Casado en modo presidente
Tras convocarse las elecciones en Castilla y León, Pablo Casado ha activado lo que podríamos denominar el “modo presidente”. El líder del PP comparece ante los medios con las banderas de España y de la UE detrás para dar más solemnidad a su imagen. Además, utiliza al hablar un modo pausado y aprovecha todas las entrevistas para lanzar sus ofertas electorales entre las que destaca la archisabida bajada de impuestos. Otro pilar básico de sus recientes apariciones públicas es el sector ganadero y la polémica por las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, en contra de las macrogranjas. Con este tema, que sin duda es la “estrella” de la campaña del PP en Castilla y León, puede haber alguna sorpresa ya que las explotaciones extensivas, pequeñas granjas familiares, se ven perjudicadas por la creciente implantación de las macrogranjas. El Partido Popular tendrá que decir a quién apoya y al final esta torticera maniobra de los populares para rentabilizar electoralmente las declaraciones de Garzón se puede volver en su contra.
Pero dicho esto, a nadie se le escapa que el adelanto de las elecciones en Castilla y León obedece más a los intereses de Pablo Casado para llegar a la Moncloa que a las necesidades de los castellanoleoneses. Casado quiere jugar de nuevo con estas elecciones la carta del impulso electoral que recibió su partido después del abrumador éxito de Ayuso en las elecciones madrileñas. Dicho de otra forma, Pablo Casado ve estas elecciones autonómicas, en las que previsiblemente puede ganar el PP, como un “peldaño de la escalera” que le ayudará a hacer realidad su gran sueño, sustituir a Pedro Sánchez en la presidencia del gobierno. Pero Casado tiene un problema, si Alfonso Fernández Mañueco, actual presidente de Castilla y León y candidato del PP a la reelección, no consigue mayoría absoluta, tendrá que gobernar con Vox, o en cualquier caso con el apoyo parlamentario del partido verde. Si esto ocurre, el PP tendrá un pesado lastre cuando lleguen las elecciones generales. Esta dependencia de la extrema derecha restará sin duda votos a Casado cuando se enfrente en las urnas con Pedro Sánchez, eso en el caso de que él sea el candidato del PP en las elecciones de 2023, no olvidemos que la “sombra de Ayuso es alargada”
Las primeras encuestas de las elecciones de Castilla y León no avalan la ansiada mayoría absoluta del PP, hablan de un posible empate técnico entre el PSOE y el PP. Además, la entrada en la contienda electoral de nuevos partidos como Soria ¡Ya! o Por Ávila puede alterar el actual mapa político de la comunidad castellanoleonesa y hacer más difícil la formación del nuevo gobierno regional.
Así pues, volviendo al símil de la escalera puede ocurrir que, después del gran impulso electoral que tuvo Pablo Casado tras el triunfo en la Comunidad de Madrid de su otrora amiga Isabel Díaz Ayuso, tenga en Castilla y León un tropezón o lo que es peor una caída que daría al traste con su carrera a La Moncloa. Pero en el supuesto de que Mañueco triunfara el día 13 cabe preguntarse qué hará Casado, ¿se trasladará a la sede del PP en Valladolid para salir al balcón con Mañueco y recibir la aclamación de sus seguidores? o ¿será de nuevo el balcón de Génova el escenario donde Casado celebrara este hipotético triunfo electoral? Queda poco tiempo para saberlo.
En cualquier caso, lo que parece evidente es que Casado ya se ve en La Moncloa y esto a veces le ha causado algún problema cuando entra en acción su subconsciente. El pasado 20 de diciembre Pablo Casado intervenía en el congreso del PP de Aragón con el uso del Falcon como argumento. Casado alardeó en su intervención de que en un reciente viaje por cuatro países de Latinoamérica “no había usado el Falcón”. Al líder del PP se le olvidaba un pequeño detalle, hoy por hoy no es el presidente del Gobierno, mañana ya veremos.
Rafael Sánchez Sánchez es socio de infoLibre