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Tras el umbral

Callejero de Manglar

Alberto García-Teresa

Lastura Editorial (Madrid, 2022)

Aunque haya pocas dudas de que la poesía es el núcleo central de la obra de Alberto García-Teresa (Madrid, 1980) –como ratifican las entregas Hay que comerse el mundo a dentelladas (2008), Oxígeno en lata (2010), Peripecias de la Brigada Poética en el reino de los autómatas (2012), Abrazando vértebras (2013), La casa sin ventanas (2016), A pesar del muro, la hiedra (2017) y Cuando dejamos atrás lo posible (2022), a las que suma dos cuadernos poéticos—el perfil investigador del madrileño adquiere trazos fuertes como estudioso de la poesía de la conciencia y editor y antólogo de heterodoxos y disidentes que suman voz para definir una escritura marginal y a contracorriente que explora grietas ideológicas y asimetrías sociales. Pero el taller de Alberto García-Teresa elude cualquier calma estacional y recorre otras estrategias expresivas como la literatura hiperbreve. Si en 2013 vio la luz la compilación de microrrelatos Esa dulce sonrisa que te dejan los gusanos, en el catálogo de Amargord, ahora impulsa una nueva entrega de microcuentos, Callejero de Manglar, en el sello entusiasta de Lastura.

Con fuerte cohesión unitaria, Callejero de Manglar emplea en todas sus teselas verbales el mismo marco narrativo. Despojada de coordenadas geográficas concretas, una ciudad, ajena a los relojes, vive el desvelo rutinario del transitar. Su callejero está formado por espacios habitables en los que conviven realidad e imaginación, esos ámbitos de paredes difusas donde encuentran sitio sueños, vigilias, fantasías y desvaríos. Emancipadas del aire cotidiano, las moradas ausentes de Manglar muestran las huellas de una existencia atemporal e integran en su relato cotidiano cualquier azar.

La mágica escenografía de Alberto García-Teresa expande sus coordenadas espaciales como si alzara una ubicación concreta para el deslumbramiento: Helecho, 6; Cascada, 2; Espliego, I; Encina, 2, Coral, 8, Brizna, 2, Matorral, 6… Y en ese despliegue de diccionario natural se hace visible un pequeño círculo de conjurados del asombro para romper el estatismo. La amanecida no enmascara a nadie, solo alienta el paso cambiado de personajes que diseminan comportamientos y actitudes que empolvan la razón y la lógica para que aflore fuerte la estupefacción. Manos de aire alzan paisajes de luz somnolienta en los que es posible percibir que cualquier espejismo levanta vuelo.

El onirismo trastoca planos. Hace que las paredes bailen o que una simple casa habitable sea un conjuro de escaleras y sótanos de asombrosa profundidad de campo. Los elementos visuales se dislocan, aunque encajen perfectamente en la percepción de quien vive en la casa, sea un inquilino de carne y hueso o un adormecido fantasma que sale al día para dar entidad y ajetreo a su existencia.

Las instantáneas de cada lugar habitable construyen un territorio argumental de final sorprendente. Nada es lo que parece, a pesar de su previsible simplicidad. Y en esta continua mutación de sorpresas nunca se resuelven las ecuaciones del misterio que rebasa los límites de cada lugar abierto de Manglar. Habitar sus calles supone percibir indicios que nunca agotan su significación y que dan a cada dirección una identidad singular, nunca evidente; siempre aspiración a una realidad transcendida, que potencia nuevas dimensiones al estar.

Un poeta verdadero

Callejero de Manglar compila más de una centena de relatos mínimos que muestra reflejos de belleza. Una visión onírica, liberada de lo contingente. Con dicción cuidada y llena de sensibilidad poética, su concisión precisa alumbra claves argumentales en las que conviven la introspección, el testimonio sensorial, la mirada crítica y afinidades culturales con los legados esenciales de Ítalo Calvino, Jorge Luis Borges o la memoria ficcional del realismo mágico. Una entrega de hermosa edición en la que Alberto García-Teresa, en el despliegue de su creación, alcanza como escritor un nuevo escalón: el de hacerse a sí mismo un excelente cultivador de la escritura lacónica. Uno de los mejores.

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José Luis Morante es poeta, aforista y crítico. Autor de 'Nadar en seco' (2022).

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