crecimiento económico

El Banco de España avala la visión del Gobierno de una economía dinámica frente al "declive" que ve el PP

“Estamos en un momento de estancamiento económico”, declaró el candidato del PP a las elecciones generales, Alberto Nuñez Feijóo, hace un par de semanas. “Incluso los más pesimistas creen que estamos en un momento de declive”, añadió. Esto podría ir en línea con los temores expresados por los informes de los últimos años del Banco de España, donde se mencionaba con asiduidad el “ensombrecimiento”, las “escaladas” y “desaceleraciones”, cuando la economía española estaba siendo azotada por la pandemia y la crisis energética. Pero hoy los adjetivos que aparecen son diferentes: destacan "resiliencia”, “vigor”, “dinamismo”.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, criticó al candidato popular por “catastrofista indocumentado”. El enfado de Montero era más destacado porque las declaraciones de Feijóo se produjeron en el South Summit 2023, un evento que se celebra en Madrid y que reúne a emprendedores e inversores de todo el mundo. En ese acto, Feijóo también dijo: “No es verdad que la economía española esté como una moto”.

El Banco de España, sin embargo, ha elevado este lunes sus previsiones de crecimiento hasta el 2,3%, frente al 2% anterior, y también por encima de las propias expectativas del Gobierno, que es del 2,1%. También prevé que el crecimiento se mantendrá por encima del umbral del 2% en 204 y 2025. Paralelamente, dibuja un panorama económico en 2023 en el que otros indicadores mejoran. Por ejemplo, reduce la previsión de inflación –de 3,7% a 3,2%–, de deuda pública –de 111,1% sobre el PIB a 109,7%– y de déficit –de 4,1% a 3,8%–.

Me ha sorprendido para bien”, afirma Antonio Sanabria, profesor que imparte Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid. “El consumo privado recupera brío, continúa bien la dinámica respecto a la demanda externa, una previsión de crecimiento superior, empleo que funciona bien… A nivel macro las cosas van bien y mejorando. La inflación, que sigue siendo alta, es comparativamente menor”, resume Sanabria. “Si Feijóo dice que la economía española está estancada, es razonable pensar por qué no quiere hablar de economía en esta campaña”, ironiza el economista.

Una economía "resiliente" 

El 4 de octubre de 2022, cuando el Gobierno estaba preparando las previsiones económicas de 2023 sobre las que se diseñaron los presupuestos, Calviño estimó que el PIB crecería un 2,1% en 2023. Al día siguiente, el Banco de España tumbó las previsiones y enfrió las expectativas: pronosticó que el PIB iba a crecer un 1,4% este año. Esto sirvió a la oposición para cargar contra la política económica: “El Presupuesto es fraudulento, se basa en cifras económicas que no avala nadie”, criticó. 

“Esa previsión del Gobierno en octubre superaba en más de un punto la visión más optimista del panel tanto nacional como internacional”, explica Antonio Sanabria. “Tanto la oposición como una parte de los analistas pensaron que era una previsión irreal. El Gobierno preveía en ese momento un crecimiento económico del 2,1% en 2023. Hoy el Banco de España lo supera, y cree que la economía crecerá un 2,3%. La previsión del Gobierno estaba bien hecha”, remacha el economista. 

El Banco de España resalta el escenario de incertidumbres al que se enfrentan las economías tanto global, como la europea y la española. No obstante, el concepto con el que define estos primeros meses de 2023 es de “dinamismo”. La demanda exterior provocó que el PIB aumentara un 0,5%, frente a unos crecimientos más modestos de las otras grandes economías europeas como Francia (0,2%) y Alemania (0%). Los indicadores adelantados del tercer trimestre apuntan a que este podría estar creciendo un 0,6% en el segundo trimestre.

Sobre la creación de empleo, el organismo subraya un “buen comportamiento” de carácter “generalizado por todas las ramas de actividad”. Esta certificación viene tras las advertencias que el propio Banco de España hizo hace un año sobre la reforma laboral, donde señalaba los temores ante que una mayor limitación a la temporalidad podría tener como consecuencia indeseable “un mayor desempleo”. 

“Eso claramente no se está viendo. El aumento de las exportaciones, como de la inversión pública y privada ha ayudado a la creación de empleo, y la reforma laboral no ha sido un obstáculo”, añade Antonio Sanabria. Según el organismo, la tasa de paro descenderá al 12,2% en 2023; al 11,5%, en 2024; y al 11,3%, en 2025.

Una consecuencia de la reforma laboral no mencionada explícitamente en el informe del Banco de España, aunque queda sugerida, es el impacto del aumento de la contratación indefinida en el aumento del consumo privado: “No lo dice directamente, pero expone que ha mejorado el nivel de confianza de los consumidores. La relación entre la evolución del empleo y del consumo es muy alta. El consumo crece en función del empleo. Sin que sea el único factor, sí que lanza esa hipótesis sobre la seguridad de los consumidores”, añade Sanabria. 

El informe del Banco de España también pone de relieve el aumento de la inversión empresarial, reactivada desde el inicio del año, así como el aumento de la competitividad de la economía española. También destaca el papel del sector público como soporte de la actividad económica, mediante un impulso expansivo tras las medidas de apoyo desplegadas ante la crisis energética.

También mejora la previsión de deuda pública y de déficit. “El Banco de España certifica que se mantiene la senda, e incluso la mejora. La tendencia ha sido corregir para mejor las propias previsiones del Gobierno. En el déficit, mejora la previsión que tiene la Comisión Europea para 2023, que es del 4,1%”, observa el economista.

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