COMUNICACIÓN POLÍTICA

Por qué no hablar de Jaime del Burgo es una mala noticia para el periodismo

Felipe VI y la reina Letizia durante la reunión del Patronato de la Fundación Princesa de Girona.

“El escándalo dentro de la monarquía española”. Hace unas semanas, el británico The Times llevaba este titular a su portada junto a una imagen de la reina Letizia. Todo empezó con unos tuits de su excuñado, Jaime del Burgo, en los que afirmaba que habían sido amantes. Una revelación de cuestionable fiabilidad y tintes machistas que se ha convertido en tema de conversación y ha sido noticia en países de nuestro entorno.

Más allá de algunas columnas de opinión y una portada de la revista Lecturas, el silencio en la prensa española ha sido significativo. La mayoría de periódicos y programas de televisión y radio han optado por no entrar al tema. Estos días, algunas voces en redes sociales criticaban a los medios españoles de volver a tapar los trapos sucios de la monarquía, como ocurrió durante décadas con el rey emérito. Este tema, sin embargo, tiene un debate más complejo.

En la actualidad, el hecho de que los periodistas no informen sobre un asunto no quiere decir que la gente no lo vaya a conocer. Ceder este espacio a portales que tratan el tema de manera sensacionalista, lejos de acallar el tema genera más desinformación. Como explica el periodista y jefe editorial del Instituto Reuters, Eduardo Suárez, “meter la cabeza debajo de la tierra como un avestruz en un tema como este no es una opción. Ignorarlo del todo es contraproducente porque tiene un impacto en nuestra credibilidad”.

Por su parte, la decana de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Navarra, Charo Sádaba, entiende que los medios españoles no hayan dado pábulo a estas declaraciones de Jaime del Burgo por lo complejo que es abordarlo y “porque el actor principal de la noticia, la Casa Real española, nunca va a decir nada. Ni a confirmar ni a desmentir”. Cree que “esta comunicación de crisis responde a un entorno informativo antiguo: dar la callada por respuesta hasta que el asunto muere”.

La falta de rigor en la cobertura internacional

El diario británico The Telegraph apuntaba a Juan Carlos I como responsable de la filtración de estos rumores contra Letizia, aunque su principal fuente eran unas declaraciones de Federico Jiménez Losantos en la radio. Esto ha provocado que, desde fuera del periodismo español, haya habido quien ha criticado que algunos medios internacionales de prestigio no hayan seguido los mismos estándares éticos que utilizarían en sus propios países

“Creo que en Reino Unido la prensa seria no cubriría de esta misma manera si una persona dijese en Twitter que ha tenido una aventura con Kate Middelton. En algunos artículos se titulaba ‘La familia real británica golpeada por acusaciones...’, cuando realmente la gente que no usa redes sociales no se ha enterado mucho del tema”, explica un periodista extranjero residente en España. 

Por su parte, la profesora de Redacción periodística de la Universidad Complutense de Madrid Montse Mera opina que nos encontramos ante “una oportunidad estupenda para que en España cada medio de comunicación reflexione e informe a sus lectores con trasparencia de por qué ha decidido informar o no del asunto, con motivos profesionales y no por intereses particulares o miedos”. 

Cómo abordar el tema desde el periodismo: investigar y dar contexto

Una de las primeras cuestiones que se deberían plantear en la cobertura de este asunto es hasta qué punto es noticia que el excuñado de la reina haga esta insinuación. “Lo fundamental es que tenga interés público porque los rumores y las suposiciones que afectan a la vida privada no deberían ser noticia”, afirma la profesora de Ética y Deontología de la Universidad Complutense Elena Real. “Si hubiera habido un gasto de dinero de nuestros impuestos en seguridad, hoteles o viajes sí que tendría relevancia pública”, añade Eduardo Suárez

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En un escenario en el que los medios de comunicación ya no tienen el monopolio de la información, este tema se debería investigar y abordar desde otros ángulos. Poner el foco en qué intereses políticos puede haber detrás de estas revelaciones: quién es Jaime del Burgo, qué pruebas tiene de lo que dice, por qué menciona a Pedro Sánchez en sus tuits o por qué ha elegido este momento de crispación política, con el debate sobre la ley de la amnistía abierto, para intentar debilitar a la monarquía después de tantos años callado. 

Mientras muchos medios evitan el tema, la desinformación y la rumorología campa a sus anchas en redes sociales, erosionando la imagen de la reina Letizia. “Cada paso atrás que damos los periodistas, cada espacio informativo al que renunciamos, va a ser ocupado por otra persona. Y en la mayoría de los casos esta persona no va a ser periodista ni a concebir la información como una responsabilidad social propia de una democracia”, concluye la profesora Montse Mera

 

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