Librepensadores

Por supuesto que no son todos iguales

Carmen Gamiz González

Irene Montero y Pablo Iglesias preguntarán a sus bases si éstas creen que deben seguir en sus puestos políticos o dimitir. Su gran pecado: meterse en una hipoteca de 30 años para pagar una casa de 600.000 a las afueras de Madrid para poder tener un poco de intimidad y no ser constantemente asaltados e intimidados por unos pseudo periodistas que parecen más aves de rapiñas que profesionales de la información.

En un país donde la corrupción campa a sus anchas; donde estamos gobernados por un partido político imputado por corrupción, que parasita y corroe desde dentro todas las instituciones públicas donde meten la zarpa; en un país donde los dos partidos principales se han ido turnando en la desvergüenza y en el saqueo de los fondos públicos; donde la separación de poderes está siendo cuestionada; donde los nacionalismos de derechas están enzarzados en una cruenta lucha para que parezca que el conservadurismo y nacional catolicismo catalán y su equivalente centralista español son dos posturas políticas opuestas (cuando en realidad obedecen a los mismos intereses de las grandes empresas del Ibex y así de paso hacer que la gente se olvide de los recortes de derechos, de libertades, la pérdida de poder adquisitivo, las puertas giratorias y las gravísimas consecuencias que estas tienen en la política energética de este país...). En fin, en un Estado de descomposición moral absoluta como el que venimos padeciendo desde hace décadas, es absolutamente indignante que se linche a los representantes de un partido político que representa a más de cinco millones de personas y cuyo programa político suscribe por tanto muchísima gente y que intenta recuperar el estado del bienestar que ha sido dinamitado por las políticas neoliberales y austericidas que ha venido imponiendo el gobierno de M. Rajoy en estos siete años.

Podemos es el único partido que ha mantenido una línea de pensamiento y acción coherente a todos los niveles desde el principio y que no se ha vendido a los cantos de sirenas del poder. Puede que ahí esté la verdadera razón de por qué intentan acabar con él con tanto ahínco. Si lo consiguen cinco millones de personas habremos perdido la esperanza definitivamente de que la regeneración política y social de España sea posible. Y entonces perderemos todos porque les habremos dejado el campo libres a los que enarbolan los mensajes de odio y de miedo, a los que no les importa crear división, generar cada vez más injusticia social y más violencia con tal de mantener las prebendas y los privilegios acumulados durante demasiado tiempo.

Carmen Gamiz González es socia de infoLibre

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