Memoria histórica

Homenaje a la UMD, los militares antifranquistas que se rebelaron contra el régimen

Miembros de la UMD en el homenaje organizado por el Ministerio de Defensa en 2010.

Hace 43 años, un grupo de doce militares antifranquistas se reunió en Barcelona para definir el ideario sobre el que se fraguaría la Unión Militar Democrática (UMD). Nacía, el 31 de agosto de 1974, su particular instrumento para recuperar la libertad y la democracia que el régimen se había encargado de extirpar. Este jueves y viernes, el foro Tertulias en Llanes organiza un homenaje a sus miembros bajo el lema UMD, Historia y Memoria. Las jornadas acogerán debates en torno al papel de la asociación en la Transición española y la continuidad de sus reivindicaciones ya en democracia.

infoLibre conversa con algunos de los militares que tuvieron un papel esencial en la creación y el desarrollo de esa organización. "Es fundamental recordar", considera Xosé Fortes. Sin embargo, a día de hoy, la UMD ha pasado a ser "una parte pequeñita más de la falta de memoria histórica en este país", lamenta Fernando Reinlein. Todos ellos coinciden, no obstante, en rechazar el papel de mártires. "La gente que ha sufrido, que ha sido fusilada o pasado años en la cárcel, son los que verdaderamente importan", subraya Arturo Gurriarán, "y a ellos no se les ha compensado".

"Cómo se va a defender la memoria histórica de la UMD cuando no son capaces de recuperar la memoria histórica de las miles de personas que tienen a sus abuelos o a sus padres enterrados en cunetas", se pregunta Reinlein, quien apunta, como explicación, a "un pacto de silencio organizado" por los partidos políticos durante la Transición. Con los Pactos de la Moncloa, añade José Ignacio Domínguez, las formaciones "aceptan olvidar". La UMD "no sólo ha formado parte de ese olvido, sino que ha sido perseguida durante años".

Mojar la pólvora del franquismo

"El mayor obstáculo para la Transición democrática eran las Fuerzas Armadas, el pilar fundamental que sostenía a la dictadura", subraya Fortes. Y es precisamente ahí, en la cuna de la moral y doctrina franquista, donde un grupo de militares se rebela para exigir democracia. Buena parte de la influencia llega de la portuguesa Revolução dos Cravos, el levantamiento militar que el 25 de abril de 1974 logra la caída de la dictadura salazarista. Eran conscientes los militares españoles, sin embargo, "de que después de la Guerra Civil un golpe militar sería un baño de sangre", de modo que la idea de una acción de este tipo quedó descartada al instante. "Lo que había que hacer era mojar la pólvora de aquel Ejército franquista", explica Fortes. El posterior transcurso de la historia certifica que así lo hicieron. "Los altos mandos se sintieron impotentes", añade el exmilitar gallego, quien resume lo acontecido recordando las palabras de un coronel en el mismo año 1974: "Estamos perdidos, la oficialidad joven se ha impregnado de democracia".

Fernando Reinlein resalta que "la sociedad española estaba estructurada, había partidos en la oposición, había sindicatos, había asociaciones" y que, por tanto, "la Transición la tenía que hacer la sociedad civil". En esta labor, la UMD se constituye como un apoyo y se propone el reto de impedir que "los militares ultras, que eran la mayoría, se interpusieran". Como consecuencia, el grupo de militares consigue crear "una sensación de inseguridad en el mando", lo que "dio un margen de maniobra a los partidos políticos que no habrían tenido" de otra forma. La UMD toma, tras la muerte del dictador, "contacto con los miembros de todos los partidos, con el padre del rey Juan Carlos [Juan de Borbón]" y con los principales actores que compartían el objetivo de construir un sistema democrático.

En 1975 fueron detenidos nueve de sus miembros y un año después se celebró un consejo de guerra "que fue una barbaridad", según los militares juzgados, y que derivó en una condena de 43 años de cárcel y su expulsión del Ejército.

