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Hannah Neumann: "La UE tendrá que convertirse en una potencia militar para asegurar la paz"

La eurodiputada alemana Hannah Neumann.

Harald Schumann / Maria Maggiore (Investigate Europe)

Una estructura común de defensa europea no es una idea nueva. Pero la guerra de Ucrania sí ha aportado una dinámica completamente nueva al debate. Hannah Neumann, diputada de Los Verdes alemanes en el Parlamento Europeo y miembro de su Comisión de Defensa, se pronuncia sobre los planes de la UE para una estructura militar común, su financiación y la falta de control democrático y transparencia en los temas que afectan a Defensa.

Esta entrevista forma parte de una serie sobre el poder militar europeo elaborada por Investigate Europe y en la que infoLibre colabora como único medio español [puedes leer aquí el resto de informaciones].

La Unión Europea se creó como un proyecto de paz e incluso fue galardonada con el premio Nobel de la Paz. ¿Está de acuerdo con quienes dicen que ahora es el momento de que la UE se convierta también en una potencia militar?

Para que la UE sea un proyecto de paz, sigue siendo crucial ser un actor global en la prevención de crisis y conflictos. Sin embargo, también tenemos que ser capaces de defendernos y a veces también de ayudar a quienes necesitan apoyo militar, porque defienden los valores universales que son constitutivos de la paz. Así que sí, lamentablemente tendremos que convertirnos en una potencia militar para asegurar la paz.

¿Esta estructura de defensa debe dar lugar a un ejército europeo común?

Un ejército europeo garantizaría que los países europeos no vuelvan a hacer la guerra entre sí

Creo que un ejército europeo es la idea correcta. Garantizaría que los países europeos no vuelvan a hacer la guerra entre sí y, además, ahorraríamos mucho dinero. Pero para llegar ahí tenemos que responder a algunas preguntas muy concretas sobre las normas y reglamentos bajo los que se establecería y utilizaría este ejército. Tendríamos que debatir sobre los procesos de toma de decisiones, las competencias de control del Parlamento Europeo, los mandatos y las condiciones bajo las que enviamos tropas a otros lugares, las disposiciones de seguridad colectiva y también la capacidad de utilizar armas nucleares. Mi valoración final sobre si apoyo o no un ejército europeo depende de las respuestas a estas preguntas cruciales. Por ejemplo, nunca apoyaría un ejército europeo que venga sin amplias competencias de control parlamentario. 

Pero eso supone que tendríamos que negociar cambios profundos en los Tratados europeos, que actualmente no permiten un ejército común.

Por supuesto. Si miramos los Tratados, no estamos preparados. Hasta ahora no hay una verdadera responsabilidad de la UE en materia de política exterior y de seguridad: esto sigue siendo competencia de los Estados miembros. De hecho, sólo tiene sentido hablar de avances importantes hacia un ejército europeo si también tenemos poder de decisión a nivel de la UE. Por eso creo que en lugar de mantener largos debates sobre un posible ejército europeo, que sólo se materializará cuando los Estados miembros estén finalmente dispuestos a transferir los derechos de soberanía a la UE, de momento deberíamos mejorar lo que tenemos y aplicar plenamente lo que podemos hacer en el marco de nuestros Tratados actuales.

¿Significa eso independizarse más de Estados Unidos y establecer una especie de capacidad militar común al margen de la OTAN?

No quiero que nos independicemos de nuestros aliados, porque si permanecemos juntos y perseguimos los mismos objetivos, somos más fuertes, como podemos ver ahora en el conflicto con Rusia. Sin embargo, el caso del ex presidente estadounidense Donald Trump ha demostrado que no podemos estar seguros de poder contar con Estados Unidos en cualquier circunstancia. Trump incluso puso en duda si podríamos contar con la OTAN en caso de una agresión rusa contra nosotros. Por lo tanto, tenemos que asegurarnos a medio plazo de que seríamos capaces solos de defendernos y resolver crisis en nuestra vecindad inmediata solos, si fuera necesario.

El Gobierno alemán ha decidido ahora destinar 100.000 millones de euros a la modernización de la Bundeswehr [las fuerzas armadas de Alemania]. ¿No tendría más sentido destinar este dinero a la construcción del necesario ejército europeo?

