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Miquel Iceta se compromete a rehacer la unidad interna en el PSC

Miquel Iceta, en una imagen de archivo en la sede del PSC.

El PSC se agarra a su timón más fiable, al dirigente que tal vez acumula más trienios en la cúpula del partido: Miquel Iceta i Llorens (Barcelona, 1960). Él es el primer candidato (y, por ahora, el único) para sustituir a Pere Navarro al frente de los socialistas catalanes, el primero que ha arrimado el hombro en medio de una enorme tempestad que dura ya varios años y que parece no tener fin. Mermado electoralmente y dividido por la consulta secesionista. Por eso Iceta situó ayer como dos de sus primeros objetivos, en caso de conseguir los 2.000 avales necesarios, "rehacer la cohesión interna del PSC" y "abordar con inteligencia y determinación el proceso soberanista". 

La cadencia de hechos dentro del partido, tras su debacle (una más) en las europeas del 25-M, en las que perdió prácticamente la mitad de sus votos (de 708.888 a 358.539) y cayó del 36% al 14,28%, se ha agolpado en los últimos días. Primero, el súbito anuncio de dimisión de Navarro, entendible por el abandono de los suyos, no tanto por la defección del heterogéneo sector crítico. Después, la bendición, por la mayor parte del aparato del partido, de Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet y diputada autonómica. Más tarde, el domingo, el brusco paso atrás de Parlon, que algunos dirigentes atribuían a que ella temía no tener las manos libres para imprimir un giro en la posición del PSC sobre la consulta, tejiendo una defensa más cerrada del derecho a decidir para imponer un distanciamiento de las tesis de PP y Ciutadans.

El mismo domingo, ante un PSC confuso y descabezado, Iceta se ofreció a ayudar. "Podéis contar con mi compromiso, trabajando desde donde haga falta y haciendo lo que sea necesario". Iceta cosechó una enorme ovación de los asistentes al Consell Nacional, el que aceptó la marcha de Navarro y aprobó la creación de una gestora, dirigida por el alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, que conducirá el PSC hasta el congreso del 19 y 20 de julio. Antes, el día 13, los 20.715 militantes elegirán en una consulta a su primer secretario. El mismo día en que los afiliados del PSOE (y del PSC) votarán al nuevo secretario general. 

Iceta formalizó su postulación ayer mismo a través de su cuenta de Twitter. No tenía mucho margen, porque este miércoles, 18 de junio, y hasta el 1 de julio, permanecerá abierto el periodo de recogida de los 2.072 avales necesarios para conseguir la candidatura (el 10% del censo). 

Iceta lanzó al mismo una web, Reconstrucción, y el lema Juntos podemos (los dos en catalán). Explicó las razones para presentar su candidatura a la primera secretaría del PSC, aunque pronto expondrá su proyecto en forma de decálogo. Entre ellas, la necesidad de disponer de un PSC "fuerte", que defienda los intereses de los ciudadanos, se haga eco de sus "esperanzas y preocupaciones" y combata las políticas de austeridad. 

No concurrirá a las primarias

Y también avanzó sus prioridades: abordar "con inteligencia y determinación el proceso soberanista", colaborar "en la renovación del PSOE", rehacer la "cohesión interna del PSC" y preparar las municipales de 2015 –el partido había tenido hasta 2011 una solidísima implantación local– y dirigir el PSC hasta el próximo congreso ordinario, que será "cualquier cosa menos ordinario", previsto para 2015, porque tendrá que "renovar" las ideas, "innovar" en las formas de hacer política y "reconectar con la sociedad catalana, a través de un proceso de debate participativo". A estas cinco tareas suma la de llevar a buen término las primarias abiertas para elegir al próximo candidato a la Generalitat, primarias a las que él no concurrirá, según indicó expresamente. 

Para convencer a sus compañeros, Iceta ofrece "experiencia política", su capacidad de "análisis, trabajo en equipo y comunicación", su talante "abierto e integrador", su "dedicación exclusiva" al no tener que compatibilizar su liderazgo con la gestión pública –Parlon se retiró, dijo, porque no veía forma de compaginar su cargo de alcaldesa con la primera secretaría y su escaño en el Parlament– y su capacidad de ejercer la labor de oposición al Govern de Artur Mas, ya que él es diputado en la Cámara autonómica. 

De lo primero, su experiencia, apenas hay duda. Entre 1984 y 2011 formó parte de la ejecutiva del PSC, y hace pocos meses volvió a ella a petición de Navarro. Fue concejal en Cornellà a finales de los ocheta y, ya en los noventa, director del Departamento de Análisis del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, en los tiempos de Narcís Serra. Ocupó un escaño en el Congreso de 1996 a 1999 y, desde entonces, fue elegido diputado en el Parlament, donde fue portavoz socialista durante casi una década y donde ahora ejerce como secretario primero de la Mesa. José Montilla le nombró viceprimer secretario bajo su mando.

