La derecha arrolló el mapa extremeño el pasado domingo. El antaño feudo del PSOE se ha escorado hacia un PP y Vox que sumaron el 60% de las papeletas, doce puntos más que en 2023. Según análisis preelectorales como el de 40dB., se ha producido un 11% de fugas del PSOE al PP, mientras que la formación de Alberto Núñez Feijóo habría perdido un 12% de sus votos de 2023 en dirección a Vox. La extrema derecha fue, sin duda, la que más creció. En dos años y medio ha pasado del del 8,13% al 16,90%. No solo ha doblado en porcentaje, sino que ha ganado cerca de 40.000 votantes nuevos, una subida exponencial en una comunidad como Extremadura y con una participación situada en el 63%.
¿Qué conclusiones podemos extraer de estos comicios? "En estas elecciones hay una combinación clara de factores que explican los resultados: voto de protesta, castigo al bipartidismo y normalización de Vox como opción política. Pero la clave estructural es la abstención: estamos ante las autonómicas con más abstención desde 1983, un 37%. Cuando la participación cae, el peso del voto ideologizado y disciplinado aumenta, y Vox lo es", explica Anna López, politóloga, experta en análisis electoral y autora de La extrema derecha en Europa (Tirant, 2025).
También se ha producido una "derechización del clima político y del agotamiento de marcos discursivos que hasta hace poco eran eficaces, como el miedo a Vox para movilizar al electorado progresista y parte del votante moderado del PP", según la politóloga. En las elecciones celebradas en 2019, la formación de Santiago Abascal no logró alcanzar el 5% necesario para hacerse hueco en la Asamblea —se quedó en el 4,7%—. En solo seis años, Vox ha pasado de 28.849 a 89.360 votos, cuadriplicando sus resultados. Para ello ha sido clave, "la normalización" de la formación de Abascal. "Hoy, uno de cada tres votantes del PP lo ve como su segunda opción, el doble que hace dos años", apunta.
A juicio de la experta, Vox ha dejado de ser "un fenómeno coyuntural" y se ha consolidado "como actor estructural, con mayor legitimidad electoral y capacidad para imponer sus condiciones". López añade, además, que el principal damnificado es el PP ya que pese a que "gana poder institucional, pierde hegemonía cultural". A la extrema derecha le ha ido mejor en las localidades de más de 50.000 habitantes, en las que ha obtenido un 18% de los votos, frente a las pequeñas, con un 15%. "Vox casi empata al PSOE en Cáceres y Mérida, y lo supera en Badajoz", analiza.
El termómetro extremeño
Podría decirse que las elecciones extremeñas han funcionado como un termómetro avanzado de lo que podría ocurrir a nivel nacional y de ese giro a la derecha del electorado. Los datos del CIS lo respaldan: el autoposicionamiento ideológico medio en Extremadura se sitúa ya en el 5,37, casi dos décimas por encima del centro y claramente por encima de mediciones anteriores. "Este desplazamiento no es homogéneo: se concentra en el bloque de derechas, donde tanto el electorado del PP como el de Vox se mueven hacia posiciones más duras. No es solo que Vox crezca, es que el conjunto del espacio conservador se desplaza a la derecha", afirma López.
El consultor Eduardo Bayón coincide y señala que este desplazamiento hacia la derecha "es global" y se produce de forma "más o menos sistémica" desde la crisis de 2008. En clave española, cree que el carrusel electoral diseñado por el PP para desgastar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, puede "ser contraproducente" para ellos "porque va a tener una mayor dependencia de Vox y una mayor fortaleza de los de Abascal para negociar". "Cuánto más crezca Vox, más difíciles pueden ser los acuerdos y más ruido de fondo puede haber", subraya el consultor.
Respecto a la derechización del electorado, Bayón ya apunta a que el auge de Vox será incluso mayor en otros territorios, por encima del 20% e incluso cerca del 23% en Castilla y León, que deberá ir a las urnas en el mes de marzo. Así, cree que el adelanto de Guardiola ha servido para constatar a Vox "como el partido de moda" porque la sensación es que ellos han sido "los verdaderos ganadores", tal y como lleva repitiendo Abascal desde el domingo.
López también considera que, a corto plazo, "Vox es sobre todo una amenaza para el PP" porque es lo que denomina "su adversario real": dos partidos que compiten por el mismo espacio político y por los mismos votantes. "Vox ha crecido fundamentalmente a costa del electorado popular, al que se suman nuevos votantes especialmente jóvenes de 18 y 19 años que votan por primera vez y una parte del electorado que antes se abstenía". A eso se le suma que Feijóo "arrastra problemas de liderazgo y una identidad cada vez menos diferenciada de la extrema derecha" que afecta al PP en su conjunto.
