El absentismo laboral o la batalla política por definir la enfermedad, el trabajo y el tiempo

Unos trabajadores se refrescan en una fuente en Logroño durante una ola de calor.

La ampliación de los permisos laborales por fallecimiento de un familiar y por cuidados paliativos anunciado por el Ministerio de Trabajo ha puesto de nuevo en el centro del debate un indicador muy polémico: el absentismo laboral. A este cociente, que ha crecido en los últimos años, se aferra la patronal para oponerse a ampliar los permisos. Pero, ¿qué recoge realmente? Para los sindicatos es un cajón de sastre que mezcla ausencias derivadas de derechos adquiridos por los trabajadores, con incapacidades temporales justificadas y con ausencias injustificadas y, agregan, oscurece los análisis; para la patronal, es un conjunto de horas no trabajadas que tiene repercusiones productivas y económicas severas. 

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el absentismo como “la no asistencia al trabajo por parte de un empleado que se esperaba que asistiera”, excluyendo de este cálculo las vacaciones y las huelgas. Sí incluye, en cambio, bajas por incapacidad temporal derivadas de enfermedades comunes o accidentes laborales justificados con baja médica. Incluye también ausencias por permisos retribuidos o licencias por nacimiento o adopción, es decir, derechos adquiridos que los trabajadores pueden ejercer libremente, sin que ello suponga incumplir los compromisos laborales.

“Muchas informaciones sobre absentismo lanzan datos sin discernir la causa de la ausencia, de forma que no se mide bien el número de trabajadores que se ausenta de manera voluntaria del trabajo, o por escaquearse, como se diría coloquialmente, de aquellos que ejercen un derecho o están enfermos”, explica Mariano Sanz, secretario de Salud Laboral de Comisiones Obreras. Así, si se aprobasen las nuevas medidas que ha propuesto el Ministerio de Trabajo, el absentismo aumentaría, pero no porque los trabajadores decidan no ir a trabajar, sino por el ejercicio de un derecho adquirido legalmente. De ahí que este indicador pueda llevar a confusiones.

Para la patronal, que, según explica a infoLibre, apoya sus conclusiones en los datos de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (asociada a CEOE), el absentismo supone un problema que cuesta a las empresas “32.000 millones” y estimaban que crecería un 10% al cierre de 2025. Antonio Garamendi, presidente de la patronal, señalaba el absentismo como “el gran drama de España” y remarcaba que “1,6 millones de personas no van a trabajar todos los días”. La mayoría, eso sí, lo hace porque cuenta con una baja médica acreditada (el 80%, según Randstad) o porque disfruta de un permiso retribuido, como puede ser una mudanza o el cuidado de un menor.

Desde el sindicato UGT niegan la mayor y ponen el foco en los componentes con los que se construye este indicador. “El absentismo laboral no existe porque las ausencias injustificadas de los trabajadores —que están contempladas en el régimen disciplinario de los convenios y del Estatuto de los Trabajadores— son motivo de sanción e incluso de despido por parte de la empresa”, explica Fernando Luján, vicesecretario general de Política Sindical de UGT, que insiste en que “las incapacidades temporales no se pueden definir como absentismo laboral porque están justificadas por un dictamen médico”, concluye.

“El lenguaje no es inocente”, explica la abogada laboralista Mireia Martínez. “A menudo, las empresas, empresarios, prensa —y, lo que es peor, incluso los propios trabajadores— utilizamos expresiones como ‘se ha cogido la baja’. Esa frase, aparentemente inocente, sugiere que la baja es una decisión voluntaria y no es así. La baja no se ‘coge’, se expide por parte de un profesional sanitario”, remarca. “Normalizar ese lenguaje refuerza una narrativa culpabilizadora hacia quien atraviesa un problema de salud”.

Y aquí la abogada vuelve al concepto de “absentismo” para señalar que esta definición tiene una connotación negativa y voluntaria. “Una incapacidad médica no puede calificarse de absentismo, porque no responde a una decisión deliberada del trabajador”, concluye.

¿Cómo se calcula este indicador?

“El absentismo hace referencia a unas horas que la empresa esperaba que tú trabajases, pero que finalmente no se han realizado por la razón que sea”, explica Valentín Bote, director de Randstad Research. Los datos sobre este indicador los proporcionan diferentes agrupaciones y centros de estudio, desde la Asociación de Mutuas hasta varias empresas de recursos humanos.

