4M | Elecciones en la Comunidad de Madrid
Objetivo, conjurarse contra la abstención: tres perfiles distintos para apelar hasta al último votante de izquierdas en Madrid
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No habrá finalmente un frente común a la izquierda de los socialistas el próximo 4M. Más Madrid ha decidido este martes, tras una reunión de su dirección que se ha prolongado durante algo más de una hora, declinar la oferta del vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, de conformar una candidatura conjunta de cara a la cita con las urnas. El rechazo despeja ya la principal incógnita alrededor del espacio progresista. Y sitúa a las tres formaciones políticas en la batalla contra la actual presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Obviamente, todos los partidos son conscientes de que pugnarán por un electorado común en muchos casos. Sin embargo, pretenden plantearlo como una suerte de "competición virtuosa" que permita movilizar al mayor número de electores posibles. Para ello, tanto desde las filas moradas como desde las verdes consideran fundamental evitar una campaña con acusaciones y reproches que termine dejando a votantes en casa. Porque el objetivo, dicen algunas fuentes pulsadas por este diario, pasa por sacar al máximo número de personas de la bolsa de abstención registrada en los últimos comicios autonómicos.
El anuncio de que Iglesias dejaba el Ejecutivo central para bajar a la arena política madrileña supuso un terremoto de enormes dimensiones en la región –demasiado acostumbrada a los seísmos en los últimos días– y colocó toda la presión sobre una posible candidatura de unidad sobre Más Madrid. La oferta repentina no sentó nada bien en la formación que capitanea Mónica García. Principalmente, porque se enteraron de ella a través de unos medios de comunicación que a mediodía comenzaron a difundir un vídeo enviado por el vicepresidente a la militancia. No obstante, el desembarco de un perfil tan fuerte como el de Iglesias en las filas moradas también causó alivio dentro del partido verde. "La semana pasada estábamos muy preocupados porque veíamos que en Podemos podían tener dificultades para llegar al 5% –la fina línea que separa la representación parlamentaria de la pérdida de miles de papeletas–. Por eso, nos tranquilizó el paso dado por Iglesias, porque asegura que ninguna candidatura se quede por debajo de la barrera", explica al otro lado del teléfono un dirigente de la formación.
Una vez digerido el golpe de efecto, se sucedieron las reuniones para analizar "la situación" tras el ofrecimiento de los morados a una candidatura conjunta. "Teníamos que hacer una valoración seria y correcta de lo que había sucedido", señalan las fuentes pulsadas. Por la tarde, se produjo un encuentro al máximo nivel, en el que estuvieron presentes la líder autonómica de Más Madrid, Mónica García; los coportavoces del partido a nivel regional, Manuela Bergerot y Pablo Gómez Perpinyà; la portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre; y el líder de Más País, Íñigo Errejón. Sin embargo, la decisión final correspondía a la Ejecutiva regional, que a primera hora de este martes se reunió de urgencia para zanjar el asunto. Una hora después, la decisión estaba tomada. Desde la dirección aseguran que apenas hubo debate. Que la posición generalizada era la de concurrir a las urnas con una candidatura propia encabezada por García. Tanto es así que en las últimas horas ni siquiera llegó a producirse un encuentro formal con los morados para explorar esta vía. Eso sí, reconocen que hubo algún intercambio de mensajes con el líder de Podemos en tono cordial.
En Más Madrid no acababan de ver la opción de conformar una lista de dos formaciones. Y tampoco consideraban que la propuesta de Iglesias fuese "del todo sincera". "Forma parte del show y el espectáculo alrededor de esta cuestión", dicen fuentes de la formación. De hecho, explican a este diario que en los días previos a que el vicepresidente del Gobierno diera la patada al tablero político se tanteó "a través de terceros" la posibilidad de conformar un frente a tres –Más Madrid, Podemos y el PSOE– de cara a la cita con las urnas. Sin embargo, completan esas mismas fuentes, la opción que se estuvo barajando no tuvo eco.
"Políticamente somos espacios distintos"
Ahora, con la incógnita ya despejada, ambas formaciones ponen sus ojos en el largo camino que queda hasta la cita con las urnas, que arranca a finales de mes con el registro de las listas. En Unidas Podemos consideran que el golpe en la mesa de Iglesias aleja definitivamente el fantasma del 5%. De hecho, en las últimas generales, las de noviembre de 2019, la lista que el actual vicepresidente encabezaba en Madrid consiguió el 13% de las papeletas. En las filas verdes también están convencidos de que rebasarán la barrera que abre las puertas de la representación en la Asamblea de Vallecas. En la formación liderada por García creen que el suelo electoral que tienen es lo suficientemente sólido como para poder estar tranquilos. Ni siquiera en las generales en las que Iglesias era la cara visible de Unidas Podemos cayó Más País en la región por debajo del 5% –obtuvo un 5,6% de los sufragios–, si bien es cierto que las comparaciones entre autonómicas y nacionales hay que cogerlas con cuidado en tanto que el comportamiento de los electores puede variar dependiendo del tipo de comicios.
