LAS GUERRAS DE LA TELEVISIÓN

La muerte de Berlusconi complica aún más el futuro de Borja Prado en la presidencia de Mediaset

El presidente de Mediaset España, Borja Prado.

La muerte de Silvio Berlusconi, el ex primer ministro y magnate televisivo italiano, amenaza con avivar aún más las turbulencias que han agitado Mediaset España los últimos meses, tras la salida del todopoderoso Paolo Vasile y la cancelación de su programa estrella, Sálvame. “Aire de liquidación” es como describen fuentes de Telecinco el estado de ánimo que se respira en la cadena desde que la matriz italiana destituyó a quien fue su primer ejecutivo durante 23 años. No sólo se está desmantelando –“y con gran rapidez”, aseguran las fuentes– el modelo televisivo que desplegó con gran éxito Vasile, sino que al mismo tiempo se ha librado una pugna de poder en la cúpula cuyo desenlace aún está por ver.

Hace sólo cinco días que MFE-MediaForEurope NV, la nueva matriz holandesa del grupo italiano, anunció que había culminado la fusión por absorción de Mediaset España. Y que remodelaba su estructura directiva. El presidente, Borja Prado, nombrado en abril de 2022, ha dejado de tener competencias ejecutivas y se limitará a dirigir el área de Relaciones Institucionales. Es Alessandro Salem, uno de los dos consejeros delegados –el otro es Massimo Musolino–, quien empuñará el bastón de mando. Incluida la línea editorial. Los italianos dieron así un golpe en la mesa, y en la nuca de Borja Prado, que el pasado noviembre había conseguido del consejo de administración competencias “en materia de relaciones externas e institucionales, asuntos jurídicos y regulatorios, auditoría interna, cumplimiento normativo y responsabilidad social”. Según constaba en el comunicado remitido a la CNMV, también iba a asumir “labores de apoyo y colaboración a la línea editorial de los programas informativos”.

Los cambios de rumbo en la cadena fueron inmediatos. En febrero se prohibió a los presentadores o colaboradores de sus programas de entretenimiento expresar opiniones o hacer comentarios políticos. En mayo se anunció el fin de Sálvame, que emitirá su último programa el próximo día 23. El viraje se ha achacado a las directrices de Borja Prado, presidente de Endesa entre 2009 y 2019, y máximo ejecutivo para España y Latinoamérica de la italiana Mediobanca hasta 2014. Prado no es un recién llegado a Mediaset: llevaba sentado en su consejo de administración desde 2004.

También es uno de los gestores españoles de mayor relumbre en los últimos tres lustros. Siempre ha disfrutado de un extraordinario vínculo con Italia y se le atribuyen buenas relaciones con José María Aznar, a cuyo 70 cumpleaños acudió el pasado mes de febrero. Cuando trabajaba en el banco de inversión Lazard, pergeñó la operación que permitió a RCS, la editora de Il Corriere della Sera y La Gazzetta dello Sport, hacerse con el grupo Recoletos y el periódico El Mundo en 2007. Ese mismo año había saltado a la presidencia de Mediobanca para Iberia y Latinoamérica, al mismo tiempo que ocupaba un asiento en el consejo de Endesa y la italiana Enel se hacía con el 92% de la eléctrica española ayudado por la constructora Acciona.

Durante los 10 años que permaneció al frente de la eléctrica española fundó su propia gestora de fondos de capital riesgo, Peninsula Capital, que, como ha publicado EIC, la red de periodismo de investigación a la que pertenece infoLibre, pagó tres millones de euros al presidente francés Nicolas Sarkozy por una supuesta asesoría en una operación que le sirvió para ganar 181,5 millones de euros: la compraventa del operador privado del AVE italiano, NTV.

Para Prado en Peninsula trabaja el Jean Sarkozy, hijo del expresidente francés. Es su director general desde 2017.

Como también informó este periódico, la gestora y el propio Borja Prado están siendo investigados por la justicia francesa por esa operación. Policías franceses y luxemburgueses registraron a mediados de abril las oficinas del fondo de inversión en la capital del Gran Ducado. Sólo un par de semanas más tarde, Prado había cenado con Nicolas Sarkozy y José María Aznar en el restaurante Horcher de Madrid, uno de los más exclusivos de la capital, tal y como publicó eldiario.es.

