Más aire en el envase y marcas más caras en los pasillos: así te suben los precios sin que te des cuenta

Un reponedor en un supermercado.

Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) hablan de que los precios todavía están lejos de tocar techo. El Índice de Precios al Consumo (IPC) de febrero supuso la decimocuarta subida consecutiva: un 0,6% más que en enero y un 7,4% más que en el mismo mes de 2021. Es, por ponerlo en contexto, la tasa más alta de los últimos 33 años. A falta de conocer el dato de marzo, la previsión es que los precios sigan batiendo récords, puesto que la guerra de Ucrania y las protestas del sector del transporte —que continuarán aunque este jueves se alcanzó un acuerdo con el Gobierno— no ayudan a que la noticia sea otra. Así, llenar el depósito y la nevera cada vez se ensaña más con los españoles más pobres, que a veces ven cómo los precios no paran de subir y otras cómo su sueldo se acaba cada vez antes sin apenas darse cuenta.

El márketing sabe que una subida de precios es difícil de vender y que, dependiendo del contexto, puede ocasionar una bajada en las ventas. Por eso existen algunas técnicas encubiertas para que, aunque se esté haciendo, el consumidor no lo perciba. O al menos tarde en hacerlo. "El márketing utiliza mucho el juego del precio psicólogico. Por ejemplo, con los colores: un cartel con una cantidad en rojo la percibiremos como prohibitiva, pero una en verde como algo asequible", explica Ana Isabel Jiménez, profesora de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

En este sentido, como explica Rubén Sánchez, secretario general de Facua, ahora se juega con la psicología del consumidor utilizando "la estrategia del shock". "Se aprovecha un momento como este, de shock, en el que la energía y los combustibles están subiendo. Los medios comienzan a trasladar que esto puede repercutir en un alza de los precios y, cuando ocurre, el consumidor lo ve justificado", explica. Lo que no va a saber nunca, lamenta, es si la subida está orientada a cubrir los nuevos costes o, en cambio, a intentar sacar mayores beneficios. "Es imposible de controlar si la empresa está especulando", asegura.

Hay, además, otro elemento más que contribuye a esa situación de shock: el desabastecimiento. Real, creado o sobredimensionado, todos los expertos consultados por infoLibre coinciden en afirmar que está siendo una herramienta para que los consumidores acepten las subidas de precios. O por lo menos no se revuelvan contra ellas. "Esto lo están haciendo ya. Por un lado, los supermercados potencian el desabastecimiento limitando la compra de ciertos productos; por otro, aprovechando eso ya han subido los precios", denuncia Sánchez.

Pero también es una herramienta, señalan los expertos, para que las subidas ni se noten. "Muchos supermercados juegan con el miedo del cliente a quedarse sin productos, algo que al final mueve al consumidor a comprar de lo que quede, aunque sea más caro. Las grandes superficies, para eso, empiezan a colocar en los lineales del supermercado marcas más caras, porque saben que esta vez sí las van a vender", señala Jiménez.

Eduardo Irastorza, profesor de OBS Business School, coincide con ella. "Si ves que no queda leche, la próxima vez que vayas a hacer la compra vas a comprar la que haya, aunque sea más cara. Por eso muchos supermercados pueden aprovechar para tratar de crear una falsa sensación de desabastecimiento que potencie este comportamiento", explica.

Los supermercados Mercadona fueron acusados a través de las redes sociales de poner en práctica esta estrategia, algo que han desmentido. "La información de que estamos regulando la venta de productos y que lo hacemos para subir precios es completamente falsa. Todos los días abrimos nuestras tiendas dando el mejor servicio. Recomendamos no realizar acaparamiento", escribieron en su perfil de Twitter. Este jueves, el sector alimentario se sumó a ese llamamiento y pidió a los consumidores no realizar acopio de productos, dando a entender que, si no hay ya un desabastecimiento, podría haberlo. Es decir, utilizando esa herramienta, como indican los expertos. "La gente se pone nerviosa ante la posibilidad de desabastecimiento, el problema está muy complicado, pero el sector es responsable y lo ha demostrado durante toda la pandemia e intentará por todos los medios abastecer siempre que pueda", aseguró Paloma Sánchez Pello, directora de Competitividad y Sostenibilidad de la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas.

