La cuesta de septiembre para Feijóo: todo a la vez en todas partes

El presidente del Partido Popular y candidato a la presidencia del Gobierno, Alberto Nuñez Feijóo, saluda a los asistentes en el mitin de Multiusos Fontes do Sar

Dice el refranero popular que es imposible hacer bien dos cosas incompatibles al mismo tiempo. No se puede estar en misa y repicando. Tampoco, soplar y sorber. Pero ¿se puede ser a la vez el candidato a la presidencia del Gobierno y el líder de la oposición? No hay muchos precedentes, pero Alberto Núñez Feijóo, a juzgar por sus declaraciones de estos últimos días, cree que sí.

El PP convocaba la semana pasada un acto contra la amnistía para el domingo que viene en la explanada madrileña de Goya. No será ni una nueva foto de Colón como la de 2019 ni tampoco una movilización cívica al estilo ‘Basta ya’, como quería José María Aznar. Tras varios golpes de timón, consistirá finalmente en un mitin de partido al que no acudirán otras formaciones. Tampoco Vox para evitar una imagen que —a pesar de gobernar con ellos en cinco comunidades autónomas— creen que les puede lastrar electoralmente.

Con esta protesta, el PP quiere mostrar músculo de la fuerza territorial que atesora tras el buen resultado del 28M y capitalizar el malestar social que puede generar una hipotética amnistía. Pero, esta concentración también encierra una paradoja. Está promovida por un candidato a la presidencia del Gobierno que censura lo que otro líder político —al que todavía el rey no le ha encargado nada— puede ofrecer a cambio de ser presidente.

“Sin duda, el problema de esta movilización ha sido el manejo de los tiempos. Es un error que sea exactamente dos días antes de la investidura porque el PP asume una postura de oposición en un momento en el que es el partido que tiene el encargo de formar Gobierno”, explica Verónica Crespo, doctora en comunicación estratégica. Así, dan por hecho que la investidura está perdida de antemano y que este mes de septiembre ha sido, como critica el PSOE, una “pérdida de tiempo”.

La sesión de investidura de Feijóo está desde el principio totalmente desdibujada en la agenda mediática. Da la sensación de que va a ser una especie de moción de censura como la de Tamames”, añade el politólogo Edu Bayón. La primera semana, cuando el rey le propuso como candidato, todo quedó eclipsado por el caso Rubiales. Su propuesta de Pactos de Estado al PSOE para gobernar dos años también se diluyó muy pronto.

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“Creo que en Moncloa se están frotando las manos con este mes de septiembre que al PP se le está haciendo muy largo. Desde el principio, se ha visualizado su falta de apoyos, ha habido descoordinación por parte de líderes territoriales y ahora la guinda del pastel viene con esta movilización del 24 de septiembre”, opina Crespo. Este acto pondrá aún más el foco en los acuerdos a los que pueda llegar Sánchez con los partidos independentistas. Como si él fuese ya el candidato a formar Gobierno y no hubiese antes otra investidura.  

Recurrir a esta concentración también podría explicarse por la necesidad del PP de rearmarse ante una posible repetición electoral. Pero, según encuestas recientes, el rechazo a desjudicializar el conflicto catalán no es tan fuerte en la sociedad española.  “El escenario es distinto a momentos anteriores. El votante del PSOE digiere mucho mejor los acuerdos parlamentarios con nacionalistas e independentistas porque hay una experiencia previa y cuando ha ido a votar ya sabía lo que había”, sostiene Bayón.

Los expertos coinciden en que estos volantazos en la estrategia del PP y la imagen de Feijóo queriendo ser a la vez candidato a la presidencia del Gobierno y líder de la oposición responden a un liderazgo que no está del todo consolidado, debido a un resultado electoral que no cumplió con las expectativas. “Además, los líderes territoriales tienen más poder y presencia que él. Recuerda a todo lo que pasó con Pedro Sánchez entre 2015 y 2016”, concluye el politólogo. 

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