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Quique Peinado es periodista, aunque ha ejercido de casi todo menos de periodista. Periodista deportivo hasta 2012, después ha sido guionista, presentador, cómico, escritor y titiritero en general. Actualmente colabora en Zapeando (laSexta), Buenismo Bien y A vivir que son dos días (Cadena Ser) y copresenta Radio Gaga (Cero de Movistar +, Premio Ondas al Mejor Programa de Actualidad 2018) y Generación NBA (Vamos de Movistar +).
Y una vez más hay que poner en valor el curro de la gente que se dedica a estas cosas, los denostados, los que damos por supuestos, los posiblemente mal pagados y peor considerados.
Hay en nosotros, en los izquierdistas de a pie, una tendencia magnífica a instalarnos en el colorín progresista y espantar lo incómodo de serlo. Las renuncias individuales, por ejemplo.
Sin querer ser pesimista y asumiendo que muchas de las cosas que nos van a pasar en 2021 serán un redescubrimiento de una felicidad que nos ha negado la pandemia, es evidente que el plan que se presenta para 2021 no es para tirar cohetes.
Nunca me atreveré a decir que las cosas volverán a estar bien, pero evidentemente afrontamos los mejores momentos de la vida desde el mes de marzo.
Este verano empecé a ir a la psicóloga. He pasado por momentos personales muy complicados, todo se me juntó y llegué a una situación en la que simplemente veía que sin ayuda no iba a ser capaz de afrontar lo que se me venía.
No puedo evitar pensar en la mierda de vida que debe tener un hombre que tiene que negar lo más básico de su ser para ganarse la vida y, sobre todo, que ha construido su personalidad, su prestigio y su andamiaje moral en odiarse.
Hay que reconocer que hacer el homenaje a Maradona el otro día no nos aportaba nada. Lo hicimos para posturear, ganar cuatro likes en redes, hacernos los guays y decirle al mundo lo que se nos pasaba por la cabeza sin pensar que a las mujeres les podía molestar.
Odio quererle tanto. Me enfrenta a mis contradicciones morales, políticas y humanas. Odio sentir tanto que se ha muerto.
No quiero envejecer como Alfonso Guerra. Y, desgraciadamente, no me puedo garantizar a mí mismo que no lo haga. Otro motivo más para temer el paso del tiempo.
La norma en España es que los deportistas no hablen o que, si lo hacen, sea para mostrar su preferencia por el lado más conservador del panorama político.
He bajado el consumo compulsivo de medios en legítima defensa. Todos tenemos un compromiso con nuestra salud mental (y más con otro confinamiento sobrevolando nuestras cabezas) y con la convivencia.
Nos van a confinar, las Navidades van a ser un asco, no hay que prodigarse en bares y restaurantes en interior y sin mascarilla. Tu cuñado y tu hermana te contagian igual. No hay que quedar con mucha gente a la vez. Esta es la nueva vida.
La práctica totalidad de la humanidad no le desea la muerte a nadie, independientemente de lo que opine. Si tú te enteras de que una persona padece cáncer, no preguntas antes a quién vota para decidir si lo sientes o no.
Si eres un izquierdista pesado como yo y ves que algo que dice alguien un poco menos izquierdista que tú no te gusta exactamente, cállate. Yo ya lo voy aprendiendo.
Nadie está más cerca de meternos la hoz y el martillo en el salón de casa que ella, una de las ministras más populares de este Gobierno y quizá la que mejor ha gestionado la que tiene encima.
Dice Ayuso que no se trata de confinar al 99% de la población para que se cure el 1%. En Madrid, el 1% son unas 66.000 personas. Suponiéndole al virus una tasa de mortalidad del 1%, el precio del confinamiento serían 660 vidas. Como diría Pablo Casado, tres 11M.
Los primeros en caer son los abandonados, precisamente porque a nadie le importan. Ni les importaron para ayudarles ni les interesan cuando tienen que sacrificar su libertad.
Es fácil pensar que la presidenta madrileña es una persona desequilibrada o impulsiva o que actúa por razones que no son premeditadas, pero no es así: representa la esencia de un liberalismo clasista, xenófobo, populista, rancio y nacionalista.
Me hace feliz pertenecer a un país que tiene a gente que da oportunidades y encauza vidas. No se pueden hacer muchas cosas más grandes.
Esa defensa liberal de la libertad no es más que la más alta cota del egoísmo y el culmen del antipatriotismo. Emparenta a Díaz Ayuso con un negacionista que dice que no puede respirar por llevar una mascarilla que puede evitar la muerte de tu abuelo.
Lo que no sé si entiende la izquierda madrileña es que hay mucha gente que vive aquí, que va cada día a currar, y que está como yo: hasta los cojones de todos vosotros.
Sé que si regresara el estado de alarma todo volvería a ser un mercadeo parlamentario de intereses, pero al menos sentiría que formo parte de un país. Y, sorprendentemente, eso me consuela.
El problema que tenemos todos con Bosé es el equilibrio. Evidentemente no se puede dejar sin combatir que un hombre tan poderoso defienda lo que defiende. Pero estamos ante un hombre con un deterioro grande que se merece la crítica pero no el linchamiento.
Echenique concita el odio de tanta gente que me cae mal que me sirve para hacer la criba. Yo lo llamo el Filtro Echenique. Es bastante efectivo.
Viendo cómo iba el tema últimamente ya se sabía que Juan Carlos I iba a acabar los últimos años de su carrera en algún país exótico, como Butragueño o Iniesta, pero si a mi yo de 20 años le hubiéramos contado esto, se reiría.
Cortar ese círculo neoliberal requiere políticas valientes y sin miedos, pero también ganar la batalla del discurso. Hacer valer que el de enfrente importa. Que el de al lado eres tú.
Felipe González es de la clase de personas a las que hay que confrontar siempre. Esa gente que, en última instancia, cuando se dibuja una raya en el suelo y en un lado están los poderosos y en la otra los desposeídos, claramente se va a colocar en defensa de los que lo tienen todo.
Hay pocas huelgas más justas que la que están haciendo los MIR. Basta con reconocer su trabajo y ayudarles a tener unas condiciones de una mínima dignidad. Los MIR nos necesitan. Empujemos con ellos.
Hay una generación de periodistas españoles que ahora tienen una edad de los que nos hemos tenido que comer lecciones tipo “eso que hacéis no es periodismo”, que callaron, tragaron y validaron todos estos dispendios del rey padre.
www.infolibre.es ISSN 2445-1592