Tanxugueiras: "La gente que piensa que hacemos música 'mainstream' está súper equivocada"

Tanxugueiras durante uno de sus conciertos en el Arde Lucus 2022.

Ana G. Liste (Praza.gal)

Sabela Maneiro, Aida Tarrío y Olaia Maneiro atienden a Praza.gal antes de su concierto en el auditorio del parque de Castrelos, en Vigo, donde se dieron cita más de 40.000 personas para ver en directo a Tanxugueiras un día después de la publicación de su tercer álbum, Diluvio (Calaverita Records). Queda muy lejos el mes de marzo, cuando comenzaron esta gira en A Coruña con la carrera eurovisiva aún en boca de todos. Con un nuevo disco y las ideas muy claras, afrontan lo que queda del verano con una agenda apretadísima hasta el otoño y con la intención de descansar en Navidad y regresar con fuerza para el año que viene. De momento, la gira Midas continúa.

¿Cómo veis la acogida de Diluvio? ¿Estáis muy pendientes de los números?

Aida: Acabamos de saber que es número uno de ventas en Amazon.

Sabela: Queremos creer que va bien.

Olaia: O quiere decir que los demás no están vendiendo nada, cosa que no me gustaría tampoco.

Aida: La preventa del disco ya fue genial y las reproducciones súper bien también. Con Hambre de Odio, la canción que sacamos junto con el disco, también súper bien. Todo está teniendo una aceptación maravillosa. Así que contentísimas.

¿Es el disco que queríais hacer? O hubo que acelerar mucho las cosas?

Sabela: Nosotras llevábamos trabajando en él alrededor de dos años.

Olaia: Desde las primeras canciones, Midas y Figa.

Aida: En Midas ya sabíamos de qué iba a ir el disco y antes del Benidorm Fest ya teníamos todos los temas encauzados: la mitad hechos y el resto casi finalizados. En realidad, el disco tenía que salir mucho antes, pero quisimos tomárnoslo con calma.

Sabela: Queríamos reposarlo. Y la verdad es que estoy muy contenta con el disco que hemos sacado.

¿Estáis siendo capaces de disfrutar de todo lo que os está pasando?

Olaia: Hay veces en las que una tiene que centrarse y decir ′eh, disfruta′, porque hay tanta sobreestimulación y tanto trabajo que por momentos te nubla ese estrés. Después sales el escenario y ves a toda esa gente cantando tus canciones, ves todo ese amor y ya se te pasa todo y vuelves a poner los pies en la tierra, a disfrutar de lo que estás haciendo y a darte cuenta del que estás consiguiendo. Y todo es hermoso en ese momento.

Con la gira Midas tenéis una agenda de conciertos bien apretada. Desde fuera parece que no puede ser lo mismo el concierto del festival Río Babel en Madrid que el de la fiesta de la Dorna en Ribeira, ¿para vosotras son muy distintos?

Olaia, Sabela y Aida: No.

Sabela: Bueno, pero lo de la fiesta de la Dorna es mucho más especial porque Aida es de Ribeira. Pero creo que cada concierto lo vivimos de una forma muy especial. Sí que vivimos de forma distinta los conciertos en los escenarios donde la música tradicional aún no había llegado, porque lo vemos como un logro mayor. Pero disfrutamos exactamente igual en un sitio que en otro. También depende mucho de cómo estés ese día: si estás muy cansada, tienes mucho calor...

Aida: No hay escenarios más importantes. Nosotras tocamos igual para 10.000 personas que para tres porque ese puede ser el concierto de la vida de esas tres personas.

¿Percibís diferencias en la reacción del público con vuestras canciones dentro y fuera de Galicia?

Olaia: La parte más tradicional de los conciertos es donde la gente se queda casi en silencio, escuchando y asombrada. Creo que se emocionan con estas canciones en todas partes por igual.

¿Y qué os dicen ahora las músicas y músicos con los que ya habíais coincidido cuando ahora sois cabezas de cartel? ¿Cambia vuestra manera de relacionaros?

Olaia: Es igual.

Aida: Es que no sabemos cómo se nos ve desde fuera. Pero nosotras tres individualmente, y a cualquier persona de nuestro entorno que le preguntes, somos exactamente las mismas. Aparte, tenemos algo que puede jugar en la nuestra contra y es que lo que ves es lo que somos. No tenemos un personaje ni nada aprendido que tengamos que decir. A veces es un problema, pero somos así.

