LA CRISIS DEL CORONAVIRUS

La pandemia hunde la contratación a niveles de 1996 mientras destruye un millón de empleos

El paro registrado se dispara un 8% en abril y roza los 3,4 millones de personas.

La pandemia se ha llevado por delante casi un millón de empleos –947.896– desde el 12 de marzo, e incluso supera esa cifra –1,14 millones– si se consideran los dos últimos meses completos. Al menos es lo que revelan las estadísticas de afiliación a la Seguridad Social de abril. Además, hay 3,38 millones de trabajadores con el contrato suspendido o la jornada y el sueldo reducidos tras serles aplicado un Expediente de Regulación Temporal de Empleo ERTE).

El descalabro del mercado laboral en apenas 45 días no tiene parangón: el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE, el antiguo INEM) tiene registrados 3,83 millones de parados, una cifra que devuelve la estadística a mayo de 2016, en el inicio de la remontada tras la Gran Recesión que ahora se pierde por culpa del coronavirus. Hace sólo unos días que el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicaba su Encuesta de Población Activa (EPA), que cifraba en 3,31 millonesque cifraba en 3,31 millones el número de desempleados. Debe de ser la primera vez que el número de parados registrados supera al de los contados por la EPA: no todos quienes carecen de trabajo se inscriben en el INEM. Hasta ahora. En este caso la brecha se produce porque muchos de los nuevos parados han sido considerados inactivos por la INE al no poder estar en disposición de buscar empleo por culpa del confinamiento y del cierre de las empresas que podrían contratarlos.

De ahí que, además de dispararse el paro –282.981 más, un alza del 8%, el mayor en un mes de abril desde que hay datos–, se haya hundido la contratación. El SEPE sólo ha registrado 673.149 contratos este último mes, unas cifras que no se veían desde 1996, cuando España tenía una población activa de 16,5 millones de personas. Hoy se acerca a los 23 millones. Lo normal habría sido que en un mes de abril, con el comienzo de la temporada turística, se hubieran firmado más de 1,7 millones de contratos. Sobre todo teniendo en cuenta el protagonismo de la contratación temporal en España, más aún en el sector servicios, que multiplica el número de contratos hasta cifras inauditas en el resto de la UE

De hecho, el 91,23% de los contratos registrados son temporales, 614.107. Aun así, son un 61,87% menos de los que se firmaron el mismo mes del año pasado. Y casi los mismos que se inscribieron en febrero de 1996. Los indefinidos han caído incluso más, un 66,26%, y sólo se han contabilizado 59.042. Para encontrar una cifra tan pobre hay que remontarse al mes de agosto de 1997.

De nuevo, el mayor golpe lo ha sufrido el sector servicios, que ha dejado de contratar al 74% de los que empleó en abril del año pasado.

El 76% de quienes perdieron su empleo eran temporales

Pero el daño no se limita a la falta de nuevos contratos, lógica consecuencia de una economía paralizada desde el decreto del estado de alarma, sino que también se ha cebado con los ya contratados. De ese casi millón de empleos perdidos que aparecen en los datos de la Seguridad Social, el 78% corresponden al sector servicios. Sólo en la hostelería se han dado de baja 76.902 cotizantes a la Seguridad Social en abril, y otros 68.770 en el comercio. Aun así, son muchos menos que en los últimos 15 días de marzo, cuando perdieron su empleo 181.148 trabajadores de la hostelería. Además, el 76% de las bajas sumadas de marzo y abril son de asalariados con contrato temporal. En la construcción, el segundo sector más afectado por la debacle del empleo, los puestos de trabajo suprimidos han sido 129.682 en los dos últimos meses.

Como la Seguridad Social publica las cifras de altas y bajas diarias, puede comprobarse que el 30 de abril fue el día en que más personas se quedaron sin empleo, 133.884, muy lejos no obstante de los números espectaculares que se registran en fechas marcadas por la estacionalidad del empleo en España: las 501.558 bajas registradas el pasado 2 de enero, al terminar la campaña navideña, o las 484.450 del 1 de julio de 2019, por los despidos en la educación.

Parte de esa brecha se pueda atribuir a los ERTE. De los casi 3,4 millones trabajadores a los que se ha aplicado un ERTE a fecha de 30 de abril, 3,07 están incluidos en uno de fuerza mayor y sólo 312.323 en los que aducen causas económicas, organizativas o de producción. De modo que las prestaciones abonadas por el SEPE en marzo –las cifras de prestaciones se publican con un mes de retraso respecto a las del paro– fueron cobradas por 5,19 millones de personas, un 136,5% más que el mismo mes del año anterior. El Ministerio de Trabajo asegura que ha reconocido casi todas las prestaciones por ERTE que se le han solicitado.

Por ese motivo también, la cobertura del sistema de protección por desempleo alcanzó el 62,4%, 2,8 puntos porcentuales por encima del mismo mes de 2019. El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, destacó este mismo martes que, entre la prestación extraordinaria paran autónomos y las de los ERTE, se está protegiendo a casi un 30% de la población activa. Y en sectores como la hostelería, la protección está alcanzando al 90% de los afiliados a la Seguridad Social.

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Patronal y sindicatos quieren más ERTE

Sin embargo, la secretaria de Empleo de CCOO, Lola Santillana, criticó que las medidas económicas y sociales aprobadas por el Gobierno “son menos ambiciosas y redistributivas de lo que la situación requiere”. Los datos del paro registrado, recalcó, revelan la necesidad de extenderlas. UGT, por su parte, defiende la ampliación en el tiempo del procedimiento de los ERTE “en los sectores productivos y empresas donde sea necesario”.

Mientras, la CEOE resalta “la estabilización en el empleo” que, a su juicio, reflejan los datos de afiliación, “en modo alguno comparables con la vertiginosa caída del mes de marzo”. La patronal atribuye esa moderación a los ERTE, que actúan “como malla de contención tanto del tejido empresarial como del empleo, evitando consecuencias irreversibles en un momento crítico desde el punto de vista sanitario y con previsiones económicas muy negativas a futuro”. Por eso reclama su flexibilización y prolongación.

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