El impacto económico de la pandemia
Prisas, rescates, especulación y recortes: las recetas de la Gran Recesión acechan la gestión de la nueva crisis económica
"Cuando estalló la crisis de 2008, los economistas críticos se centraron en explicar cómo habíamos llegado hasta allí. Creo que quedó descrito de manera clara, en análisis sesudos, ese capitalismo español tan particular que saltó por los aires. Mucha gente lo entendió. Dijimos: 'Aquí tenemos material para debatir a fondo'. El problema fue que mientras tanto no nos centramos en las estrategias de las élites para salir ganando de aquella crisis". Quien habla es el geógrafo Iván Murray, especialista en sostenibilidad económica y medioambiental. Y al pie de su reflexión autocrítica, anota algo positivo: "Ahora, en cambio, la mayoría de los artículos apuntan a vías de salida".
Como apunta Murray, hay una actividad frenética en la discusión económica. Propuestas y contrapropuestas. Artículos, decálogos, análisis. Espacios –virtuales– de debate. Flota en el ambiente una obsesión, repetida una y otra vez, que queda sintetizada en el título de un manifiesto recién publicado: Nueva crisis: evitar los viejos errores [ver aquí, con el listado de firmantes]. Tiene unas 300 adhesiones, la mayoría economistas adscritos a ese cajón de sastre llamado "economía crítica", que salió derrotada por el austeritarismo tras la Gran Recesión. Pero, ¿cuáles son esos "viejos errores" que conviene no repetir?
infoLibre se apoya en académicos e investigadores de los campos económico, social y medioambiental para dibujar un panorama marcado por una contradicción: las urgencias de la crisis, por el drástico impacto en el empleo y en la deuda, lastran la aplicación de las enseñanzas de la crisis de 2008, que requieren echar el balón al suelo para diseñar reformas y transformaciones que saquen a la economía española de la espiral de crisis.
1. SALIR DEL PASO SIN ESTRATEGIA
Un refrán sintetiza un elemento común a todos los análisis recabados: "Vísteme despacio, que tengo prisa". "Es fundamental una reflexión con perspectiva a medio plazo, no como en la anterior crisis. Si no, no es posible reordenar las prioridades y transitar de forma planificada hacia una economía con mejores servicios públicos, que ahora vemos qué necesarios son, y menos desigualdad", señala el catedrático de la Universidad de Barcelona Jordi Roca, director de la Revista de Economía Crítica y firmante del manifiesto contra los "viejos errores". A su juicio, durante una década se ha "descuidado" la estrategia: lo urgente –crear empleo a toda costa– ha mandado sobre lo importante –fortalecer las bases económicas– y, llegado el virus, no hay lo uno ni lo otro.
Roca cree que no caben más demoras. Hay que pasar de una vez "de las palabras a los hechos". Y muestra cierto optimismo. "Esta pandemia nos deja ya una lección: se pueden cambiar las prioridades. Ahora mismo está primando la salud sobre la actividad económica. Eso demuestra que con voluntad política son posibles cambios". Incluso pone un ejemplo, que no cree tan "anecdótico" como parece. "Estos días hemos visto una fábrica de coches [Seat] fabricando ventiladores. Es un gesto de adaptación. Debemos sacar conclusiones de lo que estamos viendo y reorientar nuestra producción".
Los elementos del reenfoque estratégico son conocidos. Las eternas tareas pendientes: transición hacia una economía más digitalizada y verde, con mayor valor añadido, menos precariedad... Lo que algunos economistas críticos han llamado pasar de una "economía rentista" a una "economía social y solidaria". El tan nombrado "nuevo modelo productivo", hecho de grandes y pequeñas ideas, salidas de la conclusión de que la economía salida de la Gran Recesión ha hecho más pobre a la mano de obra, más rico al capital especulativo y más insostenible nuestra relación con la naturaleza. Para romper con eso hay ideas más o menos ambiciosas. Más o menos posibilistas. Circulan por miles estos días. El economista Carles Manera señala el motivo: es buen momento para replantear los paradigmas asentados tras la crisis de 2008. "Los preceptos más convencionales de la economía mainstream (preservación del equilibrio presupuestario, contracción de deuda, ajustes con la vía de las inversiones y del gasto público) deberían rechazarse por inoperantes", indica en un artículo en Economistas frente a la Crisis. Pero hay un primer problema: que lo urgente es urgentísimo, por muy importante que sea lo importante.
