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Literatura

José María Merino, Premio de las Letras Españolas: el gusto por contar historias

José María Merino, Premio Nacional de las Letras Españolas 2021.

El Premio de las Letras Españolas se concede al conjunto de la trayectoria de un escritor español en cualquier género y en las cuatro lenguas oficiales. El reconocimiento de este año a José María Merino es más que merecido, dada su trayectoria como narrador (ha cultivado todos los géneros, de la novela al microrrelato, pasando por la novela corta y el cuento), poeta en sus primeros tiempos (Cumpleaños lejos de casa, 2006, recoge su poesía completa), cultivador de la literatura de viajes (Los caminos del Esla, 1980, en colaboración con Juan Pedro Aparicio, uno de sus grandes amigos), de un diario sobre sus insomnios (Tres semanas de mal dormir. Diario nocturno, 2006), antólogo de cuentos y leyendas españolas, y ensayista literario muy recomendable, de lo que son buena prueba sus Ficción continua (2004) y Ficción perpetua (2014), adaptador de textos clásicos (como el Calila e Dimna, El Quijote, los naufragios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca o la historia de Jasón y los Argonautas) y autor de libros no menos relevantes en el terreno de la literatura juvenil, como Las crónicas mestizas (1992) y Los trenes del verano/No soy un libro (1992). Así que el jurado ha hilado fino en esta ocasión. Además, Merino es miembro de la Real Academia Española de la Lengua y ha obtenido entre otros muchos reconocimientos el Premio de la Crítica y el Nacional, ambos en la modalidad de narrativa.

Merino nació en A Coruña, pasó su infancia y juventud en León, hasta afincarse profesionalmente en Madrid, donde llegó en 1959 para estudiar Derecho y ha vivido gran parte de su vida, aunque diría que ha conservado ese gusto de los llamados escritores del noroeste por contar historias, que debe tener su origen primero en los relatos orales. A ello hay que añadir que ha sido siempre un gran lector y un escritor de aquellos que llamamos conscientes.

En el terreno del cuento, los lectores más curiosos pueden recurrir a sus Historias del otro lugar. Cuentos reunidos (1982-2004) (2010), que habría que poner al día. Aquí se recogen algunos de los cuentos suyos que prefiero, como El nacimiento en el desván, La casa de los dos portales, El soñador (recoge sus principales obsesiones y puede leerse como una poética), La noche más larga, La casa de los dos portales, El museo, El viajero perdido, Las palabras del mundo, Imposibilidad de la memoria, El Edén criollo, Un personaje absorto, La costumbre de casa, Cuando el huésped despierta... Pero entre sus libros se encuentran, también, en su afán de experimentar con la forma, con la estructura del conjunto, ciclos de cuentos y ciclos de microrrelatos, y otros híbridos barajando en el mismo volumen ambos géneros. Su libro de narraciones preferido, ha confesado en alguna ocasión, son los llamados Cuentos del reino secreto (1982). Sin contradecirlo, me decanto, sin embargo, por sus Cuentos del Barrio del Refugio (1994).Cuentos del Barrio del Refugio

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De sus novelas, no deben perderse La orilla oscura (1985) ni El heredero (2003), por citar solo dos de ellas sobresalientes, y sus microrrelatos –género difícil en el que se le considera un maestro en una y otra orilla del Atlántico– aparecen recogidos en La glorieta de los fugitivos (2007), pero además me gustaría llamar la atención sobre dos narraciones que se ocupan de la guerra civil: la novela La sima (2009) y el cuento El desertor.

La obra narrativa de José María Merino podemos situarla en la tradición de lo misterioso, lo misteriosoconcepto que él prefiere al de fantástico, al ocuparse de desentrañar las sombras de la realidad, la extrañeza de las cosas, la mixtura ominosa que se establece entre el sueño y la vigilia, la intuición de ciertas metamorfosis, acaso invisibles, que nos amenazan, la sensación de permanecer al mismo tiempo en ambas orillas, por decirlo con sus palabras, y con ello ha logrado explicar simbólicamente el mundo a través de sus obras de ficción. Pero en muchas de sus narraciones tampoco suele faltar el humor. Es curioso que uno de sus personajes más afamados, el profesor Souto, haya acabado convirtiéndose en casi mítico; y que otro, Sabino Ordás, un falso, compuesto con Aparicio y Luis Mateo Díez, haya continuado una notable tradición en nuestra literatura que contaba con cultivadores tan notables como D'Ors, Max Aub o Joan Perucho.

Merino se inició en la literatura, o mejor dicho, apareció como escritor a comienzos de los 70, junto a un grupo de narradores importantes, muchos de ellos hoy ya consagrados, como Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Juan José Millás o Javier Marías. Una de las mejores hornadas de la narrativa española de los siglos XX y XXI, cada uno con su estilo, estética, visión del mundo y personalidad propia.

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