La estrategia del menos por lo mismo

Pero hay más maneras de subir los precios de manera sutil. Ver que en las bolsas de patatas cada vez hay más aire y menos patatas no es casualidad. Observar que las latas de conservas son un poquito más pequeñas que antes tampoco. Es un fenómeno denominado reduflación, que podría definirse como "dar menos al cliente por el mismo precio". "Este proceso se aplica a muy distintos niveles y aspectos", explica Irastorza. Por un lado, puede hacerse al packaging del producto. "Se hace mucho en los cosméticos. Por ejemplo, alargando los botes de champú pero haciéndolos mucho más finos. La sensación de cantidad es parecida, o incluso mayor, pero compras menos producto y más plástico", dice.

Por otro, al producto en sí mismo. "Un packaging opaco permite reducir la cantidad de producto que hay dentro y venderlo al mismo precio. El cliente no lo percibe hasta que llega a casa", afirma. Y esto se puede hacer con todo: patatas, detergentes o leches.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), ya alertó a finales de 2021 de que algunas marcas estaban poniendo en marcha esta estrategia. Según su estudio de precios de supermercados publicado en el mes de octubre, el paquete de lomos de merluza Pescanova que parecía haber reducido su precio un 5,6% escondía una bajada del 10% en el producto: si antes se incluían 400 gramos de pescado, en ese momento eran solo 360. El precio, por tanto, no solo no había bajado, sino que había subido un 3,2%. Del mismo modo, los spaguetti y macarrones de Gallo, que parecían haber subido solo un 3,7% y un 4,1% su precio, enmascaraban que, con la bajada de contenido en el paquete, su inflación era del 15,2% y del 15,7%, respectivamente.

Otra técnica es el uso de promociones. Irastorza pone un ejemplo: un supermercado le ofrecía la segunda unidad de su tableta de chocolate de siempre gratis. El precio era un poco mayor, pero la oportunidad consistía en llevarse dos productos por uno por solo unos céntimos más. La trampa estaba en lo siguiente: "Cada tableta tenía menos cantidad de chocolate. Eran claramente más finas. Al final, de este modo te llevas la misma cantidad que antes en una tableta pero por un poco más", lamenta.

Sánchez, por su parte, señala que ya se ha notado la desaparición de estas promociones, algo que también ha contribuido a subir los precios de manera encubierta.

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Por otro lado, todos los expertos denuncian que muchas de las subidas directas que ya se han aplicado a muchos productos se han realizado sobre materias compradas antes de la subida en los costes del transporte, por ejemplo, lo que contribuye a que el porcentaje de la inflación sea todavía más elevado. "Se está repercutiendo el coste de ahora a una gasolina, por ejemplo, que lleva tiempo almacenada", critica Irastorza.

En la hostelería, según publicó El País, se hacen estas subidas de precio sutil cambiando el contenido de sus menús; y en moda, también según El País, aumentando "el valor percibido" de la marca inspirándose en las tendencias vistas en las pasarelas mundiales (dando protagonismo a colores de moda, por ejemplo), renovando las colecciones con más rapidez e impulsando, de este modo, a más compras.

Según la OCU, en los últimos seis meses de 2021, cuando la guerra en Ucrania todavía no había empezado, los alimentos ya habían subido. El motivo, según la organización, ya era la "exorbitante" subida de la electricidad y los carburantes, que con el conflicto de Europa se han disparado. Ya en ese momento, eran 13 los productos que habían subido su precio, frente a los 10 que lo habían bajado: "La margarina, la pasta, los lácteos, algunas carnes (pollo y ternera) y los huevos incluidos en nuestro análisis son los productos que más han incrementado su precio con subidas entre un 8,3% y un 21,2% en solo seis meses. En el lado de las bajadas, solo tres productos han bajado de forma notable su precio: la espuma de afeitar (-3,1%), las manzanas golden (-3,1%) y las zanahorias (-,9,9%)". Habrá que ver, en el nuevo escenario que tenemos ahora, en qué se transforman esas cifras.

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