2. PROFUNDIZAR EN EL BINOMIO TURISMO-VIVIENDA
Así que sería un gran momento para pararse a pensar. Lástima que sea un mal momento. Porque el golpe al empleo está siendo brutal. El sector dominante de la economía española afronta una travesía por el desierto. Como señala el geógrafo Josep Ivars, del Instituto de Investigaciones Turísticas, la dependencia del sector turístico resta margen para pensar. Hay un "conflicto" entre las prisas por recuperar el empleo y la necesidad de calma para rediseñar el sector y la economía en su conjunto. Cati Torres, economista en la Universitat de les Illes Balears, en un artículo en Albasud, foro de pensamiento económico especialmente crítico con el monocultivo turístico, lo expone así: "El afán nervioso por 'relanzar la economía cuanto antes', sustentado por la inquietud social y la incertidumbre de muchas personas y por el oportunismo y la avaricia de muchas otras, no debería satisfacerse con la receta del 'más de lo mismo'".
"A veces soy bastante pesimista, pero lo cierto es que es un momento que, al menos, nos enseña que es posible romper las reglas", reflexiona Torres, que lamenta la hegemonía, a izquierda y derecha, de la "ideología de crecimiento económico". "Ahora se habla de 'relanzar la economía' con un crecimiento verde, tras el cual suelen estar las renovables controladas por las mismas grandes empresas. Hace falta un cambio de paradigma y eso requiere no sólo tiempo, sino un consenso nuevo", indica Torres.
Albert Recio, especialista en economía del trabajo de la Autónoma de Barcelona, también firmante del manifiesto, observa que ha habido un descuido de la estrategia desde la última crisis. "España tiene una economía espasmódica. O crece o cae. ¿Aquí qué ha habido? Una apuesta por el crecimiento de una sola dirección, un turismo ligado a un capitalismo rentista. La anterior apuesta fue ladrillo y especulación. Por las políticas industriales y tecnológicas nunca se ha apostado, más allá de potenciar el coche", explica. Y añade: "Se han perdido diez años, esto se tenía que haber planteado tras la crisis de 2008, también por razones ecológicas. Nuestro modelo no es racional".
Hay voces que alertan contra una salida en falso que consista en una apuesta por "volver a la normalidad" cuanto antes. "Es imprescindible paralizar las propuestas dirigidas a intentar recuperar el ritmo y condiciones de la situación que precedía al covid-19", señala en Albasud Margalida Ramis, física especializada en sostenibilidad.
Iván Murray echa la vista atrás para volver a la misma idea del manifiesto: ojo con repetir errores. Tras el rescate bancario y el pinchazo de la burbuja del ladrillo, recuerda Murray, se evitó una mayor devaluación de los activos inmobiliarios mediante el boom del turismo y la irrupción de nuevos agentes, especialmente socimi, fondos de inversión y plataformas digitales, que desplazaron a la banca, promotores y constructores como campeones del sector. "La pieza del relanzamiento del ciclo de acumulación post-crisis 2008 se articuló en torno al frenético crecimiento de la actividad turística", señala Murray.
¿Y ahora? A modo de ilustración del nuevo escenario, en el que se va abriendo paso la idea de una supuesta vuelta a la normalidad que no es posible sin repetir errores, Murray pone el énfasis en una noticia del Diario de Mallorca, con este subtítulo: "Empresarios y propietarios alemanes remiten cartas a la presidenta Armengol para que Balears 'vuelva a la normalidad lo más rápido posible'". Fernando Prieto, director del Observatorio de la Sostenibilidad, señala que la pulsión de "vuelta a la normalidad" encuentra creciente espacio en los discursos políticos. "En Andalucía ya han aprobado un decreto para relajar controles y facilitar cuanto antes la misma actividad, que va a ser imposible. Eso es no entender que hace falta parar y pensar otro tipo de turismo y de economía".
3. PECES GRANDES DEVORANDO a PEQUEÑOS
Una crisis es una oportunidad, se suele decir. Y es cierto. Sobre todo, si tienes liquidez. "Si alguien alguna vez ha pensado en ser promotor, es el momento de entrar en un sector que en principio genera muy buenas rentabilidades y que en este momento se encuentra, como consecuencia de la pandemia, a unos precios muy baratos", señalaba el 15 de abril Borja García-Egotxeaga, CEO de la promotora Neinor Homes, en un debate organizado por la consultora Savills Aguirre Newman. Palabras elocuentes. Lo mismo ocurrió tras la crisis de 2008: mientras los Estados y la UE dudaban, los capitales se movían a la velocidad de la luz. Blackstone y Airbnb ya maniobran con grandes operaciones para proteger su posición en el mercado inmobiliario [ver aquí información en detalle].
Iván Murray prevé "otra vuelta de tuerca" en un fenómeno que ya se dio tras la anterior crisis: la "entrada de los agresivos fondos de inversión en la mayor parte de las empresas del IBEX 35, entre las que destaca Blackrock, Vanguard y Norges Bank", como detalla en este artículo junto a Ernest Cañada.
