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IGUALDAD

"Hay que castrar a los gais": los ponentes más ultras desaparecen del cartel de la cumbre antiabortista

Activistas de Femen interrumpen el pleno del Senado en favor del derecho al aborto.

Martes, 19 de noviembre. Dos mujeres atraviesan las puertas del Senado. Con discreción, penetran en la cámara y se pierden entre los senadores. Es un día importante: la sesión de control acaba de arrancar y las dos mujeres quieren, llegado el momento, acaparar todas las miradas. Tienen algo que decir. Desde la tribuna reservada al público, ambas se levantan con el puño en alto y el torso desnudo. Gritan: "Aborto es sagrado". Las mujeres son activistas de la organización feminista Femen y tiene la vista puesta en la cumbre antiabortista que se celebrará el 2 de diciembre en el mismo Senado que ha sido testigo de la protesta. La acción simbólica busca plantar cara a la red internacional que aterrizará este lunes en Madrid, una de las respuestas que darán la bienvenida a los ponentes.

Todo parece indicar que la polémica en torno a la cumbre y el impacto social generado empiezan a dar sus frutos. El más evidente tiene que ver con sus ponentes. En el último mes, la Red Política de Valores (o Political Network for Values) ha ido cincelando los rostros de los participantes en el encuentro. Pero ha sucedido algo inesperado: un extraño baile de nombres, cambios repentinos y desapariciones significativas. El pasado viernes 8 de noviembre a última hora del día, la lista de confirmaciones contenía más de 50 nombres. Veinte días después, el número es inferior.

Hay al menos dos figuras importantes que han desaparecido del panel. La primera es la ugandesa Sarah Opendi Achieng. La parlamentaria ha ocupado titulares por su visión ultra de la comunidad LGTBI, hasta tal punto de que se ha expresado en sede parlamentaria a favor de castrar a las personas homosexuales: "Esta gente debe ser castrada", decía el año pasado durante el pleno que terminó en el endurecimiento de la legislación que persigue a las personas LGTBI en su país. infoLibre publicó el pasado 10 de noviembre que participaría en el evento, tras consultar el cartel oficial que figura en su página web, pero a día de hoy su nombre ha desaparecido. Este diario ha preguntado los motivos a la Red Política de Valores, pero al cierre de esta edición no había obtenido respuesta.

Aunque no participó como ponente, la ugandesa sí estuvo presente en la anterior cumbre transatlántica de la Red Política de Valores, celebrada en noviembre del año pasado en Nueva York. En la siguiente imagen se la puede ver junto al fundador de la organización ultra, el chileno José Antonio Kast. En marzo de 2024, la diputada trató de volver a EEUU para asistir a una reunión de la ONU, pero el país le negó la entrada precisamente por su discurso de odio en torno a las personas LGTBI.

El otro nombre que ha desaparecido del listado es el del diputado keniano George Peter Kaluma, quien acusa a los homosexuales de adorar al diablo y reclama cadena perpetua para ellos. La Red Política de Valores no aclara por qué se han esfumado estos nombres, si aún así asistirán a la cita y si en todo caso comparte este tipo de posicionamientos contrarios a los derechos humanos.

Primer intento: frenar la celebración

Todas las alarmas se activaron en el momento que trascendió la celebración de la cumbre, a principios de octubre. La primera reacción en el plano de lo político fue la de intentar pararla, a través de los medios que proporcionan las propias instituciones. Se redactaron mociones pidiendo la cancelación, se recopilaron más de cinco mil firmas exigiendo la paralización del acto, pero todo fue en vano. "Hemos hecho todo lo habido y por haber. Lo hemos denunciado y la cumbre se celebra porque el Partido Popular no ha entrado en razón", expone la senadora de Más Madrid Carla Antonelli a preguntas de este diario.

Este martes, precisamente, la mayoría conservadora de la Mesa del Senado decidió no admitir a trámite dos mociones registradas conjuntamente por el PSOE, BNG, ERC, EH Bildu, PNV e Izquierda Confederal. Una de las mociones exigía "retirar la autorización para la cesión de una sala y de los medios y recursos para la celebración" de la cumbre, por proponer "un ideario incompatible con la legislación vigente", así como la "exclusión y la regresión de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres". La segunda, trataba de resolver el problema desde su raíz, mediante una modificación de las directrices para la gestión de las cesiones de las salas, con el fin de que hechos como el actual no se repitan en el futuro. Pedían, concretamente, la imposibilidad de dar cobijo a eventos que "promuevan la regresión de derechos" y que la cesión se adopte siempre "con criterios ajustados a la legalidad, especialmente de cumplimiento y garantía de los derechos de las mujeres".

Las formaciones políticas firmantes de las mociones consideran que el "veto" por parte de la Mesa del Senado es "impropio de un órgano democrático", sobre todo al tratarse de peticiones que a su juicio recogen "el sentir mayoritario de la sociedad" y que constituyen la "defensa de la legislación vigente". Ha sido imposible estampar sobre el programa ultra el sello de cancelado, pero sí ha prosperado un plan b: contraprogramar el acto.

Segundo intento: jornadas feministas

El mismo lunes, en la misma ciudad, también en el seno de una institución pública, tendrá lugar otra jornada. Será en la Cámara Baja, estará capitaneada por Sumar, reunirá a una decena de voces feministas y buscará impugnar el relato ultra que campará a sus anchas por la Cámara Alta. Así lo explican fuentes del partido. La idea de organizar unas jornadas sobre el derecho a la libre interrupción del embarazo rondaba por la formación desde hace tiempo, pero cuando llegó a sus oidos "el encuentro antiderechos", tuvieron claro que la fecha marcada en el calendario tenía que ser el 2 de diciembre.