Sabela: Nosotras lo naturalizamos mogollón porque lo vemos como un trabajo más. La gente pregunta: '¿cómo es vuestra vida ahora?' Pues es igual.

Pero tenéis un aluvión de trabajo ¿no?

Sabela: Sí, mucho más trabajo pero después exactamente el mismo.

Aida: Nosotras seguimos yendo a las fiestas, seguimos saliendo en Santiago, seguimos yendo a los bares, seguimos relacionándonos con gente de a pie (que es lo que realmente somos) [Risas]. Somos tres tías muy normales.

Sabela: Si le preguntas a una Rosalía, a un C Tangana, a una Nathy Peluso o a una Beyoncé supongo que sí que han cambiado. Lo único que cambia para nosotras es que cuando salimos de fiesta las tres juntas –o vamos a dar una vuelta las tres– nos tenemos que sacar muchas fotos. Entonces, yo ya las ignoro. Cuando me dicen: ′Vamos a tomar algo?′ Digo que no [risas]. Pero después, no ha cambiado nada más. Ni nuestra relación con las compañeras y compañeros con los que subíamos antes el escenario ni con nuestros seguidores.

¿Pensáis que ayuda el hecho de ser tres y que podáis hacer equipa entre vosotras?

Olaia: Creo que sí ayuda. Tres es el tándem perfecto para el equilibrio. Además, si a alguna se le sube un poco –que no ha pasado– siempre habrá otras dos ahí. Y, sobre todo, hay un apoyo y un no aislarte. Ir acompañada siempre ayuda. No sé cómo sería vivir esto sola, creo que no sería capaz o que moriría de una crisis de ansiedad en el escenario.

En la entrevista que os hizo la periodista Teresa Cuíñas decíais que buscáis separaros un poco de la pandereta, ¿en qué sentido?

Aida: Más en los directos que en el disco.

Olaia: Separarnos de la pandereta en el sentido de evolucionar a la hora de defender un concierto y un proyecto. Siempre que vas detrás de un instrumento vas muy protegida, para nosotras es un cambio poder coger el micro y decir ′ostras, que tengo manos y tengo cuerpo′. También tenemos que atrevernos a dar ese paso. Para una pandereteira que ama su instrumento es cómo que estás protegida detrás de ella; como pasa con el pie de micro. Dar ese paso era importante para nosotras.

Sabela: Lo más complicado era encontrar el equilibrio en los directos para tener algunas canciones con pandereta y otras sin ella. Hubo que buscar ese equilibrio para que no se viese muy forzado, al principio costó pero ahora ya va bien.

Es un paso que ya anticipabais con Figa y Midas, en unos videoclips con más coreografía entre las tres.

Sabela: Coreografía, no sé. Mejor le llamamos...

¿Expresión corporal?

Sabela: Eso.

Aida: Mira que nosotras lo intentamos. Hicimos un intento de coreografías, pero no nos sale. No porque no seamos capaces, pero ya vimos que por ahí no...

Olaia: No va con nuestra personalidad.

Sabela: Yo lo sabía desde el principio.

Parece que tenéis muy claro lo que queréis y lo que no.

Olaia, Sabela, Aida: Tenemos más claro lo que no queremos.

Olaia: Lo que queremos va un poco con la época.

Sabela y Aida: Evolucionando.

Olaia: No nos ponemos barreras, que creo que es lo principal para un artista. ¿Ponerse metas? Es muy importante en el largo plazo, pero tampoco nos ponemos metas obligadas. Fluimos.

¿Hay algún sitio de donde os llamaron para tocar después del Benidorm Fest que os sorprendiera especialmente?

Olaia: Pues la mayoría en los que estamos tocando: Río Babel, Cruïlla, SonRías...

Aida: Pienso que estar en los escenarios en los que la música tradicional y el gallego nunca ha estado antes. Poder decir que estuvimos ahí es muy guay. Y, obviamente, no es solo trabajo nuestro: es un trabajo colectivo de todas las artistas que son contemporáneas a nosotras y a las de antes, que trabajaron para que nosotras hayamos podido conseguir esto. Estar delante de 10.000 personas que solo hablan en castellano y que canten canciones en gallego porque vas ti con tu pandeiretiña... Para mí, que fui una niña a la que criticaron muchísimo por tocar la pandereta, es mucho.

