González, Nacho González, no se da por vencido

Fernando Pérez Martínez

Defenestrado, el gomoso y repeinado Lasquetty vuelve a la carga. La caudillesa del Pepé madrileño es propietaria de los derechos de usufructo de la Comunidad de Madrid. Lo es por adquisición opaca mediante la nunca bien demostrada compra de voluntades de dos infiltrados en el socialismo de Simancas. Ella designó con el óxido de su lacado dedo índice al propietario o lo que sea del ático. Sí, ese ático de difícil justificación financiera. El del presidente de la Comunidad de Madrid. Presidente por real voluntad de la cazatalentos madrileña. De nombre González, Nacho González.

Éste, sin tiempo para reponerse del último mamporro recetado por los defensores de la sanidad pública madrileña, se descuelga nombrando al desconocido, para la opinión pública, Rodríguez Rodríguez como sustituto del malhadado y engominado Lasquetty. Es sospechoso que en la semblanza que los periódicos y noticiarios informativos se refieran a Rodríguez Rodríguez exclusivamente en los términos que figuran en su currículo oficial de la Asamblea de Madrid, limitándose a la recogida de datos como edad, cirujano, nefrólogo, vicedecano…, silenciando su trabajo “más significativo” para una de las empresas constructoras que optaban a las privatizaciones de hospitales madrileños. Compañero de Lamela, de infausto recuerdo en la sanidad madrileña.

Dicha empresa figura en los papeles de Bárcenas, relacionada con el apellido Pozuelo, donante clandestino del PP según aquellos asientos, reseñado en la contabilidad B que denuncia el extesorero y exsenador del partido popular. Tampoco menciona el periodismo de investigación de derechas el llamativo cambio de nombre de la constructora relacionada con la trama de corrupción que los tribunales españoles investigan bajo el nombre de caso Gürtel de Francisco Correa.

La antigua Constructora Hispánica enfangada en tan enojosos asuntos opera en la actualidad bajo el pabellón de Assignia, razón comercial en cuyo seno presta (o prestaba según compatibilidad que todo puede ser) su servicio el recién estrenado consejero de sanidad de la comunidad de Madrid Rodríguez Rodríguez, compañerito de ansias privatizadoras del desabrido calumniador Lamela, descalificado por la justicia, exconsejero de sanidad y predecesor en el cargo de Ro. Ro. Qué pretenden en el Pepé de Madrid, se pregunta la ciudadanía ante semejante designaciónPepé. ¿Es que no hay en el entorno del Pepé madrileño un candidato que no tenga dependencia salarial con las empresas privadas que aspiran a desmantelar, a como dé lugar, mediante la prevaricosa privatización del suculento bocado de la sanidad pública? ¿Significa esta selección que no renuncian a su pretensión de ofrecer desde cargos de representación pública el estado de bienestar de los madrileños al lucro de peculiares negociantes particulares? Y la prensa, nuestro sector informativo, ¿qué parte tiene en la maniobra guardando silencio sobre la parte del currículo non sancto del flamante consejero Rodríguez?

El clamoroso silencio de nuestras empresas públicas y privadas de información resulta elocuente y da pie a las especulaciones más inquietantes entre los ciudadanos. La marea blanca de la ciudadanía no puede relajarse ante la nueva maniobra oculta del torticero González, Nacho González. Es intolerable la discreción de quienes de oficio están obligados a denunciar o al menos publicar la significativa trayectoria del servidor de Assignia, empresa aspirante, entre otras, al pastel de la sanidad pública, que a partir de ahora es el máximo cargo en la consejería del ramo y por tanto, ¡horror¡, su principal defensor. En palabras del dramaturgo y premio Nobel de Literatura: matamos al lobo pero la loba preñada huyó…

No se dan por vencidos, la codicia, el afán de saquear los bienes públicos es tan motivador para esta gente que antes que el cadáver político de Lasquetty se arrellane en un confortable ataúd de consejo de administración de empresa privada, ya exhiben de nuevo el filo de los colmillos de su nueva y recurrente estrategia predadora a la que aún no han quitado el precinto. Habrá que seguir defendiendo sin desfallecer el sistema de sanidad pública ante la nueva arremetida de los desvalijadores de los bienes del pueblo de Madrid, bienes cada vez más menguados. Se acercan en silencio, amparados en la sombra.

Para desgracia de católicos creyentes en la providencia divina, ésta no evitará las uñas afiladas y de cerco oscuro y sangriento que amenazan la propiedad pública, pues en palabras de alguna de sus lumbreras que ejercen de ministros en el actual gobierno, la santa de Ávila y la virgen del Rocío están muy ocupadas en sus despachos gubernamentales. No dan abasto. Bienvenido, consejero Rodríguez Rodríguez, los que siguen en la lucha te saludan. Disfrutamos mucho asistiendo a la defenestración de Lasquetty. Aquí seguimos. La sanidad pública no se vende, se defiende.

Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

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