España no reconoce la obesidad como patología pese al aval de la OMS a los fármacos adelgazantes

Una persona sosteniendo una caja de Ozempic, a 2 de noviembre de 2023, en Madrid (España).

El reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de los fármacos adelgazantes como "esenciales" para combatir la obesidad ha reabierto un debate largamente postergado. La OMS calcula que esta enfermedad causó 3,7 millones de muertes en 2024 y su decisión vuelve a subrayar la urgencia de tratarla como una patología crónica que requiere financiación, seguimiento y una estrategia pública sostenida.

Tras revisar los estudios disponibles y concluir que existe evidencia suficiente de su eficacia y seguridad, el organismo ha incluido medicamentos de enorme popularidad (y elevadísimo precio) —como Ozempic, Wegovy o Mounjaro en su lista modelo de fármacos esenciales, integrada actualmente por 532 productos. Con ello, insta a los sistemas públicos de salud a garantizar que estos tratamientos sean "universalmente accesibles" y "asequibles", aunque advierte de que aún persisten las dudas sobre sus efectos a largo plazo.

En contraste con el impulso de Naciones Unidas, el Ministerio de Sanidad mantiene una postura mucho más restrictiva. La Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos ha rechazado financiar Mounjaro —indicado para diabetes y control del peso— y ha descartado también sufragar nuevas versiones de Ozempic, debido al elevado impacto presupuestario que tendría para el Sistema Nacional de Salud. Ambos fármacos continuarán cubiertos únicamente para los usos contra la diabetes ya autorizados, mientras se aplaza su incorporación como tratamientos más amplios contra la obesidad.

"La obesidad cumple todos los criterios"

Pese a las decisiones del Ministerio, los datos disponibles muestran que España sigue por encima de la media europea en prevalencia de obesidad. El estudio de Vigilancia del Crecimiento, Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad (ALADINO) sitúa al país como el sexto de la Unión Europea con mayor proporción de población con exceso de peso y el séptimo en obesidad. El problema es especialmente acusado en la infancia, ya que cerca del 36% de los niños entre seis y nueve años presentan exceso de peso, una de las cifras más elevadas del continente.

A pesar de ello —y aunque la OMS define la obesidad como una "enfermedad crónica compleja"—, España no la reconoce oficialmente como patología. Para Alicia del Llano, directora de proyectos de la Fundación Gaspar Casal, "esta falta de reconocimiento dificulta combatir el estigma, garantizar una atención continuada y financiar los medicamentos adelgazantes como se hace con la diabetes tipo 2".

En la misma línea, Inka Miñambres, miembro del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), recuerda que "la obesidad cumple todos los criterios para ser considerada una enfermedad". "Tiene una base fisiopatológica conocida, alteraciones biológicas claras, signos y síntomas definidos, técnicas diagnósticas disponibles y un tratamiento establecido", detalla. Pese a ello, España sigue sin dar el paso. Italia, en cambio, se convirtió en octubre en el primer país europeo en reconocerla por ley como "enfermedad crónica", destinando 2,7 millones de euros a su prevención y tratamiento.

Inversión focalizada en la población con menos recursos

Otro de los argumentos centrales del Ministerio para no financiar estos fármacos es su coste. Fuentes de Sanidad explican a infoLibre que no se ha alcanzado un acuerdo con las farmacéuticas para una rebaja significativa de precios, lo que haría viable asumir su financiación generalizada sin comprometer otros tratamientos esenciales.

Sin embargo, el impacto económico de la obesidad sobre el sistema público también es considerable. Un análisis de estudios realizado por Jaume Puig-Junoy, profesor de la Universidad Pompeu Fabra, estima que el gasto sanitario asociado a la obesidad y el sobrepeso pudo alcanzar los 25.700 millones de euros anuales en 2022. Miñambres insiste en que dotar al sistema de medios para abordar la enfermedad reduciría las listas de espera y el riesgo de patologías cardiometabólicas, digestivas, respiratorias, neurológicas, musculoesqueléticas, infecciosas e incluso varios tipos de cáncer.

Aunque una caja de Ozempic ronda los 128,15 euros y el Mounjaro puede superar los 358 euros, Del Llano sostiene que una financiación selectiva sería eficaz. "La evidencia muestra que tiene sentido financiarlo por tramos, sobre todo, para los colectivos más vulnerables que carecen de acceso a una nutrición de calidad y a estos medicamentos", añade. El último informe ALADINO confirma la brecha: en hogares con menos de 18.000 euros anuales, la obesidad y el sobrepeso infantil alcanzan el 23,4% y 23,1%, respectivamente, frente al 10,9% y 18,3% de las familias que superan los 30.000 euros. Una diferencia que ilustra hasta qué punto las condiciones económicas determinan la salud infantil.

"El verdadero punto de inflexión no vendrá de un medicamento"

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Aunque los tratamientos como Ozempic ganaron impulso tras ser utilizados por figuras como Elon Musk o Kim Kardashian, los especialistas insisten en que no son "una solución mágica" y requieren supervisión médica. "Son fármacos seguros si se integran en un tratamiento integral de la obesidad y se prescriben dentro de un programa de seguimiento continuado", explica Miñambres.

No obstante, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha alertado de un uso ilegal creciente que ha provocado problemas de suministro. En 2024 se registraron 116,8 millones de unidades de falta de stock de Ozempic, un 41,7% menos que el año anterior, pero aún cifras muy elevadas.

En cualquier caso, Del Llano insiste en que ningún avance será suficiente sin una estrategia nacional de prevención. Recuerda que los medicamentos solo funcionan cuando se enmarcan en un plan amplio que fomente la actividad física, la alimentación saludable y cambios de hábitos mantenidos en el tiempo. "El verdadero punto de inflexión no vendrá de un medicamento, sino de políticas públicas que faciliten entornos saludables y permitan a la población moverse, comer mejor y prevenir la enfermedad", concluye.

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