Una de ellas es Randstad, que calcula trimestralmente un indicador en base a los datos de horas de trabajo pactadas y realmente trabajadas, que emite el Instituto Nacional de Estadística (INE). “Entre estos dos indicadores se da una diferencia que es sobre la que se trabaja. En este conjunto, unas son relativas a vacaciones y festivos, que no se incluyen en el indicador, pero hay otra serie de circunstancias que sí se incluyen en el cálculo”, detalla Bote. “Y la razón fundamental, la que explica casi el 80% del absentismo, son las bajas médicas, tanto por accidente de trabajo, como por enfermedad común”, detalla.

El 20% restante se debe a otras razones, como por ejemplo, las horas de huelga, que se miden como “absentismo por conflictividad laboral” o los permisos remunerados, donde entrarían casos como las mudanzas o los cinco días por hospitalización de un familiar. “Y luego está el absentismo puro y duro, las ausencias injustificadas”, concluye. 

Es en relación con este último punto, donde muchas veces se toma la parte por el todo y se identifica absentismo con ausencia injustificada o fraude. De hecho, una de las quejas de la patronal viene porque esta tasa ha ido aumentando en la última década y la duración de las bajas también se ha ido extendiendo. Como se observa en el gráfico, el indicador ha ido evolucionando al alza hasta un aumento del 7% en el segundo trimestre de 2025. Por su parte, las bajas por incapacidad temporal crecieron en un 5,5%. “Este incremento se debe a que hay más bajas que antes y estas, además, son más largas”, concluye el responsable de Randstad Research.

Este aumento en la tasa se suele achacar a una población activa más envejecida o a unas listas de espera más largas, sobre todo en lo relativo a la salud mental. Aunque, desde CEOE, Garamendi hacía referencia la pasada semana a “profesionales del absentismo”, que en su opinión “acumulaban bajas de larga duración” y pedía que las mutuas privadas tuviesen más potestad a la hora de gestionar las altas.

“Si lo que se quiere decir o sugerir —porque nadie se atreve a decirlo directamente— es que hay una especie de connivencia fraudulenta entre la persona trabajadora y el médico de cabecera, de lo que se está hablando es de un delito penal y las empresas tienen cauces legales para reclamarlo”, incide Luján. “Estamos ante un falso debate que lo que trata es de trasladar el coste de las incapacidades temporales, que muchas veces se deriva de las condiciones laborales a la Seguridad Social”, concluye.

La salud mental en el centro del debate

Cuando se habla de las causas que suelen motivar las incapacidades temporales, explica Sanz, la primera suele estar relacionada con afecciones musculoesqueléticas, pero en segundo lugar aparecen los problemas de salud mental, que son “más difíciles de objetivar” y que si se derivan responsabilidades hacia las mutuas, “serán más difíciles de abordar”, concluye el responsable de CCOO.

Laura Camps de Agorreta: "La mentira del absentismo laboral es una estrategia de marketing de la patronal"

Laura Camps de Agorreta: "La mentira del absentismo laboral es una estrategia de marketing de la patronal"

Si se observan los datos recopilados por Ranstad, que realiza un índice trimestral detallado por sectores, en las actividades sanitarias, asistencias residenciales y servicios sociales, el aumento en la tasa de absentismo era de las más altas, con alrededor del 10%. Aunque este sector concentró, a su vez, casi un 8% de todos los accidentes de trabajo con baja durante la jornada laboral entre enero y agosto, de acuerdo con las estadísticas del Ministerio de Trabajo.

“La sobrecarga laboral, la precarización, las exigencias inasumibles, la falta de recursos, el liderazgo tóxico…”, y así un conjunto de factores que enumera la abogada y que han hecho mella en las afecciones relacionadas con la salud mental. De hecho, según las estadísticas del Ministerio de Trabajo, casi la mitad de las muertes en la jornada laboral ya se produce por problemas cardiovasculares que pueden estar relacionados con problemas de salud mental derivados del estrés.

“Por eso, cuando se afirma que ha aumentado el absentismo por salud mental, conviene precisar: ha aumentado la enfermedad derivada de las condiciones materiales de la clase trabajadora”, insiste Martínez. “Los trastornos mentales pueden ser multifactoriales, sí, pero eso no los hace menos objetivos: son la consecuencia directa de un entorno laboral y social precarizado”, concluye.

Más sobre este tema
stats