Democracia y amnistía tardía

Con la llegada de la democracia se produce un episodio clave: la Ley de Amnistía de 1977. Los nueve condenados, sin embargo, quedaron excluidos. "Los militares se negaron y los partidos políticos tragaron", lamenta Reinlein. Con él coincide José Ignacio Domínguez, quien interpreta que la amnistía no les fue concedida "porque se pusieron de acuerdo en respetar un principio que era inadmisible en democracia: la autonomía militar". Es decir, "que los militares iban a seguir haciendo la guerra por su cuenta y no iban a estar supeditados a la autoridad civil". Arturo Gurriarán censura que, llegado el momento, las formaciones políticas "no fueron valientes" probablemente por "miedo al Ejército".

En junio del mismo año se celebran en España las primeras elecciones democráticas y la UMD, al ver cumplidos sus objetivos, se disuelve. Sin embargo, los condenados tienen que esperar hasta 1987 para recibir la amnistía, con una ampliación de la ley que incluyó también a los militares. Las condiciones, no obstante, no resultaron del todo satisfactorias. Fueron "obligados a pasar a la Reserva Transitoria" y muchos de ellos quedaron en un limbo de espera para recibir destino. A ninguno, además, le fueron reconocidos derechos económicos. "Sorprendió que Felipe González tardara cinco años desde su victoria del 82 y que la amnistía fuera tan escueta", reconoce Fortes, mientras que Gurriarán denuncia que la persecución posterior por parte del Ejército se extendió a todo miembro que tuviera relación con la UMD.

Durante los años posteriores se produjeron "intentos de que hubiera reconocimiento", señala Reinlien, pero no fue hasta el año 2010 cuando, con Carme Chacón como ministra de Defensa, el Congreso aprueba una proposición no de ley para condecorar su "valiente labor", y lo hace con el apoyo de todos los grupos, excepto el PP, que se abstiene. "El PP había votado en contra de propuestas similares hasta en tres ocasiones anteriores", continúa Fortes, "como en toda crítica al franquismo".

Hasta la fecha, los homenajes a los militares de la organización antifranquista pueden contarse con los dedos de una mano. Únicamente plataformas civiles como los Abogados de Atocha o Foro Milicia y Democracia han apostado por recuperar su historia e impedir que caiga en el olvido.

Justicia militar, la asignatura pendiente

A pesar de los avances alcanzados con el paso del tiempo, las peticiones que los militares plantearon hace hoy 43 años continúan encontrando obstáculos hasta ahora infranqueables. Expusieron, en aquel agosto de 1974, cinco medidas a nivel de política nacional y cinco a nivel militar. "Los cinco puntos nacionales se cumplieron con la Constitución del 78, pero los cinco puntos militares tuvieron bastante más problema", lamenta Domínguez.

En un principio, únicamente se cumplieron tres, y de los dos últimos hay uno que todavía se mantiene en el aire. "El cuarto se refería a los derechos y deberes de los militares, y se cumplió con la ley del 2011", continúa el que fuera portavoz de la UMD en el exilio. El quinto es, a día de hoy, la gran asignatura pendiente: la reforma de la justicia militar.

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"La actual justicia militar no sólo no incumple las peticiones de la UMD, sino que tampoco cumple con lo acordado en los Pactos de la Moncloa", según los cuales la competencia de la justicia militar se reducía a los delitos militares. Se dio entonces la paradoja de que "España ingresa en la UE estando vigente el código de justicia militar de franco del año 45", añade Domínguez, y "de aquellos barros estos lodos, estamos sufriendo todavía las consecuencias de aquel acuerdo, la justicia militar sigue juzgando a militares por delitos civiles, algo que no ocurre en ningún país decente".

En el año 2016 la reforma del Código Penal Militar incluye un mayor número de delitos civiles, como el de acoso sexual, "para que no se les escapase, porque el Tribunal Supremo dictaminó que era competencia civil e introducirlo fue la única manera de eludir dicha sentencia", señala Domínguez, que tilda la medida como una "aberración jurídica y política".

Tras más de cuatro décadas desde la creación de la UMD, sus miembros no buscan ya ser reconocidos ni recompensados. "Hicimos lo que teníamos que hacer, y ya está", resume Gurriarán. Reivindican, no obstante, la memoria y la educación como arma necesaria no sólo para entender la historia, sino para construir un escenario capaz de garantizar justicia y democracia en todos los ámbitos, sin excepción. "Cuando se hizo el ideario se renunció a pedir nada para los militares –concluye Reinlein–, sólo que se nos devolviera algo que fue nuestro y que nos quitaron".

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