Humor al cubo

La noche que Lucas Grijander se la lió parda a Flo

Florentino Fernández es uno de los cómicos más famosos de nuestro país. Lleva 25 años en la profesión, pese a haber llegado al mundo del humor casi sin pretenderlo. Hacer a Flo una entrevista es como asistir a uno de sus espectáculos. Hace todo tipo de voces, se divierte y enlaza, una tras otra, divertidas historias sin parar. Se nota que es feliz haciéndote reír. Y a buen seguro, lo consigue.

PREGUNTA: Buena parte de tu extraordinario éxito se debe a tu habilidad para hacer increíbles imitaciones, ¿es talento natural o lo has aprendido con los años?

R: Yo de pequeño siempre andaba haciendo trastadas, como todos, pero yo creo que había un punto de diferencia. Siempre me quedaba con la gente que me rodeaba, con la forma que tenían de mover las manos, de pronunciar. Eso me llamaba mucho la atención y pensaba: “¿Por qué yo voy a tener que ser yo? Puedo ser ellos también si quiero”. Así que imitaba a mi tío, a mi tía, a mis padres, a mi hermana, a los profesores del colegio, a mis amigos, incluso, a los vecinos. Si alguien hacía un gesto que me parecía curioso lo cogía como mío y suplantaba esa personalidad. Yo entonces no sabía que eso era imitar, pero luego con el tiempo me di cuenta de que sí. La sonrisa, la risa, el cachondeo, siempre me han acompañado por todos los sitios.

P: Sin embargo, tu primer empleo has contado alguna vez que fue como guardia de seguridad. ¿Ahí había poco espacio para el humor?

R: Es verdad que empecé mis trabajos como guardia de seguridad. Estuve bastantes años y aquello era un cachondeo, porque yo, la verdad, de seguridad… no mucho. Yo pillaba a alguien robando y le decía: “Macho, es que esto no lo puedes hacer, joe, es que está mal hecho…”. Hasta que venía la policía y el inspector de turno le contaba unos chistes, nos entreteníamos ahí un rato, nos divertíamos, un poco de fiesta, y claro, el tipo al que pillaba robando lo flipaba: “Pero este señor gordo, con cara de tonto, ¿qué me está diciendo? ¡Si es el de seguridad!”.

P: ¿Probaste alguna otra profesión peculiar?

R: Luego estuve en otro servicio, en Correos, en Villaverde, y ahí teníamos walkies, y a mí los walkies me flipaban, porque claro, empezaba: “Brgrrrr, que viene el coche cinco con el correo de Navarra, Gbrrrr!” y yo: “Vale, recibido. Chtrr”. Y me parecía tan aburrido dar el mismo mensaje todo el rato que ya lo hacía con imitaciones. Por ejemplo, a Jesús Puente. O me ponía a imitar a Los Chunguitos. Bueno, jaja, a Los Chunguitos no los imitaba porque entonces no se me entendía una mierda. Allí justo me dijo un compañero: “¿Por qué no te vas a la tele a hacer imitaciones?”. “Yo no tengo familia en el mundo del artisteo, yo no conozco a nadie”, le dije. Justo en el programa de Pepe Navarro, en Esta noche cruzamos el Mississippi, aparecía un número de teléfono que decía: “Llámanos para apuntarte a un casting”. Y yo decía: “¿Un casting? Si no sé ni lo que es un casting”. Así que me presenté ahí en el casting, les hice mis imitaciones y mis cosas y me cogieron y hasta el día de hoy. Han pasado 25 años.

