Música

iLe busca las raíces del Caribe

La música puertorriqueña Ileana Cabra, iLe.

Ahí estaba Ileana Cabra, entonces conocida como PG-13 —en referencia a la clasificación por edades del cine que desaconseja ciertas películas a los menores de 13—, tirando rimas en "Querido FBI". La canción había sido compuesta por el grupo de rap puertorriqueño Calle 13 para protestar por la muerte de Filiberto Ojeda Ríos, revolucionario boricua, a manos del FBI. En 2005, la cantante tenía 16 años, pero ya formaba parte del proyecto musical que ganaría dos docenas de premios Grammy. Después de una década curtiéndose en los escenarios con sus hermanos René Pérez, Residente, y Eduardo Cabra, Visitante, Ileana cambiaba su nombre artístico por iLe y se lanzaba al vacío en solitario. No lo haría con las rimas —esas que que le llevarían ese mismo año a recitar barrios puertorriqueños en La Habana—, sino con bolero y bugalú. 

Para ella, es lo mismo." Me considero bastante abierta musicalmente, me gusta salirme de mi zona de confort y tratar de encontrar cosas nuevas", dice por teléfono desde la isla, "pero ahora estoy en esto. Me gusta sentirme conectada a mis raíces caribeñas". El gusto por la tradición que exhibe en iLevitable, su álbum de presentación nacido en 2016, no es reaccionario. Al contrario. "Las islas estuvieran hechas para ser invadidas y acomodadas por el imperio", dice sobre su país, Estado Libre Asociado, sujeto al Congreso de los Estados Unidos aunque no puedan votar al presidente. "Tenemos que desarrollar el país desde nosotros mismos. La música también", defiende la cantante, pianista y compositora. Ahora afronta gira europea con tres fechas en España: Barcelona el 11 de julio, Madrid el 14 y Cartagena el 19 en el festival La Mar de Músicas. 

Así, cuando iLe canta el bolero "Dolor", no lo hace en un ejercicio de nostalgia, sino de reivindicación de la memoria. Primero, porque fue compuesto por su abuela, Flor Amelia de Gracia, maestra de profesión, amante del bolero y de la salsa hasta el mismo día de su muerte en 2011. Segundo, porque lo hace junto a Cheo Feliciano, leyenda puertorriqueña del género. El vocalista tampoco llegaría a escuchar la canción terminada: murió en 2014, a los 78 años, en un accidente de tráfico. "Mi papá, mi abuela y mi hermano Gabriel me enseñaron mucho sobre la búsqueda de esta música", señala Cabra, ", los compositores, los intérpretes, las orquestas, analizar cada canción y cada voz". De pequeña la examinaban, casi en broma, probando una canción tras otra: "¿Quién es este? ¿Y este?". Aquella niña ganó en marzo un Grammy al mejor álbum latino urbano o alternativo. Su familia se abrazó en Placita de Santurce y esa fue, dice, la única consecuencia que ha tenido el premio en su vida. 

Porque el disco ha sido, verdaderamente, un asunto familiar. No es la única letra firmada por su abuela: "Quién eres tú" abre el álbum con unos teclados que jamás se le hubieran ocurrido a Flor Amelia. "Quién eres tú que ha despertado mi dormido corazón/ Qué tienes tú para que pierda toda la razón", escribió en los años cincuenta. "Mi abuela estaba bastante avanzada a su época, y vienen sus canciones desde sus momentos y sus experiencias, comunicando su situación como mujer. Lo lamentable es que haya situaciones que, aunque hayan pasado en otro tiempo, sigan muy presentes", dice la música. Su disco no está creado solo desde una óptica femenina, sino feminista. 

Carmen Boza, fuera de cobertura

Carmen Boza, fuera de cobertura

La voz de iLe abre, sin acompañamiento, la canción "Rescatarme".  "Si al imán de tus gracias, atractivo,/ sirve mi pecho de obediente acero,/ ¿para qué me enamoras lisonjero/ si has de burlarme luego fugitivo?". Son versos de Sor Juana Inés de la Cruz, escritora mexicana y uno de los grandes nombre de la literatura barroca en español. La música se inscribe así sin titubeos en una estirpe de mujeres valientes. Y la canción es un grito de libertad contra los "hombres inseguros que pretenden humillar". La acusación que lanza sonará, por desgracia, a más de una: "Mataste con tu odio mi deseo de vivir". "En 'Danza para no llorar' me pongo en el lugar de la mujer que no puede salir de ahí, porque hay que ser consciente también de que nosotras mismas no nos valoramos". La habanera habla de un amor cegado: "Aunque sé que no eres suficiente para mí/ consolaré todas mis ilusiones para seguir aquí". "No podemos dejar pasar ciertos comportamientos por su sutileza, ni minimizar el maltrato", dice, tajante. 

Pero su pequeña revolución va más allá del dolor para fijarse en el sexo. En "Te quiero con bugalú", escuchada 1,3 millones de veces en Spotify, hace una reivindicación de la sexualidad femenina no tan habitual ni en el género ni fuera de él: "Me gusta la posibilidad de acostarme contigo/ pero contigo, mi vida, yo no puedo vivir". "Que haya esos tabúes todavía a mí me choca", dice entre risas. No entiende que pueda ser rompedor, en 2017, que una mujer no busque el amor eterno. O que pueda ser una de las piezas de un triángulo amoroso que se mira, esta vez, desde sus ojos. "Triángulo", compuesta por su hermana, Milena Pérez, es su propio "Corazón loco", aunque mucho más grave. "Es un tema del que se ha hablado mucho pero que desde el lado femenino parece difícil de asimilar", lamenta. 

Para que se suelte a hablar basta con preguntarle por sus aristas favoritos en esa música que marcó su infancia y que hoy, se queja, suena cada vez menos en Puerto Rico. "Gilberto Monroig es un bolerista de acá muy grande y para mí es un buen ejemplo porque cantaba sus canciones como si te estuviese hablando. Ismael Rivera, otra voz así bien callejera, bien real. Blanca Rosa Gil, Lucecita Benítez, con una voz espectacular, así bien poderosa..." Esa es su música. "Se trata de ser honesto y lo más transparente posible a la hora de interpretar y de crear", defiende. "Y como parte de esa transparencia, tomo esas voces que vienen de mi país y las actualizo. Estamos en un momento en que no deberíamos olvidar esta música."

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