PARTIDO POPULAR

El PP se abona al discurso ‘trumpista’ que cuestiona y erosiona el funcionamiento institucional

Ayuso y Feijóo en un acto en Madrid

“Es insensato lo que pretende hacer este Gobierno, y es, con los recursos de todos los españoles, perpetuarse en todas las instituciones y tener a la oposición en la cárcel como en Nicaragua. Esto es lo que están pretendiendo”. Esta gravísima acusación salía de la misma presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, este lunes en El programa de Ana Rosa.

Una afirmación sin ninguna base y que ni ella misma supo argumentar de manera sólida horas más tarde ante las preguntas de los periodistas. Una línea roja sobre el funcionamiento de la propia democracia en España, acusando al Ejecutivo de intentar rebasar los límites constitucionales. Pero que ha contagiado en unos días todo el discurso público de los populares.

Las palabras de Díaz Ayuso suponen ahondar en la estrategia practicada allende el Atlántico por Donald Trump de erosionar y cuestionar el propio sistema democrático en su beneficio político y para vencer a sus rivales creando dudas sobre su legitimidad e intenciones en el poder. 

En plena huelga de la sanidad madrileña por el caos en el nuevo sistema de urgencias extrahospitalarias, la presidenta y su entorno intentan ahondar en este intento de deslegitimar al Gobierno central con acusaciones que afectan al propio sistema institucional. "Es una hoja por detrás, donde el rey (emérito, Juan Carlos) es uno más, es una víctima, la figura de la monarquía es una más, diría una víctima, algo más que hay que quitar del medio, como toda institución que le recuerda a Sánchez dónde están los límites, no digamos el Poder Judicial", lanzó también Ayuso, que acusó al socialista de querer “recuperar la república”.

Las acusaciones de Feijóo desde Argetina

Pero esa línea ‘trumpista’ que ha seguido Díaz Ayuso desde hace meses se ha extendido ya a la nueva dirección del Partido Popular, que llegó con un discurso de moderación en el pasado congreso de Sevilla para sustituir a Pablo Casado. Pero es que ha sido el propio Alberto Núñez Feijóo quien ha abrazado estas tesis y desde Argentina el martes se unía a estas teorías: “Uno de los tics del populismo es deslegitimar las instituciones, las internas y, en consecuencia, las externas. En mi país, España, acabamos de ver, cuestiones que no habías visto nunca”. Ahí citó el CIS, el CNI y el INE. Con esta conclusión: “Desprestigiar las instituciones en el interior es un sistema para ir cambiando el régimen democrático que se basa en una serie de pesos y contrapesos, con instituciones que no puede el Gobierno fagocitar”.

De esta manera, tanto Feijóo como Ayuso ponen en cuestión el propio funcionamiento del sistema ahora mismo en España y dibujan a un Gobierno con tintes autoritarios. Todo ello en un contexto en el que, al contrario, es el propio Partido Popular el que ha suspendido las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial. El órgano de gobierno de los jueces lleva bloqueado desde hace cuatro años por la negativas de los populares a pactar los nuevos nombres y ya han dado hasta veinte excusas diferentes para incumplir la Constitución.

Estos ataques del Partido Popular, poniendo en cuestión el funcionamiento institucional de España, también coinciden con el proceso electoral de las midterms en EEUU, donde el partido republicano está imbuido en la espiral marcada por el expresidente Donald Trump, que cuestiona la propia legitimidad de la victoria de los demócratas en las pasadas elecciones. Durante esta campaña, el exinquilino de la Casa Blanca proclamó falsamente: “Me postulé dos veces, gané dos veces. y la segunda vez me fue mucho mejor que la primera”.

La línea de la supuesta ilegitimidad del Gobierno es algo que también en España se ha exportado durante esto años. El líder de Vox, Santiago Abascal, considera “ilegítimo” el actual Ejecutivo porque dice que llegó al poder basándose en mentiras. Pero también el antiguo líder del PP, Pablo Casado, llegó a calificar a Sánchez de “ilegítimo” porque “juró defender España y no lo está haciendo”.

Y todos los cargos del Partido Popular actuales se suman a la teoría de la supuesta colonización de las instituciones por parte de Pedro Sánchez. Siempre citan ejemplos con la Fiscalía General del Estado o el Consejo General del Poder Judicatura. Pero nunca recuerdan que el sistema es el mismo de elección que cuando estaban en el poder y, por ejemplo, Mariano Rajoy, teniendo incluso mayoría absoluta, no se planteó ninguna modificación de las normas.

Cargos del Gobierno y del PSOE ven con preocupación esta deriva del PP, tanto por lo que supone para las instituciones como por el mensaje que puede calar en ciertos sectores de la sociedad. La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, tachó de “muy graves” las afirmaciones de Feijóo, poniéndo énfasis en que incluso se habían hecho fuera de las fronteras españolas. Esto, en su opinión, el expresidente de la Xunta pone en “cuestión la democracia” española, criticando los principios básicos de convivencia y “haciendo un llamamiento al odio”.

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Esta deriva del Partido Popular también se dejó ver en el vicesecretario de Acción Institucional, Esteban González Pons, quien el pasado mes de julio sugirió que Sánchez quería controlar empresas para influir en las elecciones. Sus críticas iban destinadas hacia Indra, la empresa que gestiona desde hace más de dos décadas los datos del escrutinio. 

Sobre el jefe del Ejecutivo, dijo entonces: “Tras las elecciones andaluzas, se ha lanzado al control de Indra, al control del Tribunal Constitucional, y al control del INE. En cuatro días, Indra, el TC y el INE. ¿Por qué? Porque ha perdido las elecciones en Andalucía. El presidente Sánchez no sabe perder. Se han dicho de él muchas cosas, pero reacciona mal cuando quiere. Mire, el CIS hace las encuestas electorales, el INE el censo, e Indra cuenta los votos”. Después intentó rebajar sus palabras señalando que no veía posible un intento de manipulación. Sobre votaciones también habló su anterior jefe, Pablo Casado, que en su día dijo que la votación de la reforma laboral había sido un “pucherazo”.

Durante las últimas horas el PP también ha vuelto a sacar otro argumento que la derecha política y mediática ha utilizado desde que gobierna Sánchez: es un “okupa” del poder. Este planteamiento ya de hecho supone rechazar que se trata de un Gobierno elegido por la mayoría de los ciudadanos. El encargado de resucitar estas teorías este miércoles fue Enrique Ossorio, uno de los hombres fuertes de Isabel Díaz Ayuso y portavoz de la Comunidad de Madrid. Su planteamiento fue que el dirigente socialista quiere “socavar el esqueleto constitucional” y practica un “continuo desprestigio y okupació de las instituciones” como el “CIS, el INE, empresas con capital privado como Indra o con el intento de asalto del Poder Judicial”. Con la misma teoría: "Creo que la libertad está en juego por lo que el Estado de Derecho y las instituciones básicas están también en peligro. Desgraciadamente padecemos una regresión democrática. Sánchez ha demostrado que para perpetuarse en el poder haría lo que fuera".

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