El fenómeno del pez grande devorando al pequeño es observable en numerosas escalas y sectores. "La vivienda turística se nos vendió como la supuesta democratización de la renta turística. Y no era cierto. ¿Qué puede ocurrir ahora? Otra vez, con la excusa de salvar los muebles y activar las economías urbanas, podrían darse facilidades para legalizar aún más alojamientos. Pero muchas familias y pequeños propietarios se pueden ahora ver barridos, de modo que ocurra lo mismo que con el sector hotelero de los 70, que se vea desplazado por gestores especializados y fondos de inversión", apunta Murray. Un fenómeno parecido teme el antropólogo José Mansilla para el ámbito comercial: "Puede haber una nueva vuelta de tuerca contra el comercio tradicional y de proximidad. Si no hay una contestación regulatoria fuerte, veo más falsos autónomos en empresas tipo Amazon, Deliveroo o Glovo y las que surjan".
Rubén Martínez, que investiga el sector en la consultora La Hidra, cree que es la propia UE la que alimenta esa dinámica beneficiosa para el big money y lesiva para la economía productiva con mayor arraigobig money. En el actual contexto, señala, "parar gran parte de la producción sin medidas de regulación sobre las finanzas abre mucho el juego para ese tipo de fondos privados". "Pueden comprar activos a bajo precio, con estrategias de captación a escala planetaria, y especular con su futuro precio. Es un disparate suspender el circuito de producción pero no el de realización de valor a través de las finanzas. Sobre todo, cuando el poder del monopolio de firmas como Blackstone es ya bastante incuestionable", añade. A su juicio, se está produciendo "una destrucción de antiguos capitalistas y la entrada apoteósica de nuevos capitalistas".
4. RESCATE DE GIGANTES
No es casual que sea en Baleares, con una marcada hegemonía del turismo, donde más maduro está el debate sobre si es posible –y deseable– un rápido regreso al business as usual. Macià Blázquez, referente académico de la crítica al monocultivo turístico, señalaba en una entrevista en Última hora en qué puede consistir esa vía rápida de salida. "Bajar precios y aumentar la precariedad de los trabajadores" será, a su juicio, la vía para "reemprender el acaparamiento de las ganancias del sector turístico". "Es el 'codazo del mercado'. El pez grande que se come al chico; es decir, despoja a: asalariados, autónomos o pequeños empresarios". Frente a estas alertas, el manifiesto contra la repetición de "errores" recalca: "Los derechos laborales y sociales han de pasar al primer plano, así como la política fiscal progresiva". Y pone como ejemplo pasadas crisis, incluso más graves que la presente: "El final de la Segunda Guerra Mundial llevó en algunos países a mejoras en la distribución y las condiciones laborales y sociales. En cambio, la crisis originariamente financiera de 2008 supuso un retroceso”.
El deterioro de la renta del trabajo fue uno de los saldos de la Gran Recesión. En el envés de esa moneda estuvo la llamada "política de rescates", especialmente activa en España. El de la banca costó más de 45.640 millones. Con aquella herida aún abierta, la palabra rescate es casi un tabú. Pero, ¿lo será en el futuro? "Ya se salvó una vez a los bancos. Ahora hay que proteger la actividad económica, a las pequeñas empresas", señala Jordi Roca. La situación de las entidades financieras es ahora mucho mejor que en en la anterior crisis. Pero no todos los sectores están a salvo. "La Unión Europea ya está valorando dedicar un 25% de su plan de rescate al sector turístico", recalca Iván Murray, que anima a estar muy pendiente de cuánto se van a llevar grandes aerolíneas y touroperadores y con qué nivel de exigencia sobre los derechos de los trabajadores del sector. "Nos podemos encontrar a gigantes turísticos seminacionalizados, pero sin control público. Lo de siempre: socialización de pérdidas mediante la entrada de capital público en las corporaciones, sin mejora de las condiciones laborales".