Ganar mucho dinero para ser políticamente indepediente

Una vez despojado de poder ejecutivo, las labores de Prado han quedado igualadas a las que tenía su antecesor en el cargo, Alejandro Echeverría, básicamente la representación institucional. Pero las fuentes consultadas advierten de que la muerte de Silvio Berlusconi incluso puede poner en peligro la continuidad del directivo español, tras fracasar su intento de hacerse con todo el poder en la cadena. Mejor suerte puede que corra el despacho que se ha hecho construir en la sede de Telecinco, un área con cocina, cocinero y comedor privados al que sólo puede accederse con una clave numérica que cambia cada día, según publica eldiario.es. “Los italianos le han frenado; tiene los días contados”, auguran. “Vasile decía que podía permitirse ser políticamente independiente porque se le daba bien ganar mucho dinero”, recuerdan, en referencia a los años en que Telecinco era líder de audiencia. Desde 2022 Antena 3 está a la cabeza.

La cancelación de Sálvame y su sustitución por El programa de Ana Rosa también se ha interpretado como una muestra del cambio editorial que Borja Prado quería imprimir en Telecinco. A un presentador que públicamente ha manifestado su apoyo a la izquierda va a reemplazarle otra que no oculta su afinidad con la derecha.

Cierto que el modelo televisivo de Telecinco nunca se cimentó en las tareas informativas tanto como en el entretenimiento más tosco, lo que se ha dado en llamar telebasura. Empezó con las mamachicho en los años 90 y explotó con Gran Hermano. Luego vinieron el resto de los reality shows con los tronistas y famosillos de cuarta fila. Sálvame añadió aún más morbo y sexo, si cabe, a los cotilleos de Tómbola, el formato que creó en 1997 Canal Nou, la televisión pública valenciana, emitido en el resto de las autonómicas. Y reventó las audiencias: llegó al 18,1% en 2011, rozando los dos millones de espectadores. “Vasile hizo la televisión más barata de Europa con el mejor resultado de Europa”, alaban las fuentes consultadas.

No obstante, cabe recordar que Telecinco entrevistó al dictador iraquí Sadam Hussein en enero de 1991, nada más invadir Kuwait, lo que no deja de tener su mérito teniendo en cuenta que Javier de la Rosa, el hombre de los kuwaitíes en España, era el propietario del 25% del capital de la cadena, a través de su empresa Grand Tibidabo. Eso no significa que la información fuera una prioridad. Valerio Lazarov, el consejero delegado de los primeros años, no permitió que se prolongara ni un minuto más el informativo en el que se anunció la invasión iraquí de Kuwait. “Esta es una televisión para tiempos de paz; si hay guerras, que las cuente TVE”, aseguran que dijo otras fuentes de la cadena preguntadas por infoLibre.

Un modelo de televisión que, aun eficaz –tanto en audiencias como en beneficios–, puede haberse quemado, a tenor al menos de la caída de espectadores sufrida en el último año.

¿En venta?

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De ahí también la posibilidad de que los italianos, con Pier Silvio Berlusconi, el hijo del magnate, al frente del grupo, quiera poner en venta Mediaset España. O incluso que toda la compañía termine en manos del grupo francés Vivendi, hasta enero de este año accionista de Mediaset –de la que llegó a tener más del 25% de la empresa italiana— y poseedora del1,8% del capital de Prisa. También Urbano Cairo, el dueño de RCS, el grupo editor de Il Corriere della Sera, además de El Mundo, Expansión y Marca, ha manifestado su interés por la compañía de Berlusconi. No sería de extrañar: Cairo trabajó en los años 90 en Finninvest, la empresa televisiva del magnate; en 2005 compró el Torino FC, en 2013 la cadena de televisión La Sette y, tres años más tarde, el gigante RCS.

Los movimientos en Mediaset España y la muerte de Silvio Berlusconi coinciden además en el tiempo con la marcha de otro italiano, Nicola Speroni, de Unidad Editorial, el grupo que publica El Mundo, Expansión, Marca y Telva, entre otras cabeceras. Speroni era el director general de Negocio, y quien se encargaba de la gestión junto a Stefania Bedogni, la directora general corporativa. Ambos comunicaron a RCS su deseo de volver a Italia por motivos personales, pero la empresa se ha negado, según explican a infoLibre fuentes de Unidad Editorial. Así que Speroni ha decidido abandonar el grupo mientras Bedogni se mantiene, de momento, en el puesto.

Unidad Editorial se encuentra “a la espera” de que se sustituya, o no, a Speroni, en un ambiente de “incertidumbre” –como en Mediaset y “nervios” entre los responsables de las redacciones. Al tiempo, han quedado en suspenso las negociaciones con los comités de empresa, que reclaman subidas salariales tras años de congelación y recortes de gasto, y convocan a la plantilla a celebrar “miércoles negros” cada semana. Pero, mientras, no se descarta que Cairo quiera poner a la venta Unidad Editorial, más interesado en hacerse con un imperio televisivo como Mediaset, un negocio que aporta mayor rentabilidad que los periódicos de su filial española. Pero que aún poseen un importante activo: dos licencias de TDT, alquiladas a Discovery Max y a Gol T.

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