Vigilancia Aduanera 'limpia su casa' en el puerto de Barcelona tras la detención de dos altos cargos
En los últimos años, el puerto de Barcelona ha ido creciendo de forma exponencial en la estadística de incautaciones de cocaína en contenedores marítimos. Sin ir más lejos, en 2023 tuvo el dudoso honor de alcanzar el primer puesto entre todos los puertos españoles, superando a los de Algeciras, Valencia o Vigo, entradas clásicas –y más directas– de la sustancia procedente de Sudamérica. Cuando las cifras de decomisos de droga crecen, suele ser, en casi todos los casos, una señal de que la cocaína entra más que nunca, algo que evidencian los datos de consumo de cocaína en el Noreste de España, en máximos históricos, como revela el análisis de los metabolitos presentes en las aguas residuales de dicha zona.
En paralelo, el entorno de la gran dársena catalana ha sido escenario de acciones violentas directamente relacionadas con la actividad criminal en la misma. Entre ellas destacó el brutal asesinato de un estibador, tiroteado por un sicario a plena luz del día y en una cafetería de la Ciudad Condal, poco después de dejar a su hijo en uno de los colegios más exclusivos de Cataluña.
Algo no funcionaba en la seguridad portuaria como debía. El primer elemento distorsionador localizado por las autoridades fue la presencia de informáticos del puerto vinculados al narco, detenidos en una operación de la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera. Ocurrió hace ya algunos años y sirvió para saber que los criminales ya apostaban por introducirse en los ordenadores que controlan el tráfico de contenedores para alterar los registros.
Así, se intensificaron las pesquisas. Y se encontraron las presuntas ovejas negras en el seno de la Aduana.
Desde dentro
Primero, en diciembre, fue detenido Manuel C., responsable del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) en la Ciudad Condal, y al que se acusa de apropiarse de distintas cantidades de droga que era intervenida en la instalación a través de un ingenioso sistema: cambiar la sustancia estupefaciente por otra inocua cuando ya se había sometido a la analítica pero antes de su envío a destrucción.
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Sin embargo, las sospechas que se habían centrado en él llevaron a efectuar una inspección posterior antes de la destrucción de la sustancia y, según trascendió, de ese modo descubrieron el engaño por parte del funcionario.
Ahora, a finales de junio, el que ha sido detenido es un peso pesado. El jefe regional de la Aduana, número 2 del servicio en toda Cataluña, a punto de cumplir la edad de jubilación, ha ingresado en prisión por su supuesta colaboración activa a la hora de traficar con grandes cantidades de tabaco de contrabando en el mismo puerto. No se le imputa cocaína, al menos que se sepa, pero sí se aprecian claros indicios de corrupción. Javier M. está acusado de cohecho y revelación de secretos.
Mientras, los grupos criminales siguen apostando por este puerto para intentar colocar las grandes partidas de cocaína en Europa. Y no se trata de cualquier grupo criminal. Precisamente fue a principios del mes de junio de este año cuando trascendió un operativo contra una red de origen mexicano que colaba la droga en cajas de cartón, sustancia que, posteriormente, era remitida por carretera a una empresa presuntamente relacionada con el delito en Madrid. Los agentes prepararon una entrega vigilada con el objetivo claro de identificar a los receptores de la droga. Sin embargo, nadie se presentó. Era una operación de Vigilancia Aduanera.