¿Por qué te criticaban por tocar la pandereta?

Aida: Pues porque decían que era de paletos. Estuve muchos años perdiéndome cumpleaños de amigas por ir a tocar la pandereta y no lo entendían. Yo les decía que era porque me obligaba mi abuela, pero no siempre era así. Aunque muchas veces sí, porque ella decía que si te comprometes hay que ir. Mi abuela me enseñó muchos valores como el del compromiso, pero también estaba ahí mi fuerza de voluntad porque mis amigas estaban por detrás diciéndome qué era una friki por tocar la pandereta...

Sabela: ¡Y mira ahora!

[Risas]

Aida: ¡No, no, que ellas se alegran mucho!

Ahora los más pequeños os tienen cómo referentes y quieren orientarse a la música tradicional.

Aida: No sé por qué es, pero lo de los niños y niñas es increíble. Igual es porque somos tres chavalas...

Olaia: Igual que nosotras tuvimos referentes como Leilía. Ahora la chavalada ve que nosotras vestimos como ellos, estamos en las redes y hablamos como ellos. Ven esto cómo algo moderno del que estar orgullosos. Puede ser que esto llegue más ahora.

Volviendo a eso de llevar el gallego a nuevos escenarios, lo que estáis es enseñándole a todo el mundo lo que es una foliada.

Olaia: ¡Y es difícil, eh! Primero vienen los cinco minutos de risas...

Aida: Lo peor de todo es que no le explicamos a los de fuera lo que es una foliada, mucha gente gallega no sabía lo que era. Poder poner en valor palabras como aturuxo, foliada o serán y que la gente de fuera ahora las conozca es una pasada. Por eso hicimos Terra. Las palabras que hay en la letra están específicamente escogidas para explicar todo esto.

¿Os sigue gustando cantar Terra?

Sabela: A mí me sigue molando mucho.

Olaia: Significa mucho para nosotras, es el cambio. Y ver ese orgullo en las caras de la gente cuando la tocamos.

Aida: Rayden nos dijo después de un concierto en la Praza da Quintana que él había escuchado muchos tipos de aplausos, pero que un aplauso que no había escuchado nunca y que había vivido allí es el aplauso de orgullo. La gente no solo nos aplaudía a nosotras, sino al orgullo de ser de dónde somos.

Es que hubo un orgullo colectivo alrededor de esa canción y de cómo la defendisteis en el Benidorm Fest.

Olaia: Lo que hacemos no es fácil. Es muy complejo poder abrir la mentalidad de la gente con el idioma, con la cultura, con la forma de cantar, con lo que expresamos en cada canción. Somos personas comprometidas con el mensaje, no es nada fácil avanzar en ese aspecto ya que hay mucha gente que se siente atacada porque estás rompiendo las convicciones que llevan años teniendo.

Aida: La gente que piensa que somos un grupo que hace música mainstream está súper equivocada. Nosotras hacemos música más contemporánea y que puede llegar la más gente, pero haciendo música tradicional y en gallego es de todo menos mainstream. Entonces, nosotras el camino lo tenemos mucho más complicado. Sabemos que tenemos que trabajar el triple, porque aunque la gente esté abriendo la mente hay mucho camino que andar, a respeto del gallego, por ejemplo.

A los mensajes también, claro. En Hambre de odio, que presentáis ahora, trasladáis una idea muy potente también.

Olaia: Nosotras siempre escribimos canciones en femenino porque así nos sentimos identificadas.

Sabela: Escribimos algo que vivimos.

Olaia: Hambre de odio, como pasa con otras muchas canciones, es una forma de expresar un grito para romper con los estereotipos. Ahora parece que todas tenemos que ser iguales, y no. Vivan los cuerpos, viva la diversidad y viva el amor hacia nosotras mismas.

Sabela: Vivan los cuerpos, viva la diversidad y vivan los gustos diferentes. Es lo que decimos siempre: la gente a la que estás atacando –igual que yo, que me atacan también por mi físico– tiene espejos en la casa y no le hace falta que le digas ti nada.