Además, ha mantenido una relación fluida y constante con el PSOE (en cuya ejecutiva se sentó de nuevo este año) y con Madrid. Su huella está presente en el Estatut de 2006 y en la Declaración de Granada Declaración de Granadaque el partido aprobó hace casi un año, y que suponía la apuesta por la España federal frente a las tesis soberanistas o inmovilistas. En 2011 también se ofreció como primer secretario, pero luego se retiró al cuajar la candidatura de consenso en torno a Navarro.

Reunión con Àngel Ros 

Iceta quiso hilar fino en sus primeros pasos como precandidato. Se reunió con el diputado y dirigente del PSC de Tarragona Xavier Sabaté –uno de los que aconsejaron a Navarro que liderase cambios profundos– y con uno de los jefes de la corriente crítica Agrupament Socialista, Àngel Ros, alcalde de Lleida. Tras su encuentro con este, escribió en Twitter: "He constatado que podemos hacer muchas cosas juntos". 

A la salida, Ros elogió el paso al frente de Iceta. "Me ha sorprendido favorablemente su candidatura", dijo a los periodistas, aunque evitó darle apoyo explícito, a la espera de los resultados de su negociación con él, que seguirá en los próximos días. "Los que conocemos a Iceta sabemos de su capacidad de generar grandes consensos. Ahora tenemos que trabajar y hablar mucho varios compañeros del partido. Al final, el objetivo es que seamos capaces de reconstruir el espacio socialista y de ampliar nuestra base", aseguró, informa Europa Press. 

Ros, en conversación con este diario, vio como "posible" que pueda haber una candidatura de unidad en torno a Iceta, aunque "no hay nada cerrado". El alcalde de Lleida le planteó que, aunque el PSC se dirija a un cónclave extraordinario, en el que sólo se releva la dirección, ha de hacerse una "revisión del proyecto". "Yo he sugerido una Conferencia Política para hablar de la línea ideológica, y es verdad que había que organizar el congreso para ya, porque no puede haber vacío de poder, pero sí caminar hacia esa conferencia. Además, Miquel debe saber rodearse de una ejecutiva plural y de integración". Iceta se seguirá reuniendo con más sectores del PSC y Ros, a su vez, con sus compañeros de Agrupament. El regidor leridano, en cualquier caso, no está en ningún caso por la escisión. "No lo deseo y confío en que no la haya", subrayó. 

Avancem sopesa presentar alternativa

Sin embargo, otros miembros del grupo crítico, muy fragmentado internamente pero con una sensibilidad soberanista en común, discrepan del planteamiento de Ros. Así, en el entorno de Joan Ignasi Elena, líder de la corriente Avancem y uno de los tres diputados díscolos del Parlament, se considera como un "error" el postulamiento de Iceta. "Muestra la voluntad de enrocamiento, un planteamiento continuista, regresivo. Lo preocupante no es la persona, Miquel, sino el proyecto, la orientación política. Si alguien cree que basta con cambiar de caras para salvar al PSC, se equivoca", señalaron fuentes próximas a Elena. Avancem duda entre presentar una candidatura alternativa o bien marcharse del partido. Lo comunicará mañana miércoles. A su vez, Agrupament ya tenía convocada para el 4 de julio una asamblea constituyente para analizar su estrategia. 

Parlon declina suceder a Navarro al frente del PSC

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También vieron con malos ojos el paso al frente de Iceta desde el círculo de otra parlamentaria discrepante, Marina Geli, otra de las cabezas visibles de Agrupament. Geli es de las que cree que hace falta no una "reconstrucción" del PSC, sino una completa "refundación". Ello exige, a su juicio, una reorientación de la posición de la cúpula sobre la hoja de ruta soberanista, de la que se apartó en noviembre de 2013. "¿Cómo quiere rehacer la unidad del PSC? ¿Sobre qué proyecto? ¿Cómo quiere articular la relación con el PSOE?", se preguntaban los cercanos a la diputada, que no obstante reconocían una "ventaja" a Iceta: su buen conocimiento de la formación. 

En los próximos días se conocerá, pues, si hay rival, si más jinetes pugnan por el liderazgo de un partido en sus horas más bajas. En el círculo de Iceta reconocían que lo más probable es que se consiga armar la unidad en torno a él entre los capitanes del partido –el aparato del PSC, los alcaldes metropolitanos– y los críticos más moderados, como Ros. "La minoría se está fracturando, e incluso el obiolismo [el grupo nucleado en torno al histórico Raimon Obiols] quiere coser por dentro. Miquel es de la vieja guardia, no garantiza la renovación pero eso se hará en las primarias y en el siguiente congreso. Pero tiene una autoridad moral indiscutible. Es una de las mejores cabezas, sino la mejor, del PSC. Y ahora vienen curvas".

Un recorrido muy díficil con la consulta soberanista del 9 de noviembre a la vuelta de la esquina y un partido tocado y hundido en las urnas. Un PSC que le pasa como a los espaguetis, en un símil feliz que utilizó el presidente de la gestora, Josep Fèlix Ballesteros: bullen, pero luego están al dente. "Que el PSC está hirviendo, no lo debemos negar, pero no peligrosamente, sino democráticamente. Que hierva el partido no significa que esté en descomposición o destrozado". 

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