La caída de los imperios: tiempos nuevos

Eduardo Vazquez Martul

Si se relee la historia, previo a la caída de los imperios que dominaron en su día el mundo conocido, han existido crisis políticas acompañadas de tensiones económicas que pulsaban agitación social entre los ciudadanos. Caían mitos. Los que buscaban poder inventaban otros porque siempre el poder ha utilizado el mito como bandera para atraer a las masas. Siempre en estas situaciones, conceptos como moral o ética estaban condenados a la oscuridad.

Los bulos, las mentiras, eran los trajes que sustituían el buen comportamiento. Se buscaba la confusión como arma de confrontación. La buena política era suplantada por falsos líderes que prometían un nuevo orden utilizando una dialéctica basada en emociones o sentimientos, dirigida exclusivamente a convencer a sus hooligans vestidos, o disfrazados de banderas. Sus discursos siempre anunciaban el caos para meter miedo. El ciudadano critico o la inteligencia estaba proscrita o perseguida. Las alianzas entre naciones se rompían contra natura.

Roma llegó a pactar con tribus enemigas, Calígula o Nerón disfrutaban con la sangre humana en el circo ante el griterío de las masas, Hitler y Stalin se repartieron Polonia, y ahora Trump es aliado de Putin mientras Europa, sin cabeza pensante, permite la masacre de Gaza e Israel casi gana la Eurovisión. Cuando la política adolece de ética o moral, todo está permitido; y, si no, aquello de Groucho Marx : “…estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”.

De forma intencionada se busca la desestabilización social que tiene como objetivo desprestigiar la res publica, tan necesaria para la convivencia de los ciudadanos. Allanar el camino para que los instigadores del nuevo orden se hagan con el poder democrático establecido. Esa es la finalidad. Todo será mas fácil si dominan la comunicación, parasitizan la justicia y los tibios ciudadanos, con mentalidad de desclasados, se limitan por miedo, engaños o ignorancia a mirar por la ventana. Es el perfecto golpe de Estado que no mata físicamente, pero anula las mentes. Creo que es lo que está pasando.

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Eduardo Vázquez Martul es socio de infoLibre.

Eduardo Vazquez Martul

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