Albert Recio traza una raya: "Si hay que nacionalizar algo, que sea porque tiene interés estratégico. España tiene una larga tradición de nacionalizar empresas para salvar a los propietarios. Hay casos desde el franquismo, Intelhorce, las minas de Asturias...". Cati Torres advierte: si se deja seguir la inercia, se volverán a imponer los pilares del capitalismo financiarizado, es decir, el sector financiero y el turístico-inmobiliario, que "acostumbran a socializar sus pérdidas pero no a compartir sus beneficios". "Lo hemos visto con la gestión de la crisis financiera de 2008 o, más recientemente, con la del colapso de Thomas Cook", señala. De vuelta a la entrevista de Macià Blázquez, indica: "Vuelve a sorprenderme que incluso los más neoliberales pidan que vuelva a ser el Estado, es decir nuestra bolsa común, la que cubra las pérdidas [de las aerolíneas]. Con el dogma neoliberal privatizaron servicios y empresas públicas en España (Argentaria, Telefónica, Tabacalera, Iberia o AENA) y he aquí la hecatombe social de los recortes. No considero prioritario rescatar con el dinero de todos a la mayor fuente de contaminación atmosférica de Baleares, la aviación". Coincide Jordi Roca: "Sinceramente, no creo que el sector de la aviación deba ser ayudado, ni el del automóvil".
El consultor Rubén Martínez desconfía de la supuesta solución "verde" de la UE. "El ajuste capitalista de la crisis bien puede pasar por un 'nuevo acuerdo verde' donde firmas como Blackrock [que ha logrado un contrato para asesorar a la Comisión Europea] actúen como principales comisarios de las políticas públicas", señala. "La solución [que impulsa la UE] pasa por lo público-privado: las grandes infraestructuras se pagan con dinero público y los beneficios van al sector privado. El New Deal verde que se está planteando es puro business as usual. Es un ciclo de acumulación que no será ninguna panacea –nada que ver con el de la construcción o los ciclos inmobiliarios–, pero andan locos por reflotar las relaciones público-privadas y esta es una buena oportunidad", señala.
5. REHENES DE LA DEUDA (Y LOS RECORTES)
La urgencia de un giro económico por el clima choca con la inercia faraónica de la obra pública en España
Ver más
La batalla fundamental de esta guerra se libra en Europa. Igual –otra vez– que en 2008. El manifiesto contra los "errores" de la Gran Recesión señala: "Se ha de evitar que, como pasó en la crisis financiera de 2008, salgamos con una gran carga de endeudamiento que nos convierta en rehenes de los 'mercados' (sobre todo de los financieros) y justifiquen políticas de recortes que ahora se han mostrado criminales, contraproducentes e inútiles. Para ello se debe reconsiderar claramente el papel del Banco Central Europeo mediante mecanismos de mutualización de deuda pública [...]. La movilización de dinero debe llegar directamente al tejido productivo y a las personas, eludiendo hinchar el sistema financiero y las burbujas especulativas". Attac lo ha planteado en términos aún más contundentes: "Los bancos centrales y los bancos públicos deben prestar directamente a los gobiernos para ayudar a financiar los planes de contingencia. Estos préstamos deben hacerse con un interés cero o casi cero. Las deudas públicas no pueden utilizarse con fines especulativos en los mercados financieros, como ocurrió después de la crisis de 2008. Hay que tomar medidas contra la especulación con las deudas públicas. Además, el Pacto de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza ha de ser derogado". Carles Manera habla incluso de "condonación" de deudas.
Suena más fácil de lo que es. En la práctica, hay un conflicto norte-sur en Europa que amenaza con desestabilizar el proyecto comunitario, ya tocado por el auge de los nacionalpopulismos y el Brexit. "España e Italia están presionando. Seguramente saldrá una respuesta menos rígida que en 2008, pero no suficiente", señala Jordi Roca, que añade: "Si no queremos caer otra vez en la trampa del endeudamiento, el BCE tiene que dar dinero a los Estados para proteger las actividades económicas esenciales. Es una medida poco ortodoxa, pero la situación actual requiere medidas extraordinarias. Lo prioritario es tener dinero para los servicios públicos".
Los ingresos se van a derrumbar. Pero pensionistas, parados –ahora más– y funcionarios van a seguir cobrando. El resultado es inevitable. "Ahora mismo hay pocas certezas, pero una es esta: el endeudamiento. Lo prioritario es evitar que este endeudamiento conduzca a medidas de ajuste. El problema no es lo que hagamos justo ahora, sino lo que vayamos haciendo en adelante. En la anterior crisis hubo dos fases, si recuerdas. Al principio una fase de cierta política expansiva, con aquel plan Zapatero. Luego se nos acabó obligando a cambiar la Constitución en 24 horas", señala Albert Recio, que sólo ve posible una solución si se combina una reforma fiscal con préstamos incondicionados. Es decir, que no se conviertan en espadas de Damocles, como ocurrió con Grecia. "Sin alguna medida de socialización europea de la deuda vamos a un panorama de desastre asegurado. A mí me da la impresión de que las élites europeas no lo tienen claro. Porque todos dependen de votos locales. Y si eres holandés y has ganado las elecciones diciendo que los holandeses son muy buenos y qué malos son los demás, pues claro...".