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Entrevista | César Strawberry

“Hay que luchar para que esta hornada de nuevos gobernantes que pretenden recortar las libertades no se salga con la suya”

La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha condenado a un año de cárcel a César Strawberry, cantante del grupo Def Con Dos, por enaltecimiento del terrorismo debido a varios comentarios publicados en su cuenta de Twitter.

Con esta decisión, se revoca la absolución del músico que dictó la Audiencia Nacional el pasado mes de julio. Considera que textos como "El fascismo sin complejos de Esperanza Aguirre me hace añorar hasta los GRAPO" o "A Ortega Lara habría que secuestrarle ahora" son mensajes de humillación y burla que "alimentan el discurso del odio, legitiman el terrorismo como fórmula de solución de los conflictos sociales".

La Plataforma en Defensa de la Libertad de Información  ha rechazado la condena al considerar que vulnera el derecho a la libertad de expresión. Y el diputado del PSOE Eduardo Madina, mencionado en uno de los tuits, se ha solidarizado con el cantante: "Dejé claro, en plena vista oral de este procedimiento, que no me sentía ofendido. Lo vuelvo a hacer hoy. Mi solidaridad con César Strawberry".

Este diario vuelve a ponerse en contacto con el artista tras conocerse esta nueva sentencia. La última vez fue cuando la Fiscalía le pedía 20 meses de cárcel.

PREGUNTA: La Audiencia Nacional te absolvió en julio, ¿cómo valoras esta nueva sentencia?

RESPUESTA: Esta sentencia la valoro con perplejidad y cierto estupor porque supone, en mi opinión, un atropello de mis derechos más elementales en cuanto a que, tal como dicta la legislación europea, si se pretende cambiar un veredicto dictado por la Audiencia Nacional, lo mínimo es escuchar al acusado. En este caso, no se ha prestado atención a todo el dosier probatorio en el que se apoya la absolución. En un mero trámite, le han dado la vuelta a una sentencia absolutoria convirtiéndola en una condena de un modo que llama la atención por su flagrante arbitrariedad.

P.: ¿A qué crees que responde la actuación de la Fiscalía?

R.: Esto responde, en mi opinión, a una estrategia de imposición de una política del miedo a nivel general para todas las personas y en la que conviene generar ciertos chivos expiatorios en los que la ciudadanía se pueda ver reflejada. Se usa para infundir miedo a ejercer un derecho fundamental recogido en nuestra constitución, como es el derecho a la libertad de expresión.

P.: Hablas de política del miedo, ¿qué dice esta sentencia de España?

R.: Dice muy poco de la independencia del Poder Judicial español, como quedará demostrado en nuestro recurso ante Estrasburgo. Primero iremos al Constitucional, pero también abrimos la puerta al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. No es la primera sentencia polémica de la Audiencia Nacional que va a llegar a Estrasburgo y, una vez más, quedará demostrado, para bochorno de todos los españoles, el nivel de penetración que tienen las ideologías políticas en una institución como el Tribunal Supremo.

Esta es una sentencia política en la cual, vuelvo a insistir, se intenta criminalizar un perfil humano al margen de los hechos porque no interesa al poder. Es lo que se llama aplicar el “derecho penal del enemigo”, término acuñado en el 85 por Günther Jakobs, que consiste en que da igual lo que hayas hecho, lo que no da igual es lo que eres, lo que representas. En este caso, es una sentencia dirigida contra lo que yo pueda representar como personaje público.

P.: ¿Entonces hablamos de un castigo ejemplarizante?

R.: Como digo, esto entra dentro de provocar un linchamiento mediático, criminalizar un perfil público con el fin de criminalizar, por extensión, a toda la gente que empatice con ese perfil público. En el caso de un rockero como soy yo, hablamos de todo su público, en fin, toda la gente que pueda sentir empatía o simpatía por mi perfil. Insisto, aquí no se está  juzgando los hechos, se me está juzgando a mí como persona y como perfil, algo que es contrario al derecho.

P.: Después de todo este proceso, ¿volverías a escribir esos tuits?

R.: Yo no he cometido ningún delito y lo voy a demostrar. Bueno, lo he venido demostrando. El juez José de la Mata archiva este caso en septiembre de 2015 y, posteriormente, la Sala Primera de la Audiencia Nacional me absuelve. Aparte, Jueces para la Democracia y su portavoz, Joaquim Bosch, ha dicho en reiteradas ocasiones que esos tuits no constituyen delito alguno. Yo sé que esa afirmación corresponde a un criterio más acorde con el decálogo de los derechos y libertades que constituyen la esencia de la Unión Europea y que defiende y vela el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

P.: ¿De qué manera te ha afectado todo el proceso judicial?

R.: Personalmente esto es una tempestad en tu vida que te puede llevar a cualquier lado. Quiero decir, hay que tener mucha templanza y tener mucha ayuda para llevar bien una situación de persecución política surrealista, porque en mi caso he escrito canciones que hablaban de esto, exactamente de esto. Canciones como Mundo chungo del año 2005, como Ultramemia, como Poco pan… en fin, canciones que escribí hace 20 años que ya hablaban de esto. Todos los hechos se han ido produciendo de una manera como si los hubiera escrito yo previamente en un guion.

Eso produce una sensación de confusión de realidad-ficción que te desestabiliza mucho y que da mucho miedo. Se pasa mucho miedo con todo esto, pero también te enseña a tener templanza y a saber que tu causa no es individual, sino una causa colectiva del derecho español. Hay que luchar por la libertad de expresión y para que esta hornada de nuevos gobernantes que pretenden trastocar y recortar los derechos civiles y libertades de la Unión Europea no se salga con la suya.

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