Todos en el mundo político de la UE, incluidos los franceses y los polacos, están muy contentos de que los alemanes inviertan por fin en su ejército porque saben que cuanto más fuertes sean los alemanes, más fuertes serán las capacidades militares europeas. Sin embargo, es urgente que todos los Estados miembros que aumentan el gasto militar evalúen ahora lo que la Unión Europea en su conjunto necesita realmente para mejorar su defensa: ¿Nos faltan tanques? ¿O aviones? ¿O satélites? Después, podemos acordar una división del trabajo, y adquirir y comprar con un enfoque coordinado. De este modo, podríamos ahorrar muchos miles de millones de euros haciendo que los fabricantes compitan por suministrar esas tecnologías a los Estados miembros de la UE en su conjunto, en lugar de enfrentar a los Estados miembros entre sí y subir los precios, como solía ocurrir en el pasado. Por lo tanto, deberíamos hacer una "lista de la compra de la UE" en lugar de 27 listas nacionales. Mientras no nos pongamos de acuerdo ni siquiera en estas medidas obvias, que deben tomarse de inmediato, los debates sobre los cambios en el Tratado no merecen la pena.

El historiador Adam Tooze opina que no hay ninguna posibilidad de crear un ejército de la UE, entre otras cosas porque los polacos nunca abordarían un proyecto así con los alemanes. Y sostiene que crear en su lugar un "pilar europeo de la OTAN" semiautónomo sería la opción más realista. ¿Está usted de acuerdo?

El problema de este "pilar europeo dentro de la OTAN" es que tenemos varios Estados miembros de la UE que no son miembros de la OTAN. Para mí está claro: si Rusia o cualquier otro país atacara a Finlandia o Suecia, defenderíamos a estos países como si fueran miembros de la OTAN. Lo mismo ocurre con Irlanda o Austria. Por eso nuestra infraestructura de seguridad tiene que organizarse en coordinación con nuestros aliados de la OTAN, y al mismo tiempo estar vinculada a la UE y sus instituciones y basarse en ellas.

Eso siempre que consigamos algún tipo de estructura de defensa europea. ¿Pero cómo se gobernará? Mientras todas las decisiones deban tomarse por unanimidad, ¿cómo puede funcionar, tratándose de decisiones militares que deben tomarse a menudo en horas o en un día, pero no en un mes?

Quizá la invasión rusa de Ucrania haga que todo el mundo se dé cuenta de que puede que tengamos que defender a la UE y no que cada país defienda sus propias fronteras

Este es el debate que necesitamos. ¿Queremos transferir los poderes de decisión y las autoridades a la UE? O, como alternativa, ¿debería ser el objetivo construir una estructura que nos permita trabajar más estrechamente en coaliciones ad hoc, mientras la toma de decisiones sigue siendo nacional? Si los Estados miembros optan por esta última opción, no deberíamos encubrir esta decisión y engañarnos con términos como "autonomía estratégica". De momento, no he escuchado una definición clara de lo que significa realmente o cómo se hará funcionar. Hay que reconocer que los franceses han sido los únicos que han impulsado el debate sobre una política exterior y de defensa europea en el pasado. Pero, con demasiada frecuencia, han presentado unos conceptos y un lenguaje muy bonito, pero luego han puesto en peligro los avances concretos, todo lo que llevaría a estructuras más permanentes como la Fuerza de Despliegue Rápido de la UE. Esta fuerza iba a ser inicialmente una estructura permanente y ahora, una vez más, sólo será una capacidad ad hoc. Al menos ahora se habla de la Brújula Estratégica. Quizá la invasión rusa de Ucrania haga que todo el mundo se dé cuenta de que, más adelante, puede que tengamos que defender a la UE, y no que cada país defienda sus propias fronteras. Por tanto, necesitamos estructuras europeas y no coaliciones nacionales ad hoc.

Lo que tenemos es un ambicioso programa de investigación financiado por la UE para la industria armamentística europea, el Fondo Europeo de Defensa (FED) y sus predecesores. Aquí hemos comprobado que la mayor parte del dinero va a parar a las cinco mayores empresas del sector en España, Francia, Alemania e Italia. ¿Se ajusta esto al objetivo declarado de los respectivos programas?

Soy pesimista: el lobby armamentístico que representa a las grandes empresas es muy fuerte en Bruselas

El objetivo de estos programas es distribuir el dinero entre todos los Estados miembros y que también se beneficien las empresas más pequeñas. Pero el sector de la defensa está muy concentrado y unas pocas grandes empresas tienen mucha influencia. En cuanto al FED, su aplicación ha comenzado hace poco. Hay que analizar con detenimiento si el FED es sólo un programa para subvencionar a empresas con gran poder de presión que saben cómo manejar el sistema de financiación, bastante poco transparente, o si realmente se utiliza para fomentar la competencia. Pero soy pesimista: el lobby armamentístico que representa a las grandes empresas es muy fuerte en Bruselas. En el pasado pudimos comprobar cómo dictaban párrafos enteros del reglamento del FED. Los que influyeron en el reglamento de esa manera reciben ahora la mayor parte del dinero. Al mismo tiempo, el grupo de presión en favor de la diversidad y la transparencia es débil y el Parlamento se mantiene al margen, por lo que la mayor parte ocurre en secreto y a puerta cerrada. Seguiremos presionando sobre estas cuestiones en el Parlamento Europeo, pero por ahora, algunos Estados miembros y la industria armamentística hacen todo lo posible para salvaguardar sus privilegios.

