EMIRATOS ÁRABES

ExpoDubai, el desierto para los derechos humanos en el que Sánchez busca negocio para España

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al comisionario general de la Expo 2020, Sheikh Nahyan bin Mubarak Al Nahya

Pedro Sánchez no ha acudido a la primera sesión de control al Gobierno de este año. El motivo de su ausencia es un viaje oficial a Emiratos Árabes Unidos (EAU) para visitar la Exposición Universal de Dubai, la primera que se celebra en Oriente Medio, y que precisamente este miércoles le ha dedicado una jornada a España. Sánchez ha viajado al país acompañado por dos de sus ministros, José Manuel Albares (Exteriores) y Reyes Maroto (Turismo y Comercio) y también por una importante representación empresarial, con la CEOE y firmas como Airbus, Indra y Barceló a la cabeza.

Emiratos Árabes Unidos es un país que surge de la unión política de siete emiratos y es la segunda mayor economía de los países del Golfo Pérsico, siendo sólo superada por la de Arabia Saudí. El Producto Interior Bruto (PIB) del país está dominado por la economía de Abu Dhabi, que representa el 60% de Emiratos. El país posee las séptimas mayores reservas de gas natural y petróleo (97.800 millones de barriles) a nivel mundial, siendo su principal comprador Japón (un 35% de las exportaciones), seguido de India (15%), Singapur (13%) y Corea del Sur (11%).

Ha pasado más de una década desde la última visita de un presidente español a Emiratos Árabes Unidos. La protagonizó José Luis Rodríguez Zapatero en el año 2011, una gira en la que también incluyó a Catar en busca de inversiones para España. Once años después, los motivos Sánchez son los mismos. Por un lado, "apoyar y reforzar" la presencia de empresas españolas en el país y, por otro, relanzar la "colaboración" y "cooperación" entre España y Emiratos, elevando su relación a "un nivel superior" y "más rico".

Las relaciones diplomáticas entre ambos países datan de 1972, según datos de la Embajada en España, se han producido 64 visitas oficiales y se han firmado 29 tratados bilaterales. El presidente del Gobierno ha asegurado que Emiratos "es un cliente importante para nuestro país", ya que ocupa el puesto número 30 como destino de exportación y que, a su vez, también se erige como un importante inversor extranjero en España alcanzando el puesto número 16 . 

Sin embargo, Sánchez ha insistido en la idea de que "los flujos comerciales pueden ser mejores" y espera que así sea tras cerrar dos acuerdos bilaterales y reunirse con el príncipe heredero del Emirato de Abu Dhabi, Mohamed bin Zayed Al Nahyan. Él fue el anfitrión del rey emérito, Juan Carlos I, cuando abandonó España en agosto de 2020. Según ha asegurado el propio presidente, el Gobierno no tiene intención de reunirse con el ex jefe del Estado en el transcurso de este viaje.

La explotación de los trabajadores pobres y migrantes

Tanto el presidente del Gobierno como la delegación de empresarios se han esforzado en remarcar las "oportunidades" económicas que pueden llegar a nuestro país gracias a futuras inversiones, pero han obviado el contexto: un sistema económico basado en la explotación de trabajadores migrantes sin apenas protección. Los ciudadanos extranjeros representan más del 88,5% de la población de los EAU. Los más pobres son los que levantan los rascacielos. Consiguen trabajo mal pagado gracias a un sistema común en el Golfo Pérsico llamado kafala: son ellos los que abonan al empleador cuantiosas sumas de dinero por obtener visas que les permitan quedarse en el país. 

A cambio, las condiciones económicas son pésimas: la mayoría malviven hacinados, sus jornadas de trabajo son largas y sus salarios muy bajos. La Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) publicó el pasado mes de diciembre un denso informe, producto de la investigación realizada durante dos años –entre abril de 2019 y abril de 2021 –, en el que destacaban las "condiciones terribles" de estos trabajadores, considerados ciudadanos de segunda clase. Enfrentados a "diversos tipos de explotación y malos tratos", reza el informe, "no tienen acceso a autoridades judiciales independientes e imparciales" y cuando presentan quejas formales sobre el modo en que son tratados, la mayoría de las veces se encuentran con "veredictos favorables a sus empleadores emiratíes".

Las trabajadoras domésticas, habitualmente mujeres, se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad porque están, además, expuestas a abusos de carácter sexual. "Una ley de 2017 amplió las protecciones laborales clave de estas trabajadoras, pero las disposiciones siguen siendo más débiles que las de la legislación laboral nacional del país", explica la asociación Human Rights Watch

Una legislación que atenta contra las mujeres y los homosexuales

La ley de los Emiratos ampara los malos tratos intrafamiliares y la violencia de género, al ser entendida como el ejercicio de los derechos por parte del esposo: la mujer, según el ordenamiento jurídico vigente, le debe "respetuosa obediencia". Las mujeres necesitan permiso de su marido para abrir un negocio, trabajar o, en definitiva, tomar cualquier tipo de iniciativa en su vida pública.

La FIDH señala que, "como consecuencia del sistema patriarcal del país·, las mujeres que defienden los derechos humanos se encuentran "con obstáculos adicionales cuando hacen campaña por sus propios derechos": a menudo son señaladas y avergonzadas públicamente por los funcionarios del Estado y otras personas (incluida su familia, sus comunidades y la sociedad en general).

Las relaciones extraconyugales están penadas, así como la práctica de la homosexualidad: la "sodomía" es penada con más de 14 años de cárcel en Abu Dabi, y en Dubái, el Código Penal impone penas de más de diez años por "sodomía consensuada". Si la práctica es cometida por un extranjero, la deportación es inmediata.

Un régimen absolutista que tortura a sus activistas

La forma de gobierno en Emiratos Árabes Unidos es la monarquía absolutista, cuyos principales cargos son hereditarios. La mayoría de medios de comunicación cuenta con participación estatal. No se les censura con demasiada frecuencia, porque practican la autocensura. Los activistas nacionales son sistemáticamente encarcelados y silenciados, con multitud de acusaciones de torturas y de aislamientos ilegales según los convenios internacionales.

La asociación Amnistía Internacional ha denunciado en varias ocasiones la situación de Ahmed Mansoor, encarcelado desde el año 2017, por "insultar la categoría y el prestigio de Emiratos Árabes Unidos y sus símbolos, incluidos sus líderes". Su prolongado encarcelamiento, opinan desde la organización, "es el indicador real del papel de 'vivero de la tolerancia' que Emiratos Árabes Unidos intenta desempeñar".

Su caso aparece en el documento elaborado por la organización sobre la situación en materia de derechos humanos en distintos países. En su último informe alertaban de que el país "restringe" la libertad de expresión y "toma medidas" para "silenciar a personas de ciudadanía emiratí o residentes en el país que expresaban opiniones críticas sobre el covid-19 y otras cuestiones sociales y políticas", mientras que "varias personas seguían en prisión sin justificación legal tras haber cumplido su condena". 

Por todos estos motivos el pasado mes de septiembre el Parlamento Europeo llamó a boicotear la Expo de Dubai, como "muestra de desaprobación con las violaciones de Derechos Humanos en Emiratos Árabes Unidos". En ese sentido, la resolución pedía a las compañías anunciantes que retirasen sus patrocinios y a los Estados miembro que no participasen. La moción fue aprobada por 383 votos a favor, 47 en contra y 259 abstenciones.

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