Los ‘fat suits’: usar prótesis y maquillaje en vez de contratar actores y actrices gordos

Brendan Fraser en 'La Ballena'.

El cine es a menudo un reflejo de la sociedad y sus avances. Es por ello por lo que cada vez más minorías se ven representadas en la gran pantalla. Sin embargo, esta representación no siempre es acertada. Así lo han denunciado distintas activistas e influencers con el reciente estreno de La ballena —película que se llevó el premio al Mejor actor  y Mejor Maquillaje y Peinado en la gala de los Oscar—. 

El filme utiliza un fat suit (la traducción literal del inglés es “traje de gordo”) para su protagonista, Brendan Fraser. Estos fat suits son “trajes” que se usan a menudo en el cine o en las series para que un actor o actriz delgado parezca gordo. En cuestión de horas, con mucho maquillaje y prótesis que simulan grasa corporal, Brendan Fraser conseguía la apariencia de una persona con obesidad. 

Las críticas a los fat suits —que no se reducen a esta película— se centran sobre todo en la “falsa” representación que se hace de las personas gordas. Desde el activismo contra la gordofobia se pide que papeles como el de Brendan Fraser en La Ballena sean interpretados por actores y actrices gordos.

Abby Rose Morris, activista y presentadora del podcast More Than Tracy Turnblad —que habla sobre la representación de las personas gordas en los medios—, ha denunciado en varias ocasiones la falta de oportunidades que tienen los intérpretes con cuerpos no normativos. Estos fat suits contribuyen a que se reduzcan aún más las oportunidades de los actores y actrices gordos, ya que se elige a profesionales delgados para estos papeles. 

Para Elvira Andújar, licenciada en Psicología, los fats suits no son un buen método para visibilizar a las personas gordas: “Los fat suits no ayudan a normalizar la existencia de gente gorda en el mundo, sino que más bien tienen el efecto contrario, de una forma similar a la que lo hace el blackface —práctica por la que se maquilla a una persona blanca para que interprete un papel negro—”. Añade a infoLibre que “no mostrar a gente gorda en el cine o en la televisión fomenta la idea de que ser gordo es indeseable, tanto que para que aparezca alguien gordo tiene que ser un actor delgado con un traje”. 

Morris achaca la falta de actores y actrices gordos en el cine a la gordofobia de la sociedad combinado con el afán de enriquecimiento de la industria del cine. Mientras que se justifica la elección de un actor o actriz delgado bajo la premisa de que es la persona más adecuada para interpretar el papel de persona gorda, la activista señala que en realidad hay detrás “una decisión financiera”. “El problema no es que no haya suficientes actores gordos buenos”, sino que “no hay suficientes actores gordos que sean lo suficientemente famosos” como para vender las mismas entradas que un actor conocido con un fat suit

Para la escritora de Tienes derecho a permanecer gorda, Virgie Tovar, usar estas prótesis y maquillaje “promueven la idea de que ser gordo es temporal”, ofreciendo una visión irreal de la vida de estas personas. Tovar tiene claro que los esos papeles deberían ser interpretados por actores que sean gordos. Afirma nunca haber visto un fat suit “que no esté promoviendo un punto de vista discriminador”. 

Cuando todo gira en torno al peso

La influencer y youtuber Andrea Compton ha denunciado en varias ocasiones la infrarrepresentación que tienen las personas gordas en el cine, asegurando que si se incluyen en las tramas a estos personajes, su papel y personalidad gira en torno a su peso. 

Los actores y actrices que usan estos fat suits interpretan principalmente dos tipos de roles. Por un lado, según señala Andújar, el “antes” de una persona delgada. Se muestra la transición de un personaje gordo infeliz a un personaje delgado más feliz y aceptado. Sin embargo, el más común suele ser el de personaje secundario del que todo el mundo se ríe y que reproduce todos los estereotipos sobre gente gorda. Estos siempre están comiendo compulsivamente (a menudo “comida basura”), suelen ser más groseros y maleducados, y son el acompañante de un personaje delgado en torno al que gira la trama. 

Morris añade que “las oportunidades abiertas para los actores gordos son casi todas de comedia, por lo que pueden encasillarse allí, incluso si también son grandes actores dramáticos, pero nadie está interesado en ver eso de ellos”. 

Peligros de los ‘fat suits’ y cómo acabar con ellos

Ser gorda es tu culpa

El uso de fat suits puede contribuir a despersonalizar y deshumanizar a las personas con cuerpos no normativos, según advierte Andújar. Explica que el maquillaje y las prótesis, acompañados de los papeles estereotipados en los que se encasillan a las personas gordas, “ridiculizan y hacen pensar que ser gordo es algo indeseable que nadie querría ser”, incluso “incentiva a las personas delgadas a perpetuar la ridiculización”. 

En definitiva, los fat suits no son un buen recurso para tratar de representar a las personas gordas. La psicóloga expone cómo tener modelos a seguir y poder vernos identificados (en este caso en el cine) puede ayudar a aceptarnos, por lo que “si los únicos modelos que las personas gordas ven son personas delgadas y caricaturizadas, con los que no se van a sentir identificados, tenderán a pensar que ellos no tienen la capacidad de llegar a posiciones en las que estén empoderados”. Por otro lado, ver actores que han podido vivir situaciones parecidas a las suyas y han conseguido triunfar en el cine, pueden motivar a estas personas a perseguir aquello que quieren. 

La activista Morris tiene claro que hay que dejar de usar ‘fat suits’, y por ello propone algunas soluciones para acabar con esta estigmatización. En primer lugar, asegura que “si hay una reacción negativa generalizada por poner a actores delgados en trajes ajustados” su uso puede pasar a convertirse en “mala publicidad”. Esto podría hacer que la industria del cine dejara de lado esta práctica porque “ya no sería una decisión lucrativa”. Por otro lado, señala la importancia de “elegir actores gordos y elegirlos en una variedad de roles”. A pesar de que esto último no esté a nuestro alcance como espectadores, propone actuar “a menos escala en proyectos personajes” para dar visibilidad real a las personas gordas: “Todo importa”.

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