INVESTIGACIÓN
El mapa de la basura de Europa: miles de vertederos amenazan el agua, los suelos y la salud pública
Un análisis de Investigate Europe —red internacional de medios de la que forma parte infoLibre— y Watershed Investigations revela que miles de vertederos en toda Europa se encuentran en zonas con riesgo de inundación, áreas que podrían poner en peligro el agua potable o lugares protegidos. El mayor ejercicio de cartografía de vertederos realizado a nivel europeo hasta el momento ha puesto de manifiesto que muchos de estos vertederos corren el riesgo de filtrar sustancias químicas tóxicas a las vías fluviales, lo que supone un cóctel potencial de daños para los seres humanos y los ecosistemas cercanos.
Esta investigación estima que hay hasta 500.000 vertederos repartidos por la UE y el Reino Unido, de los cuales aproximadamente el 90% se crearon antes de la entrada en vigor de las normativas de control de la contaminación. Sin embargo, su ubicación exacta sigue siendo en gran medida desconocida, debido principalmente a la falta de datos y al hecho de que muchos de ellos han sido tapados.
El análisis de los datos obtenidos a partir de solicitudes de libertad de información, organismos gubernamentales y fuentes públicas ha permitido localizar más de 60.000 emplazamientos. Es probable que muchos de ellos sean históricos, anteriores a la directiva sobre vertederos de la Unión Europea de 1999, lo que significa que podrían carecer de medidas de contención modernas, como el uso de revestimientos protectores para evitar fugas de residuos nocivos. Desde los “químicos eternos” que se filtran de un antiguo vertedero en las turísticas montañas griegas Taygetos, hasta los residuos de vertederos que se desmoronan en algunas partes de las costas británicas, la investigación representa un estudio pionero sobre el estado de los vertederos europeos.
Riesgo de inundaciones y acuíferos contaminados
“Es evidente que Europa está ignorando su crisis de vertederos”, afirma Jutta Paulus, eurodiputada alemana del grupo de los Verdes, en respuesta a los resultados de esta investigación. “Los cientos de miles de vertederos antiguos, muchos de ellos situados en zonas propensas a las inundaciones o la erosión, siguen siendo un peligroso punto ciego”. Entre los vertederos cartografiados, casi el 30% se encuentra en zonas con un riesgo significativo de inundación, lo que aumenta la posibilidad de que los residuos tóxicos entren en los sistemas hídricos. Más de 3.000 vertederos se encuentran en zonas protegidas, lo que pone en riesgo de contaminación los ecosistemas y los hábitats naturales. Otros miles de ellos están en lugares donde las aguas subterráneas tienen un mal estado químico, algo que los vertederos posiblemente han agravado. Además, se han identificado casi 10.000 construidos sobre zonas de agua potable en España, Francia, Reino Unido, Países Bajos, Alemania e Italia.
Los que corren un riesgo más evidente se encuentran a lo largo de la costa. El análisis ha encontrado 346 vertederos en zonas de erosión costera en Inglaterra, Gales y Francia, mientras que más de 250 emplazamientos en otras partes de Europa se encuentran a menos de 200 metros de la costa, lo que los expone a un riesgo potencial de erosión o exposición a marejadas ciclónicas. “Con el aumento de la frecuencia y la magnitud de las inundaciones y la erosión provocadas por el cambio climático, existe un mayor riesgo de que estos residuos lleguen a nuestro medio ambiente”, afirma Patrick Byrne, de la Universidad John Moores de Liverpool, que añade que los materiales nocivos que se diseminan desde los vertederos suponen otras amenazas. “Sabemos que los plásticos se están acumulando en la fauna, los seres humanos y el medio ambiente, y hay pruebas emergentes de sus efectos negativos para la salud”. En el Reino Unido, se estima que el 80 % de la población vive a menos de dos kilómetros de un vertedero.
La Agencia Europea de Medio Ambiente enumera una serie de sustancias nocivas que podrían escapar a través de los lixiviados (líquidos que se drenan o «lixivian») de estos vertederos: “metales pesados y compuestos de nitrógeno amoniacal, así como contaminantes emergentes como productos farmacéuticos, plastificantes” y PFAS o los denominados “químicos eternos”.
En Grecia, varios periodistas encargaron análisis de laboratorio de las escorrentías procedentes de un antiguo vertedero en el sur del Peloponeso. El vertedero de Maratholaka, que cerró en 2022 tras años de campaña por parte de activistas locales, está situado en las pintorescas montañas de Taygetos, que visitan miles de excursionistas cada año. Sin embargo, alrededor del vertedero siguen siendo visibles toneladas de residuos y los resultados de las pruebas revelaron niveles de PFAS 76 veces superiores a los estándares del agua potable, así como fugas de metales pesados como mercurio y cadmio.
