Editoriales de libros

El flechazo editorial

El flechazo editorial

Dice la Wikipedia que el proceso conocido en inglés como speed dating, y en español como cita rápida o multicita, es “una variante del tradicional sistema de encuentros, cuyo propósito es disfrutar de citas románticas o de amistad”. Siempre según esta fuente, "las citas rápidas se originaron en círculos judíos de los Estados Unidos como una vía para asegurar que las personas solteras (o aquellos cuya pareja residía en otro lugar) que vivían en ciudades donde eran minoría, comparados con los no-judíos, se encontraran los unos a los otros".

El caso es que el sistema alcanzó gran popularidad y sus defensores argumentan que es un mecanismo que ahorra tiempo, “ya que la mayoría de la gente decide si son románticamente compatibles muy rápidamente y que las primeras impresiones son generalmente permanentes”.

Algo así, que ahorraba tiempo, debió pensar el primero al que se le ocurrió organizar una speed dating de editores y escritoresspeed dating, una práctica muy popular en Estados Unidos y Australia que también encuentra sus defensores por nuestras latitudes, como lo demuestra la convocatoria "Francia y este mismo fin de semana", del Mazarine book Day, organizado por la editorial Mazarine (perteneciente al grupo Fayard), o la próxima celebración, en abril y en Castellón de la Plana, del segundo ENDEI, Encuentro Nacional De Editores Independientes, un espacio de encuentro entre editoriales independientes y autores, pero también traductores, ilustradores o correctores ortotipográficos en busca de editorial en la que publicar sus textos o a la que prestar sus servicios.

Una historia de amor 

Les presento a Luis Rodríguez, cántabro de Cosío (1958) residente en Benicàssim (Castellón). En una vida anterior fue empleado de banca, aunque ahora se dedica a escribir, su pasión.

Les presento también a Óscar Sipán, oscense nacido en 1974, escritor de relato y novela aunque, para la historia que aquí nos trae, lo relevante es su condición de editor en Tropo Editores.

Se conocieron en el primer ENDEI, y lo suyo fue un flechazo.

Converso con ellos por teléfono, y no a la vez. Pero lo que me cuentan se integra perfectamente en una única conversación, así que me voy a permitir intercalar lo que me fueron diciendo como si, en efecto, hubieran hablado incluso sin actuar yo de intermediaria.

Óscar: Solemos acudir a encuentros de editores independientes porque nos van muy bien, además te juntas, hablas con los compañeros. En Castellón no habíamos hecho nunca nada, pero habíamos estado en Antequera, en Avilés…

Luis: Yo había publicado con KRK, una editorial asturiana que publica de manera bellísima pero tiene una difusión muy limitada. Y había mandado mi novela a un par de editoriales que habían pasado de mí. Así que era una oportunidad, estar cara a cara con Enrique Redel, de Impedimenta; con Julián Rodríguez, de Periférica; con Luis Solano, de Libros del Asteroide… los dueños de editoriales que me hacen tilín.

Óscar: A esos encuentros viene de todo, y también viene gente que no conoce tu catálogo, que no ha hecho ni el ejercicio de asomarse a lo que estás publicando. Nosotros llevamos 130 libros publicados y más o menos hay una línea editorial…

Luis: El día antes de la ronda de citas, asistí a una mesa redonda y me enamoré de la pasión literaria de Óscar Sipán. Óscar respira literatura. Llegé a casa, busqué quién era y a la mañana siguiente como conozco mucho al librero de la Librería Argot que organizaba los cara a cara, le pedí que me pusiera en la lista de encuentros de Sipán. Tú te sentabas durante cinco minutos con un editor e intentabas convencerle de que tu obra era cojonuda. Era como buscar pareja, una mesa redonda pequeñita, una florecita…

Óscar: Primero me tocó un tipo que me dijo: “Yo es que llego a casa y los extraterrestres no dejan de dictarme”. En un caso sí tienes que poner cara de sota, aguantar los cinco minutos que se te hacen larguísimos. Y después de ese esperpento llegó un autor que nos encantó… Su humildad. Desde el principio. Me dejó su manuscrito, me regaló un libro que había publicado, lo típico que picoteas y en el hotel esa noche no puedes parar, te lo meriendas. Además el libro venía con un prólogo de Ricardo Martínez Salmón.

Luis: Yo sabía a quién tenía delante, lo único que podía transmitir es mi entusiasmo por la literatura. Ellos te hacen preguntas tópicas como ¿A qué autor se parece lo que escribes? ¿De qué va lo que has escrito? Deben estar saturados de gente que se creen genios, que piensan que han escrito obras maestras. Lo único que les pude transmitir fue entusiasmo por lo que estaba haciendo.

