La octava edición de los premios de la Fundación Dádoris permite acceder a la universidad a 76 jóvenes
Más de 70 jóvenes que corrían el riesgo de no tener la posibilidad de continuar con sus estudios podrán finalmente ir a la universidad. Aunque parecía que su sueño se iba a frustrar por lo de siempre, el dinero, 76 estudiantes de toda España seguirán con su formación gracias a la Fundación Dádoris.
El pasado 22 de septiembre esta organización celebró la octava edición de sus premios, dedicados a alumnos brillantes que corren el riesgo de no poder continuar sus estudios por su situación económica. Estos galardones suponen una aportación para la formación de estos jóvenes de 387.500 euros, es decir, unos 5.000 euros por estudiante. Una cuantía que permite a los alumnos poder acceder a la educación superior universitaria.
La Fundación Dádoris se creó en el año 2018 con el objetivo de evitar que se desperdicie el talento. Desde entonces, esta organización ha ayudado a 137 estudiantes, de los cuales 40 ya se han graduado. “Con las becas públicas, muchas veces no llega para los estudiantes que no tienen recursos si se tienen que desplazar o cambiar de domicilio”, expone Aurelio Medel, portavoz de la Fundación Dádoris, en declaraciones a infoLibre.
El dinero que permite que estas chicas y chicos puedan continuar con su formación proviene de los socios y mecenas de la fundación, quienes a lo largo de todas las ediciones han aportado casi 2,1 millones de euros. Se trata de particulares y empresas que, según cuentan desde la Fundación, se identifican con perfiles parecidos a los de estos jóvenes, es decir, partieron en muchos casos de un origen humilde pero consiguieron labrarse un futuro próspero gracias a los estudios. “Lo que les motiva es que pueda haber más personas que puedan llegar a tener una transformación real gracias a la formación académica”, comenta Medel.
También participan más de 38 empresas colaboradoras y 302 voluntarios que acompañan a los jóvenes, asumiendo el rol de mentores para seguirles en su camino. Estos voluntarios no solo les acompañan si no que les prestan ayuda para que puedan avanzar en su trayectoria profesional, explicándoles cómo es entrar al mercado laboral, por ejemplo, ayudándoles a conseguir prácticas. Desde la Fundación se encuentran con casos en los que el entorno familiar no les puede asesorar y, por lo tanto, nadie les advierte de la situación del mercado laboral que pide más aptitudes aparte de buenas notas.
Casi seis de cada diez ayudas las reciben mujeres. Un 57%, en concreto. Esto, según explican, se debe a la propia situación de las universidades, que en los últimos años cuentan con una mayor participación femenina. Según datos del INE, las mujeres formaban el 54,4% de los graduados en educación superior en el 2022, mientras que los hombres se quedaban en el 45,4%.
Los alumnos también se solidarizan
“Exprimid esta oportunidad. Profundizad en la vida de adultos y no os limitéis a ver pasar por la vida. Tenéis que hacer el cambio y ser referentes para los demás. Os toca construir vuestro propio camino. Disfrutad del viaje”, pidió a los estudiantes Pedro Alonso, presidente y fundador de Fundación Dádoris.
Y así lo hacen. Al recibir las ayudas, los alumnos se comprometen a que su rendimiento en la universidad sea excelente. De todas formas, desde la Fundación explican que son flexibles, puesto que entienden que mantener el mismo nivel siempre es demasiado, aunque asumen que “el esfuerzo hay que premiarlo y valorarlo”. Aún así, hay que tener unos límites, explican. “Cuando damos el premio a una persona que está en primero, lo que queremos es que acabe la carrera y por ello nos comprometemos a seguir manteniéndolos económicamente. También el alumno tiene que tener un compromiso con nosotros”, argumenta Medel.
Al recibir el premio, los alumnos también se comprometen a continuar esa solidaridad. Los jóvenes ayudan a los más desfavorecidos en forma de unas 50 horas, como mínimo, a tareas sociales para colectivos en riesgo de exclusión. “El voluntariado lo pedimos para que ellos sean conscientes de que igual que ellos han sido ayudados, también ellos tienen que ayudar, para que la cadena de apoyo se extienda”, apuntan.
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Los jóvenes, que se enfrentan a un mercado laboral desgastado y que no tiene hueco para todos, pueden continuar estudiando sin la preocupación de tener que dejar los estudios por la necesidad de trabajar, gracias a la dotación de estos premios.
“Hay gente que estudia y que accede a un trabajo que no le da para vivir, tenemos casos muy crudos en los que los graduados ni se hubieran podido imaginar que hubieran llegado a la universidad o que habrían conseguido tener el mejor expediente”, manifiesta Medel. Por ello, no es sorpresa que los alumnos se decanten más por las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés), conocidas por tener una gran inserción laboral. Un 63% de los jóvenes optan por alguna de ellas, aunque Medicina y Odontología se lleva todo el protagonismo, con 16 de los alumnos eligiendo este como su futuro.
“Hay que tener en cuenta que en muchos casos lo que los chicos necesitan es trabajar e, incluso sus familias necesitan ese dinero, por eso puede ser complicado que accedan a solo estar estudiando, de ahí las ayudas económicas”, argumenta Medel.