Olaia: Aparte nosotras tenemos muy clara la regla de los cinco segundos, que es que todo lo que no pueda arreglar en cinco segundos esa persona a la que le estás diciendo algo, no se lo digas.

¿Es una regla que aplicáis entre vosotras?

Olaia: Entre nosotras podemos decirnos de todo, con sinceridad. Pero es verdad que para el resto de la gente tenemos esta regla muy presente.

Aida: Si es para decirle algo bonito a una persona, adelante. Si tú piensas que puede no ser bonito, mejor callada.

Ahora que tenéis que trabajar con gente distinta todas las semanas, ¿va bien tener algo de paciencia, no?

Sabela: Éramos las personas con menos paciencia del mundo mundial. Era en plan: quiero esto y lo quiero ya. Quiero el disco y quiero que salga ya. A raíz de trabajar en esto fuimos desarrollando bastante más la paciencia.

Aida: Te imaginas. Yo quería tirar todo abajo porque Figa salió tres meses más tarde del que tenía que salir y ya no me aguantaba.

Olaia: Y a todo.

Y para subir al escenario, ¿necesitáis tener un determinado estado de ánimo?

Aida: Es mucho más fácil salir a cantar cuándo todo está bien. Muy pocas veces hay tensión en la nuestro equipo, pero salir con tensión... Yo si tengo que salir enfadada con ellas creo que ya salgo.

Olaia: Es que no podemos fingir en el escenario. Hay días que estás mal, pero somos conscientes de que salvo que sea algo muy grave, o que te encuentres mal, tienes que dar lo mejor de ti porque esas personas pagaron una entrada y están empleando su tiempo en venir a verte. Por lo tanto, tienes que dar lo mejor de ti siempre, y eso es muy agotador.

Sabela: Cuando subes a un escenario tienes una responsabilidad.

Aida: Yo con la gente que no conozco soy súper tímida y me cuesta trabajo cantar delante de gente, pero cuando subes al escenario tienes que tirar hacia arriba.

Sabela: Yo me meto en mi mundo.

Olaia: Pues yo tengo un debate interno conmigo misma, siempre. Empiezan aflorar mis inseguridades y mi parte de empoderamiento me dice ′estás aquí porque lo mereces′ para quitarme todas esas convicciones que me quisieron meter durante toda la vida de que yo no valía. Hay como un diálogo interno, aparte de recordar la letra y saber para donde tengo que ir en el escenario. Mi cerebro va a muchísimas revoluciones.

Aida: Yo la verdad es que no debato. Pero en los temas que me sé mejor, tengo que estar más concentrada para no pensar en cosas como que tengo que poner la lavadora.

Una cosa muy interesante de vuestros conciertos es que siempre hay un público muy heterogéneo.

Aida: Lo mejor que nos pudo pasar es ver a familias enteras escuchando nuestra música. Ver a padres, abuelas y nietos todos juntos. Es que eso puedes hacerlo muy pocas veces.

¿Estáis un poco en una nube?

Sabela: Son tantas cosas las que se te pasan por la cabeza que a veces estás en la realidad y otras veces es cómo que tu cabeza se va y lo ves todo como en tercera persona. A mí me pasa que por momentos es cómo si Tanxugueiras fuera un grupo y yo fuera solo Sabela, como si no perteneciera a todo esto. Creo que hay veces en las que mi cabeza me protege y me pide distanciarme.

Y como lleváis lo que sucede en las redes sociales, porque la intensidad no bajó, para bien o para mal.

Aida: Nos quedamos con lo bueno. No lo leemos todo, Sabela algo más. Pero hay veces que vienen insultos de ′paletas′ o ′ir la ordeñar vacas′ que dices: ¿para qué hacerle caso? Entonces, nos quedamos con lo bueno y pienso que nos va bastante mejor así.

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Olaia: Creo que las redes sociales sacan lo peor de las personas. Son muy buenas para ayudar en muchas circunstancias, pero me parecen la lacra de la sociedad.

Aida: Llevamos 45 conciertos y en ninguno nos insultaron ni pasó nada malo. En las redes lo que pasa es que muy poca gente hace mucho ruido.

Aquí puedes leer el texto en gallego.

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