P: En el Mississippi hiciste algunos personajes míticos, como Krispin Klander...Mississippi

R: Es un personaje mítico porque la gente me ve con esta voz y, de repente, hago así y cambio a esta otra voz (aflauta su tono) y lo hago más así, desaparecen los dientes, con la lengua para fuera y parece un personaje modosiiiito. Un día Pepe Navarro dice (le imita): “Vamos a ver, yo necesito un personaje que haga las noticias del corazón”. Yo decía: “Joé, no sé... ¡Vamos a coger el mismo registro de la imitación de Chiquito de la Calzada y lo hacemos un poco modosito!”. Y me empezó a salir eso que un señor tan grande, con tanto volumen, haciendo una voz como un mosquito, era una cosa súper absurda, jaja. Y me dijeron: “Bájate a sastrería y cógete ropa, la que más te mole”. Y empecé a vestir a aquel engendro de personaje que fue Krispín Klander y que todo el mundo tiene en la retina. Y yo curiosamente también, porque además creo que está inspirado en mi abuela, que era una mujer que cuando falleció mi abuelo y estuvo viviendo con nosotros, se sentaba en la silla. Recuerdo que no tenía dientes, solo tenía un diente de plata que le servía para roer como decía ella. Ella hablaba así, muy cándida, (con voz temblorosa): “Vamos a comer…”. Yo pensaba: “¡Cómo me gusta esa voz!”.

P: Es curioso que un cómico alcanzara tanta fama imitando a otro cómico como el genial Chiquito de la Calzada.

R: Lo realmente curioso fueron las consecuencias que tuvo. Fue surrealista. Cuando estaba haciendo Chiquito de la Calzada nos llega una demanda, no recuerdo por qué era, usurpación de personaje, no recuerdo… Tuvimos una citación en el juicio y me veo allí en un entorno tan serio y de repente ese juez que entra allí y dice (voz con empaque): “Florentino Fernández”. “Sí, soy yo”. “Vamos a ver, le voy a hacer unas preguntas y usted solo tiene que responder sí o no. ¿Usted ha dicho cosas como: “La vaca cobarde de la pradera?”. Yo, claro, flipado: “Sí”. “¿Usted ha dicho cosas como: “Lago negro, lago blanco?””. Digo: “Sí”. “¿Usted ha dicho: Torpedo, torpedo, jal?”. (Ríe) Yo en ese momento estaba pensando en levantarme y decirle (imita a Chiquito): “Amo a ver una cosa, señor jue, con todo el respeto, por la gloria de mi madrrre, así no se dishe, ¡es usted un soso! Se dice: ¡Torpedo, jal, no pueeeedol, por la gloria de mi madrre, un lago negro, un lago blanco. La vaca cobarrrde de la pradera ¡No lo diga usted con esa sosura, gloria mi madrre!”. Yo aparecía ahí como testigo, porque la demanda era contra la productora y Tele 5, que luego no prosperó porque era una imitación, una parodia.

P: Aquella época fue legendaria para la comedia televisiva con Krispin Klander y todo el mundo Chiquitistán con Lucas Grijander al frente.

R: En esa época salíamos a hacer bolos por toda España de vez en cuando: “Queremos que actúe Lucas Grijander en nosequé discoteca”. Y me acuerdo de que el éxito del programa fue tan grande que no solo actuábamos una noche en una discoteca, sino que actuábamos en dos. Para ir de una a otra nos llevaba el productor en el coche. Recuerdo una noche que yo me iba a quitar el vestuario de actuar de la primera discoteca y me dice: “Tío, pues no te cambies de ropa. Vete así”. Iba con la calva puesta, las patillas, una pinta que lo flipas. Eran las tres de la mañana. Llegamos a una rotonda y está la guardia civil con unos turulos de luz. El guardia civil nos para: “¡Buenas noches!”. Mete el turulo de luz por la ventanilla y empieza a mirar y me ve a mí, calvo, maquillado, con una camisa de flores súper llamativa.

P: ¡El guardia civil debió flipar! ¿Qué hiciste?