Óscar: En Tropo recibimos 1.200 manuscritos al año, en papel, sin contar los que llegan ahora por correo electrónico. Estamos rodeados de vendedores. Destacar ahí es muy difícil. Aquí conoces a alguien y valoras su capacidad de venderte su historia, pero obviamente lo que vas a valorar al final es el manuscrito.

Luis: Yo tenía una actitud hostil hacia esas editoriales que se niegan a recibir a originales y lo dicen. Si no leen lo que se escribe, ¿cómo van a encontrar autores nuevos a los que publicar? Pensaba además que era una mala política comercial porque los escritores somos los lectores, somos sus lectores. Pero tras charlas con ellos les entiendo: probablemente es lo único que pueden hacer, ellos son los primeros que quieren encontrar algo bueno y que además venda. Ves el lado humano del trabajo editorial y entiendes por qué las cosas son así. Ves que son gente con una pasión enorme por la literatura, igual que la nuestra.

Óscar: Fíjate si Luis nos gustó que le publicamos cuatro libros de golpe. Un hallazgo, una perla.

Olfato de perro trufero

Tropo es una de esas editoriales pequeñas que apuestan por los autores noveles, aun a sabiendas de que las grandes están al acecho y antes o después vendrán a por las perlas de su cantera. Sara Mesa y Sergio del Molino son sólo dos escritores ahora en sellos de grandes grupos que antes pasaron por su catálogo.

Pero publicar a los desconocidos no es sólo necesidad de pyme editorial: es pasión. "Publicar nuevos autores, más para las editoriales pequeñas (o, más bien, minúsculas) como la nuestra, es una locura. Pero en mi opinión siempre tiene recompensa –me dice Amalia López, directora editorial de Sinerrata–. Claro, que esa recompensa no siempre (por no decir escasamente) es de tipo monetario. En nuestro caso particular, nos resulta difícil rentabilizar los costes de edición y operación publicando mayoritariamente a noveles, pero la recompensa llega de otras formas: la ilusión compartida con el autor, el reconocimiento de los lectores, el crecimiento de la editorial y la consolidación del catálogo gracias a estas obras. Estos eran los motivos por los que empezamos este proyecto y hasta ahora no nos han decepcionado".

Cuando le pregunto en qué caladero pescan autores, Amalia me cuenta que, al principio, hicieron "un llamamiento público (básicamente en las redes sociales) para que autores noveles interesados en publicar nos enviasen sus propuestas, y así es como hemos encontrado a casi todos los que aparecen en el catálogo. Hemos tenido cerrada la admisión de nuevos originales durante un tiempo porque nuestra frecuencia de publicación es dilatada y no teníamos capacidad para gestionar todo lo que nos llegaba, pero hace apenas unas semanas hemos vuelto a abrirla, aunque solo para novela de género negro".

¿A setas o rolex?

Íñigo García Ureta, editor, escritor y traductor literario, aunque dice estar “más bien fuera del mundo editorial que dentro”.

Pero es autor de un Éxito. Un libro sobre el rechazo editorial (Trama), en el que recoge (y reflexiona sobre) historias de editoriales que rechazaron manuscritos que, más tarde, alcanzarían la fama. Esa es la razón por la que he pensado en él para terminar este reportaje.

Las UTE del sector editorial

Las UTE del sector editorial

"Un autor nunca editado no es aún un autor, y por tanto no se apuesta por autores, sino por libros, títulos concretos. Salvo que se hable de consagrados, uno siempre publica libros, y desde que existe la lectura en voz alta uno sabe si un libro podrá o no tener una oportunidad", empieza.

Describe el trabajo de esos editores que buscan autores nuevos en términos que suenan a chiste, pero esconden un planteamiento muy serio: "Me gusta la metáfora del ir 'a setas o a Rolex'. Quien sabe qué busca tiene alguna que otra posibilidad de encontrar. Te pongo un caso concreto, como es el de Julián Lacalle, editor de Pepitas de Calabaza: supo abordar a Manuel Jabois antes que nadie, también logró ponerse en contacto con un 'invisible' como Iñaki Uriarte y encontró una perla como El hijo del legionario, de Aitor Sarabia”. Y añade entre paréntesis una aclaración sin duda necesaria: “Ahora, quien se desnorta porque precisa picotear de todos lados pierde consistencia, y a veces sólo halla 'trolex'".

En cuanto al speed dating, que es lo que nos ha traído hasta aquí. "Claro, siempre está bien conocer gente, no supone un mayor desembolso y ya no hay presentaciones de libros, por lo que cualquier excusa es buena para que te vean la cara". Eso en lo que al método respecta. ¿Y si hablamos de resultados de los métodos novedosos frente a los ya conocidos? "Citemos ese maravilloso diálogo entre Q y James Bond en el que el primero afirma que la edad madura no es garantía de eficiencia y el segundo replica que la juventud tampoco es garantía de innovación".

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