Réplicas en otros territorios
Lo cierto es que Vox no es un socio menor ni coyuntural: condiciona gobiernos, discursos y prioridades. Allí donde crece, obliga al PP a competir en radicalidad o a depender políticamente de él, debilitando su perfil de partido de gobierno. Según los expertos, lo ocurrido en Extremadura es extrapolable a otros territorios "donde ya se observa el mismo patrón", en palabras de López, y que ya ha encendido las alarmas en el PP.
El presidente andaluz, Juanma Moreno, admitió el lunes antes de la Junta Directiva Nacional que le "preocupa" el auge de Vox en Extremadura y sostuvo que "así es muy difícil tener una mayoría absoluta en cualquier territorio". "Vox solo empezará a bajar cuando entre en los Gobiernos y asuma responsabilidades", fue el análisis del barón del PP, que cree que así se podrán "desmontar sus políticas, que no son viables en muchas ocasiones".
Bayón y López están de acuerdo. El primero cree que el PP "tiene motivos para preocuparse" porque "con el único con el que puede pactar" a día de hoy es con Vox. "Eso también llevará a que haya voces que pidan al PSOE o a la izquierda que faciliten las investiduras del PP, cosa que es inviable en este contexto", considera. Además, también creen que Vox no dejará de ser un amenaza y que la movilización de la ultraderecha derecha se mantendrá "mientras perciba amenazas culturales o identitarias claras y un enemigo muy claro que está cada día en la agenda: Sánchez y la izquierda", sintetiza la politóloga.
¿Podemos hablar de un sorpasso a medio o largo plazo?
Vox está convencido de que todavía no ha tocado techo. Así lo trasladan en privado dirigentes de la primera fila del partido. Y ambos expertos coinciden. "La extrema derecha puede atravesar fases de estancamiento o retroceso puntual, pero su evolución debe analizarse en clave estructural y comparada, no coyuntural. La experiencia europea demuestra que banalizar a la extrema derecha es un error recurrente y profundamente equivocado", señala López.
Aunque son prudentes respecto a un posible sorpasso a corto plazo, no es una opción descabellada a medio o largo plazo. Y citan ejemplos concretos como el caso de Franca, "especialmente ilustrativo" en palabras de la politóloga. "La extrema derecha francesa nace en 1972 y durante años fue considerada marginal. Sin embargo, en 1984 da un primer salto decisivo al obtener 10 escaños en el Parlamento Europeo, lo que supone su entrada real en las instituciones y el inicio de un proceso largo de normalización política. A partir de ahí, su crecimiento no es lineal, pero sí acumulativo". En 2027 su candidata, si nada se lo impide, luchará por ser la primera fuerza en las elecciones presidenciales.
Bayón se detiene también en el caso de Portugal, aunque también señala que hay que mirar a Italia, donde la extrema derecha gobierna y encabeza las preferencias electorales, y a Reino Unido, donde el desplazamiento del debate hacia marcos identitarios y autoritarios ha reconfigurado el sistema político, incluso sin que la extrema derecha gobierne directamente. "En Portugal hay tres principales partidos en plena pugna: los socialistas, los conservadores y la ultraderecha. Y en España vamos a ver cómo esos partidos van a sumar entre los tres el 75-80% de los votos".
A juicio de López, la lección europea es clara. "La extrema derecha no necesita ganar rápido para ganar influencia. Le basta con tiempo, normalización y con que el resto del sistema político subestime su capacidad de arraigo". Y eso puede será clave en un momento en el que "la izquierda ha dejado de ser percibida como una herramienta eficaz" y en un contexto en el que "la corrupción y el feminismo desmovilización, desconcierto y desafección en una parte del electorado socialista".
La derecha arrolló el mapa extremeño el pasado domingo. El antaño feudo del PSOE se ha escorado hacia un PP y Vox que sumaron el 60% de las papeletas, doce puntos más que en 2023. Según análisis preelectorales como el de 40dB., se ha producido un 11% de fugas del PSOE al PP, mientras que la formación de Alberto Núñez Feijóo habría perdido un 12% de sus votos de 2023 en dirección a Vox. La extrema derecha fue, sin duda, la que más creció. En dos años y medio ha pasado del del 8,13% al 16,90%. No solo ha doblado en porcentaje, sino que ha ganado cerca de 40.000 votantes nuevos, una subida exponencial en una comunidad como Extremadura y con una participación situada en el 63%.