R: Yo, como los perros cuando han hecho una fechoría y el dueño les pregunta: “¿Qué es lo que has hecho?”. Y el perro se queda ahí como disimulando para que no le vea nadie. Y el guardia civil: “¿Dónde van?”. “Pues mire, es que vamos a actuar a una discoteca aquí al lado”. “Ah ¿a actuar?”, dice. “Sí” “Ah, ¿están ustedes actuando?” ”Si, si”. ¿Y qué es lo que hacen? ¿A qué se dedican?”. A todo esto, como duraba tanto me digo: “Voy a hacer aquí una gracieta, para que se dé cuenta de quién soy, porque me conoce toda España”. Ahí me atacó la famositisfamositis. Digo (en chiquitistaní): “¡Porr la gloria de mi madrre! ¡La benemérita! ¡Hijo mido, relájate! ¡No pasa nada, no llevamos droga, no vamos borrachos, no estamos de fiesta, estamos trabajando, así que déjenos ir que si no llegamos tarde y no cobramos los dineritos!”. Se queda el tío mirando y dice: “Por favor, bájense del coche y saquen el DNI”. El productor me dice: “Tío, tú eres gilipollas. Pero ¿qué cojones estás diciendo?”. Y yo: “Yo qué sé, lo he hecho por ayudar”. “Pues la próxima vez te callas”. Si vieras el espectáculo, en esa rotonda, en Valencia, a las tres de la mañana, todos apoyados en el coche, yo con la calva, el tío mirándome el DNI diciendo: “Este señor no es. El del DNI no es el señor que he parado yo”. El tío ni había visto el programa, ni sabía quién era yo, ni Pepe Navarro ni nada de nada. Pepe hacía audiencias millonarias, pero había siempre gente que no lo veía. Y este fue un señor que ejerció su trabajo perfectamente. Pero ahí metí la gamba.

P: Después de 25 años dedicados por entero al mundo del humor, ¿qué balance personal haces de tu peculiar vida?

Jamming: una bromita antes de subir al avión

Jamming: una bromita antes de subir al avión

R: Yo simplemente miro para atrás y digo: “Jo, pues yo llevo 25 años engañando a la gente”. Porque esto es una cuestión de estafar. Yo voy contando cosas, la gente se ríe, me van llamando, me siguen contratando, hasta el día que dejen de hacerlo y me voy a hacer panadero. Porque me encanta. No sé si es por las masas, (señala su tripa), no sé si las atraigo. Ser panadero es una de las cosas que me encantaría. Tengo más: ser panadero, ser conductor de camión de basura y ser autobusero, pero no me ha dado tiempo a todo. Me gustaría tener más vidas para tener más tiempo para hacer más cosas, pero bueno, todavía no está acabada la vida, así que pueden pasar muchas más cosas. Lo mismo me vienes a entrevistar dentro de diez años en mi panadería, en mi tahona y te digo cómo se aplica la masa madre a las harinas.

P: A propósito de trabajar en el mundo de la cocina, estas semanas estás de plena actualidad por tu participación en Masterchef. ¿Cómo llevas estar en un programa que no es de humor?Masterchef. 

R: Masterchef es cierto que no es de humor, pero es la vida, condensada en muy poco tiempo y pasas por todos los estadios. Te estás riendo, estás llorando, estás disfrutando, estás pasándolo mal, pero es verdad que me siento como en mi casa porque en mi casa también cocino y me siento fenomenal. Pero cocinar bien en tu casa no quiere decir que cocines bien en Masterchef, porque hay un reloj que te obliga a cocinar en 60 minutos, un determinado utillaje que no controlas bien. La relación que tengo con la gente es la que tengo en la vida y me río, alguna vez meto la gamba. Lo que comentábamos antes del humor en situaciones en las que no debería estar y también nos sirve para romper un poco el mal rollo. Cuando hay esas situaciones de veredicto de jueces en los que dicen: “Has cocinado fatal…” Te sirve para romper esos momentos y echar unas risas. Estoy muy contento, he aprendido a hacer huevos con puntilla, que eso es un nivel. Y, a partir de ahí, aunque el programa está grabado, yo voy a seguir viéndolo cada martes en Televisión Española a las diez de la noche por si gano. Lo mismo doy la sorpresa. Que no lo sé ni yo. Así que ahí estoy clavado todas las noches, jaja.

Más sobre este tema
stats