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‘The studio’, la comedia que ha arrasado en los Emmy
Al ritmo de una recomendación semanal de esta sección se escapan unas cuantas joyas. Una de ellas es la comedia The studio, que puede verse en Apple TV+ y que no pasó por aquí entre marzo y mayo, cuando se estrenó. La academia de las Artes y Ciencias de la Televisión de Estados Unidos la ha premiado este lunes con sus galardones más cotizados, los Emmy.
La serie ha ganado a mejor comedia, a mejor actor protagonista, por su también creador, Seth Rogen, a su mejor actor invitado por un descomunal Bryan Cranston, el protagonista de Breaking bad, al mejor guion y a la mejor dirección en su género y así hasta trece premios. Esto la convierte en la comedia que más Emmys ha ganado en una sola temporada.
Reconocimiento y amor de sus pares
Una ola de reconocimiento y amor de sus colegas para una serie muy hecha a su medida. Trata de su mundo, el audiovisual, y se produce en Los Ángeles, sede de su industria.
Pero en España, en nuestro recomendador de series estrella, Filmaffinity, donde la serie nos queda más lejos y no somos rehenes del compadreo de la profesión, obtiene un destacado 7,6 de puntuación.
El pánico y el ego de los ejecutivos de los grandes estudios
The studio sigue las andanzas de un recién escogido jefe de un estudio de Hollywood. Desde su frágil ascenso al cargazo, Matt Remick, el protagonista a quien interpreta Seth Rogen, se debate entre la angustia de fracasar y que le despidan, el ego de hacer gran cine y el sentido práctico de tratar de pegar un pelotazo de taquilla con las armas más ramplonas del cine comercial.
Todo ocurre a toda prisa, todo es urgente. Los ejecutivos luchan con ambición de tiburones, pero con la inseguridad de no poder saber si van de cabeza al éxito o al fracaso con cada decisión que toman.
Estrellas invitadas y cameos
Están acompañados en pantalla por una enorme colección de estrellas invitadas y cameos de lo que se llama A-list, la crème de la crème. Entre ellos Martin Scorsese, Charlize Theron, Zac Efron, Olivia Wilde, o el guionista Aaron Sorkin y el mandamás de Netflix Ted Sarandos.
La serie fue creada por una pareja de amigos de la infancia canadienses que se convirtieron en colaboradores inseparables. Ambos de Vancouver, de familias judías. Rogen tuvo una inclinación precoz hacia la comedia y animó a su compañero, Evan Goldberg, a escribir con él.
Seth Rogen, actor y autor
A los trece años habían escrito un borrador de la película que les llevó años después a un enorme éxito, Supersalidos, una comedia deslenguada sobre pardillos adolescentes tratando de perder la virginidad. El filme se convirtió en un extraordinario acierto económico.
Tras un bache económico de sus padres, Rogen se mudó con ellos a Los Ángeles y se convirtió en el proveedor de la familia a partir de los 16 años. Desde sus inicios, el director y guionista Judd Apatow, mayor que él y ya con un estatus destacado, apostó por su talento.
Seth Rogen ha alternado numerosos trabajos como actor, especialmente en comedia, con una espectacular carrera tras las cámaras. Ha escrito y dirigido comedias con Goldberg y participa en la producción de potentes proyectos como la serie The Boys o Pam & Tommy.
Homenaje a un oficio estresante y adictivo
En The studio, todo ese conocimiento de las películas y series, pero especialmente del cine, cristalizan en un homenaje que combina el ritmo estresante y las personalidades desquiciadas con la pasión adictiva por el oficio.
En una entrevista para IndieWire, Rogen y Goldberg, hablando casi uno encima del otro, disfrutando al recordar el reto de hacer la serie, han comentado algunas de sus principales influencias.
Referencias y homenajes
Entre ellas, la película de Robert Altman, El juego de Hollywood. Les ha inspirado su sátira del mundo del cine, cameos, referencias cinéfilas y, sobre todo, su dificultad técnica. La película comenzaba con un plano secuencia homenaje al de Sed de mal. Y en este conjunto de referencias, The Studio abunda en planos secuencia y tiene un episodio grabado entero sin cortes.
Como inciso, este ha sido el año de esta forma de filmar. Los Emmy también han rendido sus premios ante la serie Adolescencia, con sus cuatro impactantes episodios rodados cada uno del tirón, sin un solo empalme.