El primero de estos programas de investigación en materia de defensa, el EDIDP, se diseñó expresamente en favor de las pyme, pero las grandes empresas ganaron casi todos los contratos. ¿No merece esto una investigación parlamentaria?

Sí, absolutamente. Esto forma parte de una dilución de las responsabilidades, pasando por encima de los parlamentos y del debate público, impidiendo el escrutinio y ganando mucho dinero. De este modo, no mejoraremos la defensa de la UE, sino sólo el valor accionarial de las grandes empresas armamentísticas. El mismo problema de limitar el control parlamentario ocurre con el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz ...

... el fondo común de los Estados miembros utilizado para financiar las exportaciones de armas a los países en crisis...

... incluso mis colegas del Bundestag alemán me dicen: "¡Esto es un programa europeo, tenéis que investigarlo!". Pero no tenemos ningún derecho de control a nivel europeo, porque el Fondo de Apoyo a la Paz tiene carácter intergubernamental y no forma parte del presupuesto de la UE. Ocurre igual con muchos otros instrumentos destinados al sector de la defensa.

¿Cómo es posible que todos estos temas candentes no se discutan realmente ni se voten en el Parlamento Europeo?

Este es el problema. Nosotros, el Parlamento Europeo, estamos deliberadamente excluidos de estas decisiones. Es obvio: si queremos una defensa de la UE, necesitamos un debate europeo al respecto y el lugar para celebrar este debate es el Parlamento Europeo. En cuanto al FED, ya vemos las consecuencias de la actual falta de control: los Estados miembros presionan internamente en favor de sus estrechos intereses nacionales. Falta una estrategia global en el interés común europeo, decisiones comunes sobre qué tipo de capacidades necesitamos como UE, sobre cómo gastar el dinero. Por eso se producen debates ridículos a puerta cerrada, en los que, por ejemplo, Italia y España presionan para que se financien buques de guerra más pequeños para el Mediterráneo, los franceses para que se financien otros más grandes para el Indo-Pacífico, y los polacos en contra de un proyecto de buque financiado en común.

Pero se trata de dinero procedente del presupuesto de la UE para el que el Tratado prevé el pleno control parlamentario.

Eso es cierto. Sin embargo, la industria armamentística presionó duro a muchos parlamentarios, en particular a mis colegas conservadores y liberales. Los lobbistas advirtieron de que si los nuevos fondos de la UE, como el FED, venían con demasiadas ataduras, la industria podría no querer ese dinero en absoluto. La campaña de presión funcionó: el Parlamento, con una pequeña mayoría de conservadores y liberales, renunció a los derechos de la Cámara a controlar las decisiones en este ámbito. Esto es indignante. Si, como ciudadano de a pie, organizas un intercambio escolar transfronterizo con dinero de la UE, tienes que hacer una enorme cantidad de papeleo para que te concedan ese dinero: se comprobará cada detalle. En cambio, la industria de la defensa recibe miles de millones de euros y nosotros, como parlamentarios, sólo tenemos la opción de bloquear todo el programa o no hacer nada.

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Seamos claros: el FED refuerza las capacidades de investigación y desarrollo de la UE. La UE se involucra en un ámbito político totalmente nuevo, y esta implicación puede conducir a la producción de tecnologías letales y destructivas, lo que plantea graves cuestiones éticas y de seguridad. Por eso sería necesario un nivel adicional de control parlamentario.

¿Qué pueden hacer entonces para volver a tenerlo bajo control?

Puedo hacer preguntas, insistir en las respuestas y mantenerme firme, y, de este modo, fomentar el discurso público sobre estas cuestiones. En la situación actual, dado que los Estados miembros y la Comisión Europea quieren aumentar el presupuesto del Fondo, también podemos reabrir el debate sobre la participación parlamentaria en la selección de los proyectos de defensa que se financiarán. Espero que el Gobierno alemán cumpla su promesa, recogida en el acuerdo de coalición, de devolver al Parlamento Europeo el derecho a controlar esos gastos, para asegurarse de que participe mediante actos delegados. En mi opinión, no se trata sólo de una cuestión de principios. Quiero que los europeos cooperemos en materia de defensa, pero el dinero debe gastarse de forma correcta y estas decisiones deben ser transparentes y democráticas.

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