Las humanitarias Fuerzas de Defensa de Israel
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han confirmado haber bombardeado “operativos que habían atacado a los civiles drusos” en Siria. Nadie de esa minoría siria los había llamado, pero ellos acudieron. Es un gesto que —a más de comprensible, dada la fiel participación de algunos de sus propios drusos en las FDI— honra a quienes poseen ya una larga experiencia en acciones humanitarias. Vayan por delante unas cuantas perlas.
Todo comenzó con la denodada lucha de un reducido grupo de judíos sionistas del centro y este de Europa –descendientes, muchos, no de la Diáspora, sino de conversos históricos, lo cual los honra aún más— por la independencia de la opresora Administración colonial británica en la Palestina de entreguerras, la nueva Tierra Prometida para aquel bendito grupo de iluminados: el primer gran hito de esa carrera humanitaria fue la voladura, en julio de 1946, del hotel Rey David de Jerusalén, por la cual convierten en mártires de su noble causa a 91 personas, soldados y funcionarios de la Administración británica de distintas nacionalidades. Entre ellos, 48 palestinos y 17 judíos.
Pero esa lucha no bastaba. Había que limpiar la sagrada tierra del Israel bíblico de las gentes que la profanaban con su presencia: en Deir Yasin, en abril de 1948, grupos paramilitares sionistas ejecutan, muchos a cuchillo, a un centenar de palestinos, incluidos mujeres y niños. Poco después, en la subsiguiente guerra suscitada por la fundación del Estado de Israel, esos grupos, junto a soldados de las flamantes Fuerzas de Defensa de Israel, promueven una campaña de advertencia del luctuoso suceso, previniendo a la población árabe de su repetición: 700.000 palestinos, ocupantes de la Tierra Prometida por Yahveh a su pueblo elegido, huyen, librándose así del terror gracias a tan humanitaria advertencia. También se librarían de la molesta posesión de sus casas, de sus campos, de todos sus bienes, que serían transferidos al nuevo Estado por la Ley de la Propiedad Ausente. La cual recuerda, por cierto, a otra ley similar, muy cara a los descendientes de republicanos españoles fugitivos de otro terror. Y es que las leyes humanitarias, con todo, no son privativas de Israel.
Había que limpiar la sagrada tierra del Israel bíblico de las gentes que la profanaban con su presencia: en Deir Yasin, en abril de 1948, grupos paramilitares sionistas ejecutan, muchos a cuchillo, a un centenar de palestinos, incluidos mujeres y niños
Habían quedado unos 150.000 ocupantes de la sagrada tierra, que serían, si bien no del todo de buen grado, más o menos tolerados. Eso sí, bajo la administración militar. Por su seguridad, probablemente. Durante unas protestas por su discriminación, en octubre de 1956, fue decretado un toque de queda en las poblaciones árabes: en Kafr Qasin, 49 campesinos son ametrallados al regreso del campo por transgredir una medida que no podían conocer, atareados en sus labores agrícolas como estaban. Un pequeño fallo de humanidad por parte de las humanitarias Fuerzas de Defensa de Israel. No obstante, la injusticia sería reparada por la condena ejemplar impuesta al jefe militar responsable de la masacre: el pago de un céntimo de séquel. Larga sería la lucha de la población palestina de Israel —musulmana, cristiana o, en menor medida, drusa— por sus derechos. Al fin, fue derogada la ley marcial en 1966 y los palestinos fueron reconocidos como ciudadanos israelíes.
En junio de 1967, las FDI, constituidas ya en el brazo armado de Yahveh y ejecutor de sus divinos mandatos, atacan preventivamente Egipto en lo que se conocerá como Guerra de los Seis Días. La destrucción por completo de la aviación egipcia en el ataque sorpresa devino en la aplastante superioridad aérea de Israel frente a sus cuatro enemigos. A partir de ahí, la conquista de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, la península del Sinaí y los Altos del Golán por las FDI sería un paseo militar. Yahveh invitaba a su pueblo a tomar el resto de la Tierra Prometida. Comenzaba, así, su lenta colonización: unos 300.000 palestinos y 100.000 sirios huyeron o fueron expulsados de su tierra ancestral en Cisjordania y los Altos del Golán.
La ONU, por cuya resolución 181 había nacido Israel en 1948, adopta una larga serie de resoluciones, condenando la ocupación de esos territorios por el Estado que había alumbrado, y disponiendo la protección de su población. De esto último también se encargarían las humanitarias FDI, reprimiendo, cariñosamente, su lucha de liberación primero y su Intifada cívica después. Hasta hoy, con las consecuencias de todos conocidas.
Buena parte de aquellos 700.000 fugitivos del terror desatado en Deir Yassin acabaron ocupando la también bíblica Gaza. De ellos descienden mayoritariamente quienes hoy, advertidos, faltaría más, por las humanitarias Fuerzas de Defensa de Israel, pululan entre hambres, ruinas y bombas, en pos de una incierta salvación del furor desaforado de tan humanitarias fuerzas. Las humanitarias FDI. Embajadoras de amor y paz ante los pueblos de Oriente Medio.
________________________
Rafael Muñoz Herrador es socio de infoLibre.