Bruselas pone al algoritmo de Musk en la diana: busca pruebas de que X interfiere en los procesos electorales
Libertad de expresión sí, pero las recientes y continuadas injerencias de Elon Musk en la política europea y sobre los procesos políticos del continente acelerarán la lucha de Bruselas para embridar a las redes sociales. Que Facebook se haya sumado a la eliminación del factchecking dentro de su moderación de publicaciones para contentar al próximo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, incrementa la presión sobre las instituciones de la UE.
La Comisión Europea quiere crear una autoridad reguladora que acelere las investigaciones y, llegado el caso, las sanciones a plataformas como X, TikTok o Meta, propiedad de Facebook e Instagram, si no cumplen con la Ley de Servicios Digitales en materia de transparencia y control de la información ante procesos electorales.
Henna Virkkunen, nueva vicepresidenta de la Comisión al frente del departamento de Soberanía Tecnológica y la Seguridad, ya ha manifestado que quiere “construir y asegurar que la Comisión desarrolla” esta primera agencia para “actuar rápidamente en línea con nuestras reglas”. La finlandesa considera que el primer año de vigencia de las normas digitales está funcionando bien pero los últimos mensajes de Musk en la red social de la que es propietario muestran que Bruselas debe hacer más.
En este sentido, Virkkunen ha acelerado una investigación contra Tiktok por motivos similares. Bruselas sospecha que la red social china vulneró el reglamento digital respecto a sus obligaciones para analizar y mitigar mensajes, bulos y desinformaciones en las recientes elecciones presidenciales de Rumanía, afectando a su “integridad”. Pero el propietario de X ha dado un paso más allá. Sin difundir informaciones falsas, está ofreciendo su apoyo directo a la formación de extrema derecha AfD asegurando que sus propuestas energéticas, económicas y migratorias serían las que harían de Tesla y SpaceX, dos de sus empresas, historias de éxito. Para Musk, AfD es el único partido que puede “salvar” Alemania.
Bruselas ya tiene abierta una investigación contra la antigua Twitter por incumplir las normas de tratamiento de la información, privacidad y transparencia. La multa que arriesga la red social es del 6% de su facturación anual, unos 200 millones de euros. Ahora, la Comisión puede atacarla desde otro frente ya que X se salió del código voluntario de desinformación en Internet. Si a Musk no se le puede callar, su juguete digital sí puede sufrir restricciones en los próximos meses. Desde nuevas multas a un eventual cierre definitivo, autorizado por la Justicia, serían algunas de las consecuencias a las que se expone la antigua Twitter.
La vicepresidenta Virkkunen asegura que “no mirará para otro lado” sobre la integridad de la información en el contexto de las elecciones “cuando una violación suponga un peligro inmediato para nuestros ciudadanos”. A finales de enero, el equipo de Virkkunen confirma que mantendrá junto al regulador alemán un encuentro de trabajo con representantes de las grandes plataformas sociales, apenas un mes antes de las elecciones generales germanas. El objetivo es analizar sus estrategias y medidas para la comprobación de datos y si están en línea con las normas europeas.
La Eurocámara se lanza contra Elon Musk
En Bruselas todavía se recuerda la audiencia que vivió Mark Zuckerberg, propietario de Facebook, con motivo de la filtración masiva de datos e información de usuarios europeos para su utilización en favor del brexit durante el referéndum del Reino Unido. Aunque lejos de la dureza de los interrogatorios que se viven en el Congreso de los Estados Unidos, y pese a la alfombra roja diseñada por el entonces presidente de la Eurocámara, Antonio Tajani, Zuckerberg sudó tinta y pasó malas horas ofreciendo explicaciones sobre el funcionamiento de su red social delante de los jefes de los grupos parlamentarios. La institución mostró colmillo ante un gran empresario y éste fue más timorato de lo esperado.
Por carácter y su actual deriva política, Elon Musk es diferente al tímido Zuckerberg. Es un magnate que, como lleva tiempo demostrando en la red X y en entrevistas, gusta de la guerra dialéctica y de asumir controvertidas posiciones políticas. Y no parece dispuesto a comparecer voluntariamente en una audiencia de la Eurocámara.
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Frente al ariete de Donald Trump, el Parlamento está dispuesto a dar la batalla como nunca antes. Los legisladores socialdemócratas han levantado la voz y piden a la UE que “use todas sus herramientas legales disponibles para proteger la democracia contra la desinformación y las injerencias extranjeras en las redes sociales”. El presidente del Partido Socialista Europeo, Stefan Löfven, se reconoce alarmado y asegura que “es el momento de frenar estas interferencias y manipulaciones en la opinión pública europea”.
La Eurocámara podría celebrar en las próximas semanas un debate urgente a petición de los liberales sobre lo que consideran “crecientes interferencias de Elon Musk en la política europea a través de su plataforma social”. El grupo parlamentario de Renew está exigiendo a la Comisión la plena aplicación de todas las herramientas recogidas en el reglamento de servicios digitales, metiendo más presión a la vicepresidenta de la Comisión para que ponga en marcha las medidas que contempla en privado.
Bruselas va a escrutar al detalle el directo en X que Elon Musk celebra con la líder de AfD, Alice Weidel. Un equipo superior a la centena de ingenieros e informáticos de la Comisión se fijarán en el empleo que se hace del algoritmo de la red social para potenciar los mensajes que vierta la política ultra entre los cien millones de usuarios que hay en la UE. Expertos del Centro Europeo para la Transparencia Algorítmica, con sede en Sevilla, colaboran en esta vigilancia. Si Weidel es priorizada frente a otros rivales, podría considerarse una campaña no limpia y Musk acusado de emplear X como una herramienta política para injerencias extranjeras.