleón.

"Mirad, hijos, nietos, etc, yo aún tengo mucho que aportar. La economía es mi fuerte y tenemos que conseguir que a España la admitan en la Sociedad de Naciones y tal vez en el Benelux, que, anticipo, será el origen de una Europa dirigida por el buen hacer del conde Abascalino" Y entonces, ante el ataque desaforado de ideas de grandeza que se movían por la cabeza de su padre, su hijo mayor, que ya era bastante mayor también, consiguió inyectarle un Valium y llevárselo a la cama.

En fin, en este cuento todos estos personajes se mueven por interese diferentes en un fantástico mundo de ogros, brujos y brujas, lacayos, condes, lideresas y cenicientas que buscan un futuro cargado de felicidad, dinero para todos ellos y libertad, mucha libertad.

Continuará...

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Ángel Viviente Core es Coordinador General de Convocatoria Cívica

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