Cincuenta años después, se abre el futuro de una zona olvidada

Ana María Aguilar Manjón

Todos los periódicos daban la noticia el 11 de junio a media tarde. Pero no todos decían lo mismo.

Llevo en Madrid desde el año 1971; dos años antes, la verja se cerró. Como es posible que deduzcan, la razón del traslado no fue otra que el cierre de la misma, tras dos años del paro consiguiente que sufrimos en casa. Mi padre trabajaba en Gibraltar.

Gran parte de mi familia quedaba en La Línea de la Concepción, otra en el resto del Campo de Gibraltar. Y podemos decir que ¡fuimos afortunadas! Porque las consecuencias devastadoras de aquel cierre y la degradación de aquella esplendorosa ciudad y del resto de la zona, nos afectaron como a todas, pero se gestionaron para que no fueran excesivamente traumáticas.

La situación de La Línea de la Concepción y del Campo de Gibraltar ha sido retransmitida cada cierto tiempo, estigmatizándola y dando una malísima imagen que, aunque obedece a parte de la realidad, no es toda la realidad. Ni toda su gente se dedica a las actividades ilícitas que trasladan las “informaciones periódicas”. Se puede vivir y se disfruta de la vida, cómo en otros lugares. Con grandes problemas, que requieren de voluntad política, que, desde el cierre de la verja, apenas ha existido. Siempre se ha dejado de lado. Y las gentes han seguido cruzando la verja “anacrónica” para trabajar, en una Europa sin fronteras.

Con grandes problemas, que requieren de voluntad política, que, desde el cierre de la verja, apenas ha existido

Nos dicen que desaparece la verja, la circulación de personas y mercancías será libre (salvo control aeroportuario y portuario), el aeropuerto es de uso común y que existe acuerdo fiscal que impondrá las cargas económicas obligatorias sobre diferentes manifestaciones de la capacidad económica de personas y empresas. Cuestión que supone un riesgo importante, pero debemos esperar para conocer y no prejuzgar su inexistencia. Nada tiene que ver con la soberanía de Gibraltar. Se trata de mejorar la vida de todas las gentes de la zona y de situar en el siglo XXI a La Línea de la Concepción, a todo el Campo de Gibraltar y a Gibraltar.

Ahora falta que se traduzca en instrumento jurídico y que los parlamentos lo aprueben para que se haga realidad una aspiración de quienes sufren demasiado tiempo una situación injusta y devastadora.

Yo, ya tenía decidido mi vuelta a La Línea, mi pueblo.

Gracias, ministro José Manuel Albares por su trabajo.

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Ana María Aguilar Manjón es socia de infoLibre.

Ana María Aguilar Manjón

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