Venezuela en vísperas

Fidel Gómez Rosa (FMD)

Sobre este blog

El blog del Foro Milicia y Democracia quiere ser un blog colectivo donde se planteen los temas de seguridad y defensa desde distintas perspectivas y abrirlos así a la participación y debate de los lectores. Está coordinado por Miguel López.

Desde hace semanas, un gran dispositivo naval de Estados Unidos está posicionado en el Caribe frente a las costas de Venezuela con la excusa oficial de operaciones contra el narcotráfico, aunque en el momento actual ya ha escalado a operaciones antiterroristas. La exhibición de este poder militar, además de perfectamente innecesaria, es extemporánea para la misión oficial declarada. Las fuerzas desplegadas, sobre todo a partir de la incorporación del portaaviones Gerald Ford y de su grupo de protección naval, han ido incrementando la postura de combate con entrenamiento de las capacidades específicas de los buques de superficie, arma submarina, desembarco anfibio y vuelos en la zona, cuyo espacio aéreo ha sido despejado por la emisión de una alerta de la agencia norteamericana para restringir el tráfico de la aviación comercial.

No obstante, el alistamiento de la fuerza no parece que tenga como fin un ataque inminente y a gran escala contra Venezuela, sino que la misión principal consistiría en exhibir el poder militar en proximidad para forzar al régimen de Maduro a pactar su salida del país. Esta presión externa se combinaría con la interna de la oposición venezolana para producir el cambio de gobierno, dando paso al presidente electo en los últimos comicios generales. La clave de la resistencia del régimen de Maduro sigue estando en la unidad de las fuerzas armadas, sin cuyo concurso el gobierno venezolano no podría sostenerse ante el deterioro de sus políticas y el abandono masivo del apoyo popular. Operaciones encubiertas de los servicios de Inteligencia, aprobadas por orden presidencial, estarían trabajando sobre el terreno para este fin.

La reacción del régimen, que no ha conseguido el pacto de no agresión con Washington pese a las concesiones ofrecidas, ha consistido en movilizar al Estado y a sus bases militantes para organizar la defensa frente a una eventual agresión externa, si bien es notorio que realmente el plan está diseñado para reforzar el control interior de la población y de todos los recursos públicos. La vía de la negociación sigue abierta, aunque todo indica que ya únicamente en la línea de pactar una salida del poder y, en tal sentido, cabe interpretar el hecho de que la parte estadounidense haya desvelado la llamada telefónica directa entre ambos presidentes “para salvar vidas”. La administración Trump, que tiene descontado el fin del régimen, es consciente de los riesgos del empleo de la fuerza, que podría derivar en consecuencias imprevisibles.