Un alarde técnico para los colegas
Rogen ha afirmado que tenían que hacer algo técnicamente difícil que valorasen las personas de su sector. “Si ves la secuencia inicial de El juego de Hollywood sabiendo de cine te quedas admirado, y si no sabes te parece bien y punto”.
La forma de colocar la cámara es clave también. Con ópticas muy abiertas se busca que cada espectador o espectadora se sitúe dentro de la escena. Los movimientos recuerdan a los de nuestra cabeza tratando de atender todo lo que se dice, de forma a menudo apabullada.
A pesar de lo cáustico de su punto de vista, ambos guionistas afirman no ser resentidos. “Somos gente a la que le ha ido muy bien” afirma Rogen, “y estamos contentos. Pero entendemos el estrés, y llegamos a comprender a esos ejecutivos de estudio”.
Habitaciones en las que se grita
Afirma que la serie muestra una versión de frustración, pero que se puede vivir en una en la que jugar con las cartas del mercado permite un beneficio creativo. Admitiéndolo, Goldberg recuerda que la vida real tiene en común con la serie que todo el tiempo se está en habitaciones en las que se grita.
En The studio, estos autores han querido ponerse en ese otro lado, en el de la oficina, que siempre vive una tensión con los creadores. “La relación entre ambos es conflictiva, pero en el fondo se entienden unos a otros”, señala Goldberg. Admiten que hay algunas personas a las que no les importan nada las películas y que el resto del sector habla sobre ellas todo el tiempo.
Un negocio volátil
Otra de sus prioridades ha sido captar lo volátil de la industria. Robert Duvall lo había afirmado sobre la televisión, y aplica al cine también. “Hay que tratar de no frustrarse demasiado con los movimientos de las mareas” señala Rogen.
La factura de la serie es clave para haber logrado este reconocimiento entre sus pares. La música está compuesta por el batería mexicano Antonio Sánchez, otro artista precoz que ha creado una vibrante banda sonora de jazz.
Los Ángeles como protagonista
A la hora de definir su Los Ángeles, todos los productores ejecutivos se centraron especialmente en el documental Los Angeles Plays Itself, de Thom Andersen, una de las grandes filmaciones sobre cine, que ahora mismo no está disponible en plataformas y que reúne metraje de más de doscientas películas hechas en la ciudad, de clásicos a porno.
La arquitectura juega un lugar destacado a la hora de retratar un Los Ángeles específico. Según desvelan sus autores, se buscaba una ciudad icónica, idealizada, que se ha mostrado a través de algunas maravillosas y alucinantes mansiones de John Lautner o del mítico hotel Beverly Hills.
Lo efímero sobre la tradición
El set principal es fabricado, siguiendo la inspiración de la obra de Frank Lloyd Wright a su paso por Los Ángeles, con el estilo que él mismo denominó neomaya, como en su famosa casa Ennis.
Parte de lo que querían captar es la extraña combinación entre la gente atormentada por el estrés discutiendo a gritos en los lugares más exclusivos, en fabulosas mansiones levantadas por arquitectos de renombre.
Y, volviendo a la volatilidad de la industria del cine, han buscado mostrar cómo se asienta en bases sólidas como edificios de diferentes edades de oro, y a la vez está a merced de la última moda. La lucha entre el peso de la historia y lo que pita en estos cinco minutos.
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El rodaje de la serie ha sido complicado, por la técnica y por la cantidad de personas involucradas. Entre ellas las citadas estrellas y cameos. La razón para escoger a cada uno era representar un arquetipo específico, a quién temerías si te grita, ante quien harías reverencias si le encuentras en una fiesta.
Han querido además meterse en líos especiales. El episodio del rodaje de un plano secuencia, rodado a su vez en un único plano o el que se produce en la entrega real de los Globos de Oro. O el último, una traca final que se desarrolla en Las Vegas, en decorados naturales que podían utilizar en estrechas franjas horarias.
Este episodio es el que le ha valido un premio a Bryan Cranston, que vuelve a mostrar que no solo es un tremendo actor de comedia, sino que tiene un humor físico sideral. Este final muestra también que la serie no para de mejorar desde sus inicios. Una suerte ya que se ha confirmado que habrá segunda temporada.