Héroes
Ayoub El Hilali, actor musulmán: “Me han dado las 'gracias' por hacer un papel gay”
Años noventa. Unos padres se suben a un avión con un carrito de bebé. Visten cadenas, pulseras y anillos de oro. También el bebé. Es la única forma que tienen de llevarse fuera de Libia el poco dinero que han ganado durante tantos años como confeccionistas de túnicas. “Gadafi no dejaba sacar del país bienes económicos, así que nos fuimos con lo puesto porque ya empezaban a llover bombas”, recuerda emocionado el actor. Él era aquel bebé que junto a sus padres huía de la barbarie y de la dictadura para empezar una nueva vida en Barcelona. Desde entonces, han pasado treinta años, pero Ayoub El Hilali (Libia, 1989) nunca ha olvidado de dónde viene. Su familia, especialmente su madre, siempre ha sido su brújula, el espejo en el que mirarse. Y ellos son, en parte, responsables de su éxito profesional: nunca le cortaron las alas ni le pusieron ninguna traba.
“Yo he sido el primer chico racializado marroquí en hacer un papel gay en la ficción [La que se avecina]. No cualquier familia musulmana hubiera encajado que su hijo hiciera esas cosas y ellos me han apoyado siempre”. Por eso, Ayoub no tuvo miedo a aceptar en 2009 ese papel que ha ayudado a visibilizar al colectivo y ha roto muchas barreras. “He tenido gente que me ha parado por la calle para mirarme a los ojos y decirme ‘gracias’. Y gente que a lo mejor rezando en la mezquita, me ha mirado un poco por encima del hombro”, explica. Si cree que un personaje puede “transformar y mejorar el mundo” siempre dirá que sí, sin dudarlo ni un momento, como el policía Hakim en la serie El Príncipe o al que da vida estos días en Puertas Abiertas, su primera obra de teatro como protagonista.
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En esta pieza, Ayoub vuelve a enfrentar a los espectadores a sus prejuicios más profundos, interpretando a un joven desconocido al que una mujer francesa [Cayetana Guillén Cuervo] acoge en su casa durante la noche de los Atentados de París de 2015: “Puertas Abiertas renueva el debate acerca de la empatía, del amor, pero, sobre todo, del reconocimiento del miedo”. Él, desde su posición como actor musulmán, siempre ha defendido “el poder transformador de la palabra”, que es capaz de mitigar y hacer desaparecer el racismo y los estigmas que sufren muchas veces esos chavales inmigrantes a los que les gustaría ser como él.
Ayoub llegó a la interpretación por casualidad, “de rebote”. Cuando tenía dieciséis años y en su instituto hicieron un casting buscando figurantes para Fuerte Apache Fuerte Apache (2017), una película dirigida por Mateu Adrover sobre la realidad de los centros de acogida de menores: “Yo no quería ir porque estaba muy integrado en el fútbol y era muy bueno, pero la nena con la que yo estaba en esos días, esa relación de besitos y de amor puro, me dijo: ‘Sí, por favor, hazlo, hazlo’. Y lo hice”. Su hermano Hamza se convirtió en protagonista de la película y ambos empezaron su camino como actores. Desde entonces, Ayoub ha participado como actor secundario en más de una veintena de series, películas y obras de teatro y nunca le ha faltado trabajo.
Sostiene entre las manos una fotografía de uno de sus cumpleaños cuando era un niño de ojos grandes. Sentados en una mesa a rebosar de dulces, sus tíos y su madre le sonríen. Curiosamente, ella, Amina El Hilali, siempre quiso ser actriz: “Era la payasa de la familia, pero en la situación en la creció era muy difícil conseguirlo”. Hoy ve reflejados sus anhelos y sus sueños en su hijo Ayoub, que con esfuerzo, humildad y paciencia se ha convertido en uno de los actores musulmanes con más proyección de nuestro país: “Mi madre quiere que me traten como a ella no la pudieron tratar de joven, por eso, me apoya mucho”. Nos entrega la foto para poder continuar la entrevista porque no puede verla sin emocionarse: “Siempre me ha gustado escuchar las cosas que vienen de mi familia. Es lo que me hace ser hoy el ser humano que soy”.