La nueva legislatura

Sánchez pondrá a Casado en la tesitura de elegir entre negociar pactos de Estado o enrocarse en el bloqueo

El líder del PP, Pablo Casado, este martes en el Congreso.

Pedro Sánchez no quiere esperar. En el PSOE y en el Gobierno son conscientes de que el Partido Popular no tiene intención de reducir la presión sobre el nuevo Ejecutivo pero aún así quieren poner a Pablo Casado, una vez más, en la tesitura de elegir qué papel quiere ejercer en la nueva legislatura: el de un líder alternativo a Pedro Sánchez capaz de llegar a acuerdos en asuntos de Estado o el de un dirigente político atrincherado en la intransigencia. Una decisión complicada, en vísperas de un doble proceso electoral en el País Vasco y en Galicia, para el presidente del PP, que es muy consciente de la debilidad de un Gobierno que tiene aún pendiente una compleja negociación presupuestaria que si no sale adelante puede acabar precipitando su caída.

El equipo de Sánchez ya ha puesto en valor que haber tomado la iniciativa en relación con el diálogo en la Generalitat le ofrece una ventaja que hasta ahora no había considerado: le permite poner en evidencia la “falta de proyecto” del PP y de Ciudadanos para Cataluña. Y, consciente de que algunos asuntos no pueden salir adelante sin el concurso de Pablo Casado, el presidente quiere ofrecer al líder conservador la apertura de un diálogo que no prejuzgue las dificultades de llegar a un acuerdo. “Esta tiene que ser la legislatura del diálogo”, repite Sánchez siempre que tiene ocasión. Será Casado, según fuentes del Gobierno consultadas por infoLibre, quien decida si se niega a darle una oportunidad en la reunión que ambos mantendrán este lunes en La Moncloa.

Pedro Sánchez ya anticipó este miércoles en el Congreso el marco de la reunión. “Yo le invito a que se sume al diálogo y al acuerdo, señor Casado, porque tan importante es el diálogo territorial como el diálogo entre el Gobierno y la oposición. Tenemos muchísimas cosas en las que podemos trabajar conjuntamente: podemos hablar de Cataluña, podemos dialogar del Pacto de Toledo, podemos dialogar y acordar una nueva renovación del Consejo General del Poder Judicial” y “podemos hablar de la financiación autonómica”.

Son asuntos todos ellos sobre los que no es posible avanzar sin la participación del principal partido de la oposición. Así que el Gobierno quiere dejar claro que depende de Casado abrir un diálogo o mantener bloqueada la búsqueda de un acuerdo que garantice la sostenibilidad de las pensiones, para que el órgano de gobierno de los jueces deje de trabajar en funciones —una situación que arrastra desde hace más de un año— y afrontar de una vez el diseño de un nuevo modelo de financiación de las Comunidades Autónomas que sustituya al actual y sobre cuya obsolescencia están de acuerdo todos los territorios.

Sánchez se lo adelantó a Casado esta semana en el Congreso al pedirle que “haga una oposición útil, leal a España y a los españoles”. Según el presidente, la pregunta que el líder del PP tendrá “que responder durante estos cuatro años de legislatura es dónde se van a situar” él mismo y el Partido Popular: “¿En la confrontación, en el diálogo, en la crispación o en el acuerdo?”

La competencia con Vox

“Si usted está dispuesto a ser valiente, a no dejarse arrastrar por aquellos que le quieren llevar a una deriva extremista, y quiere dialogar y encontrarse para resolver muchos de los problemas que tenemos por delante como sociedad, yo le tiendo la mano en esta legislatura”, subrayó Sánchez.

Esa es la otra clave del diálogo que este lunes ofrecerá Sánchez a Casado: una vía que le distinga de la ultraderecha, que no deja de crecer desde que el PP ha radicalizado sus posiciones políticas en un fenómeno de transferencia de votos que, según las encuestas, todavía no se ha detenido. “Señor Casado, haga usted una oposición de Estado, no sea el eco de la ultraderecha”, le emplazó el miércoles. “Sea el eco y la voz de aquellos millones de españoles que votaron una opción moderada en el Partido Popular”.

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Superada la investidura, a la que el PP se negó a contribuir pese a la insistencia del PSOE, el presidente quiere hablar con Casado para tantear hasta dónde quiere insistir en la estrategia de confrontación y pulsar en primera persona si es posible el escenario de cooperación imprescindible para intentar llegar a los acuerdos de Estado que el sucesor de Mariano Rajoy ha ofrecido en otras ocasiones. Entre ellos se cuentan una nueva ley electoral para evitar que en el futuro se puedan reproducir los bloqueos de los últimos años —algo que también defiende Sánchez, aunque discrepan sobre las fórmulas—, un pacto educativo, un plan contra la despoblación, un nuevo impulso contra la violencia de género, la renovación del Pacto de Toledo sobre las pensiones, un pacto “nacional” sobre el agua y un acuerdo sobre infraestructuras.

Sánchez también defenderá ante Casado la necesidad de buscar una solución negociada dentro de la ley para el conflicto político catalán, aunque tiene pocas expectativas de convencerle. “Solamente tenemos dos opciones”, le dijo en la sesión de control, “dos alternativas para poder resolver esta cuestión, como otras muchas que tenemos por delante: la primera es continuar con el enfrentamiento, con la crispación y con la confrontación que nos han llevado a la mayor fractura social y de convivencia en Cataluña y en el conjunto del país; la segunda, dar una oportunidad al reencuentro, al diálogo y al acuerdo”.

El clima, sin embargo, no puede ser más complicado. El PP mantiene toda la presión sobre el nuevo Ejecutivo con la cuestión catalana como asunto estrella, en clara competencia con Vox, hasta el punto de que Casado llegó a amenazar en la investidura con llevar a Sánchez a los tribunales. Sobre el Consejo del Poder Judicial, todo indica que en la reunión se limitará a reclamar un cambio del modelo vigente en vez de aplicar la legislación actual, que requiere una mayoría de 210 diputados.

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