En Más Madrid no creen que vayan a tener una fuga de votos importante hacia los morados. "Políticamente somos espacios distintos", sostiene un diputado. Es cierto que buena parte de los votantes de la esfera de Más Madrid vinieron de Unidas Podemos. Sin embargo, por lo general los electores de este espectro no tienen buena opinión de Iglesias. En el barómetro electoral de febrero, el 16,8% de los de Más País dieron al líder de los morados la valoración de "muy mal". Y solo el 5,5% le situaron como su candidato favorito para el Gobierno. Por eso, en el partido creen que el hecho de ir en tres listas separadas puede ayudar a ensanchar más la base de votantes progresistas de cara al 4M. Es la famosa "competencia virtuosa" a la que lleva años haciendo mención el propio Errejón. Un espacio de colaboración entre las tres fuerzas políticas que permita que los socialistas puedan arrastrar a esos votantes ubicados más en el centro, los verdes aglutinar a aquellos progresistas que no votarían ni al PSOE ni a Podemos y los morados ampliar la base electoral al máximo hacia la izquierda.
La formación verde asume que Ayuso va a buscar permanentemente la confrontación con Iglesias. De hecho, la presidenta madrileña no ha tardado en cambiar su lema "socialismo o libertad" por "comunismo o libertad". Una polarización que, creen, "no beneficia" ni a su candidata ni a la cabeza de cartel del PSOE, Ángel Gabilondo. También juega en contra el hecho de que García es menos conocida que los otros dos candidatos de la izquierda. No obstante, también tiene algunas fortalezas. Una de ellas, dicen, es que es la única candidata. Otra, que su perfil tiene rasgos que no tienen el resto: lleva una década de trayectoria confrontando con los distintos Ejecutivos conservadores y ha estado volcada en la lucha contra la pandemia como sanitaria en el Hospital Doce de Octubre. "Además, somos la única fuerza netamente madrileña y que ha levantado con mayor firmeza la bandera de lo verde", dice un dirigente del partido. Este es uno de los elementos distintivos con los que creen que pueden confrontar con el resto de formaciones de la izquierda madrileña.
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"Una participación amplia nos beneficia"
El objetivo fundamental, apuntan a uno y otro lado, pasa por evitar que los electores se queden en casa. "En las últimas autonómicas no fueron a votar 1,5 millones de electores. Todo va a depender de la capacidad que tengamos para llevarles a las urnas", reconoce una diputada regional de Unidas Podemos. Históricamente, dice, la "mayor parte de la abstención" tiende "más a ser de izquierdas que de derechas". "Por lo tanto, una participación amplia nos beneficia", dice. Según un estudio elaborado por SocioMétrica para El Español una semana después de la cita autonómica de 2019, más de 300.000 de las papeletas que no fueron introducidas en las urnas eran de votantes que en las generales de abril habían dado su respaldo al PSOE y a Unidas Podemos, mientras que casi 250.000 más procedían de quienes habían dado su apoyo a Ciudadanos. Un caladero naranja del que quizá las formaciones progresistas también puedan rascar algo. "Son votantes que en algunos casos no se mueven en clave de izquierda o derecha, sino de partidos viejos o nuevos. Eso también es una oportunidad", dice un diputado de los de García.
Pero para que la ventana de oportunidad que se ha abierto antes de tiempo para expulsar a Ayuso de la Puerta del Sol no se termine convirtiendo en un sonado fracaso, ambas formaciones son plenamente conscientes de que deben dejar de lado las rencillas para plantear una campaña en clave de "entendimiento y cooperación" en la que se deje "claro" que si los números dan habrá un Ejecutivo de izquierdas. Es decir, que cada formación potencie sus propias virtudes. Saben que quince días de intercambio de navajazos terminarían por desmovilizar al electorado. "Tiene que ser lo más limpia y blanca posible", dice una parlamentaria. Es cierto que el rechazo a una candidatura conjunta ha venido acompañado de algún dardo a Iglesias por parte de García. Sin embargo, en el partido verde aseguran que su intención es evitar en todo momento la confrontación. "No se va a escuchar en público un solo reproche por nuestra parte", dice una fuente con responsabilidad. En los morados, las palabras de la líder de Más Madrid no han gustado. Pero también coinciden en que se tiene que evitar el enfrentamiento. "A partir de aquí, tenemos un enemigo común: Isabel Díaz Ayuso", dicen.