Tras cartografiar los emplazamientos, Investigate Europe y Watershed Investigations realizaron modelos para mostrar el alcance potencial de los riesgos medioambientales. Al ampliar el análisis para tener en cuenta el medio millón de vertederos que se calcula que hay en toda Europa, los peligros parecen aún más graves, ya que 30.000 se encuentran en espacios protegidos, 140.000 corren riesgo de inundación y casi 300.000 tienen aguas subterráneas contaminadas. Según un estudio de la empresa privada Waste to Energy International, el coste estimado de subsanar todos los vertederos de la Unión Europea— incluyendo también los del Reino Unido— oscilaría entre los 100.000 millones y un billón de euros.
El vertido ilegal de residuos también es un problema importante; la Europol lo ha identificado como uno de los ámbitos de la delincuencia organizada que más rápido está creciendo en Europa. Aunque los datos son escasos, el análisis ha identificado más de 2.000 vertederos ilegales en toda Europa, aunque es probable que haya muchos más. La Directiva sobre vertederos de la UE provocó una oleada de cierres de vertederos, así como la renovación de los que seguían en activo, pero no impuso a los Estados miembros de la UE la obligación de realizar un mapeo exhaustivo, ni la obligación general de garantizar la seguridad de todos los vertederos cerrados. La Comisión Europea ha iniciado 42 procedimientos de infracción contra Estados miembros por incumplimientos de la Directiva sobre vertederos desde 1999, que afectan tanto a vertederos legales como ilegales, según el análisis de Investigate Europe. Casi la mitad de ellos están actualmente abiertos, según la base de datos oficial.
España, Chipre, Eslovenia y Eslovaquia son algunos de los países que han sido llevados ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, algunos en múltiples ocasiones. Italia, uno de los Estados miembros con peores resultados, ha pagado cientos de millones en sanciones relacionadas con su historial en materia de gestión de residuos. En un solo caso, Italia pagó 326 millones de euros, según las cifras publicadas en abril por la Comisión Europea. En algunos casos, los esfuerzos de la UE por hacer cumplir la normativa no han logrado resolver los problemas: Investigate Europe ha revisado múltiples casos de infracción— en los que los vertederos se clausuraron— y ha hallado que varios emplazamientos seguían presentando problemas años después.
La falta de datos en España
“La falta de datos coherentes y centralizados hace que sea casi imposible obtener una visión completa y precisamente por eso son tan importantes las conclusiones de esta investigación", afirma la eurodiputada Jutta Paulus. “Sin una supervisión más estricta y una integración exhaustiva de los riesgos de los vertederos en las políticas de residuos y clima, Europa corre el riesgo de sufrir graves repercusiones en su agua, su suelo y su aire”.
Esta falta de datos es especialmente patente en España, donde no existe una base de datos pública, actualizada y centralizada que permita saber cuántos vertederos hay, dónde están y en qué estado se encuentran. En el portal estatal de datos solo aparece un archivo con 197 ubicaciones, sin información para cada punto, y actualizado en mayo de 2018, hace más de siete años. Preguntado por infoLibre, el Ministerio de Transición Ecológica afirma que no dispone de datos más detallados ni actualizados, y que corresponde a las comunidades autónomas recopilar esta información.
A este listado de hace siete años se suman conjuntos de datos sueltos publicados por algunas administraciones. La Diputación de Castellón y el Gobierno de Navarra, por ejemplo, publican la ubicación de los vertederos que gestionan, mientras la Comunidad de Madrid dispone de un listado de 2018 sin localizaciones, y la Junta de Castilla y León difunde los vertederos sellados en el marco de su programa de residuos. Pero ninguno de estos datos sirven para formar un inventario común de ubicaciones activas ni permite reconstruir el mapa completo de vertederos a escala estatal.
Esa fragmentación de la información convive con un expediente europeo que lleva casi una década abierto. Tras emitir el primer aviso en 2015, en 2024 la Comisión Europea decidió llevar a España ante el Tribunal de Justicia de la UE por incumplir la directiva de residuos. El caso llegó al tribunal el pasado mes de julio. Según Bruselas, en España siguen existiendo al menos 195 vertederos ilegales que no han sido cerrados, sellados ni restaurados desde 2008, y que “causan un daño significativo al medio ambiente y a la salud humana”.
Según afirma la Comisión, España ha incumplido de forma “general, sistemática y continuada” sus obligaciones: primero, por no adoptar durante años las medidas necesarias para garantizar una gestión de residuos que no ponga en peligro la salud ni el medio ambiente, y segundo, por no asegurar que los productores garanticen un tratamiento adecuado de los residuos.
La Comisión ha rechazado compartir con infoLibre la ubicación de estos vertederos por tratarse de un proceso judicial abierto, y tampoco ha respondido a las preguntas de Investigate Europe sobre los riesgos medioambientales de los vertederos en la Unión Europea.