Nos hablan los cuadros
El libro durmiente comenzó su andadura como club de lectura en junio de 2003. Su nombre hace referencia a la necesidad de rescatar los valores y principios que duermen en el seno de los libros. El libro durmiente se define como una entidad creada sin fin de lucro. Nuestra acción adquiere la condición de voluntariado cultural. Desde el año 2012, correspondiendo con el período lectivo, impartimos los talleres de escritura creativa en dos niveles: básico y avanzado. Finalmente, la invitación a los autores para presentar sus obras o impartir clases magistrales sobre las técnicas de escritura ha dado lugar a la creación de un foro literario donde confluyen los lectores, libros y escritores, compartiendo ideas e inquietudes en pro de la cultura.
Retratarte. Cuando cada mirada es una historia
Carlos del Amor
Espasa (2022)
A Carlos del Amor le hablan los cuadros y nos cuenta qué le dicen. Entendamos o no de pintura. Es el valor principal de este libro. Nos ofrece datos y contextos sin reflexiones técnicas ni sesudas. Eso sí, no todas las conversaciones que imagina alrededor de los retratos me convencen. Es en esta mitad de Retratarte donde algo falla o no acaba de llegarme.
Son treinta y cinco rostros y sus paisajes complementarios: físicos y emocionales tal y como ve y siente Carlos del Amor en esta selección donde hay un baremo concreto. Lo dejó claro en febrero, cuando tuve la suerte de escucharle gracias al programa del Aula de Literatura José Cadalso, en San Roque, Cádiz.
Una 'radio' escrita
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Ha pasado horas observando centenares de cuadros en solitario en museos y se le han quedado dentro. Resulta muy interesante esta recopilación de información y sobre todo sensaciones, para los que no tenemos cultura pictórica, con el aliciente de que nos permite descubrir vida, venturas y desventuras de los retratados. También de algunos de los autores. No dejan de ser historias y ese es uno de los mayores placeres que me reporta esta lectura y en general los libros.
Otra cosa es el juego dialéctico que plantea entre pintores y modelos. Es una idea fabulosa imaginar qué palabras cruzaron, los motivos que llevaron al posado, los sentimientos, ambiente, estados de ánimo y cotilleos alrededor de la escena, el análisis de detalles que se nos escapan a simple vista. Pero es verdad que no acaba de cuajar su relato desde la óptica literaria. Se le podría sacar mayor partido a nivel narrativo. No transmite esa magia que sin duda existe en esa forma de mirar entregada del escritor. Puede que tuviera demasiadas expectativas.
No tiene nada que ver, pero –como es lógico– la mayoría de las piezas de televisión de Carlos del Amor sí que son mágicas. Estoy convencida de que, como yo, muchos fueron al teatro Juan Luis Galiardo de San Roque porque admiran su trabajo como periodista en TVE, donde deja a diario su sello personal, alejado de las informaciones frías limitadas a tiempos mínimos a las que estamos acostumbrados los espectadores. A su manera es un artista del periodismo.