Una de las características que dan entidad a la cumbre ultra, es precisamente su carácter internacional. Por los pasillos del Senado desfilarán líderes políticos de países como Kenia, Hungría o Italia. También lobistas, militantes anfeministas y activistas contra el aborto de todos los rincones del globo llegarán para difundir un discurso contrario a los derechos de las mujeres, en una muestra de su alcance mundial. "Sabemos que hay una internacional reaccionaria y por eso queremos demostrar que también existe una internacional feminista", señalan las mismas fuentes. 

Las jornadas que tendrán lugar en el Congreso contarán con dos mesas de debate. La primera, girará en torno a esa óptica global: "La lucha internacional por el derecho al aborto". Entre los rostros visibles, se encontrará Morena Herrero, activista feminista salvadoreña; Saida Kouzzi, activista marroquí y socia fundadora de la ONG Mobilising for Rights Associates; Justyna Wydrzyńska, activista polaca integrante de la organización Abortion Dream Team y Mélanie Vogel, senadora francesa, miembro de Los Verdes e impulsora de la constitucionalización del aborto.

La segunda mesa escarbará en los pormenores del aborto como un derecho en suelo español. "¿Está garantizado el derecho al aborto en España?", se preguntan los organizadores. La respuesta vendrá a cargo de Sílvia Aldavert, coordinadora de l'Associació de Drets Sexuals i Reproductius de Catalunya; Tatiana Romero, historiadora y activista, miembro de la Comisión de Migración y Antirracismo del 8M Madrid; Gemma Candela, activista de la Comisión por el Derecho al Aborto de Madrid; Luisa López Garzón, integrante de Feministas 8M de Jaén y Pau Nicolau, médico ginecólogo de la sanidad pública catalana.

Mientras los invitados de la cumbre ultra estén asistiendo a las últimas proclamas de su congreso antiabortista, entre las paredes de la sala Ernest Lluch del Congreso retumbará una propuesta: constitucionalizar el aborto

Verónica Martínez Barbero, diputada de Sumar, prefiere hablar de "encuentro reaccionario", en lugar de cumbre. "Es un encuentro contra las mujeres", asiente enconversación con este diario. "Organizamos esta jornada en esta fecha para responder", aclara , porque es "importantísimo dar un paso al frente para que el derecho al aborto esté reconocido como un derecho humano". Para ello, su grupo plantea introducirlo en la Constitución, siguiendo la estela de países como Francia.

La parlamentaria tacha de "vergonzoso" no el evento en sí, sino el hecho de que encuentre amparo en una institución pública, "llamada a respetar y ampliar los derechos de todas". Ante esa coyuntura, toca expresar el desacuerdo. "Hay motivos para preocuparse", reconoce la diputada, porque los movimientos reaccionarios "atentan contra los cuerpos y la autonomía" de las mujeres. Pero la ofensiva la construye cada día un feminismo que, considera Martínez Barbero, tiene todavía músculo y que ha demostrado tras siglos de lucha que "la única forma de avanzar es no retroceder".

Además de las jornadas organizadas por Sumar, más de una veintena de entidades feministas –Fundación Mujeres, Themis Mujeres Juristas y la Federación Mujeres Jóvenes, entre otras– han solicitado a la Cámara Alta la cesión de un espacio para la celebración de un encuentro en defensa del derecho al aborto. Lo han hecho bajo el paraguas del llamado Tren de la Libertad, una red conocida por estar detrás de las movilizaciones que hace diez años lograron la dimisión de Alberto Ruiz Gallardón por su reforma de la Ley del Aborto.

"Lo que hicimos fue solicitar unas jornadas para abordar de forma adecuada y rigurosa los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres", explica Puri Liétor, miembro del partido Feministas al Congreso, "con la idea de hacer entender que estamos ante un derecho sanitario de las mujeres". Ha sido imposible hacerlo coincidir con la cumbre del lunes, lamenta la feminista, pero la previsión es celebrarlo el próximo 31 de enero.

Tercer intento: no abandonar las calles

Tatiana Romero está convencida de que la respuesta debe labrarse desde todos los frentes. "Lo más importante es no dejar las calles, porque los derechos se consiguen, se defienden y se mantienen en las calles", dice al otro lado del teléfono. Pero hay más: "Tenemos que ganar el relato, construir narrativas propias en un mundo donde el poder de la derecha mediática es inmenso".

Romero no cree que la cumbre ultra vaya a ser potente: "Será vistosa, mediática y ruidosa, porque es lo que se les da mejor. Pero la potencia política viene de la colectividad y de las calle", argumenta. En ese contexto, sostiene que la jornada tejida para el mismo día en la cámara hermana, es fundamental para "alejar el ruido y parar a pensar en las estrategias necesarias para la defensa de los derechos sexuales y reproductivos". "Parar a pensar y encontrarnos ya es en sí un acto político: parar para construir juntas un horizonte posible en el que no se vuelvan a poner en duda los derechos sexuales y reproductivos".

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Al otro lado de la línea telefónica, la activista feminista habla también de las imperfecciones de la ley española. Concretamente de las personas migrantes y sus trabas a la hora de acceder no sólo a los servicios de interrupción del embarazo, sino a la sanidad pública en toda su amplitud. "Sufrimos racismo institucional en la sanidad pública", sostiene, específicamente "las mujeres racializadas y las gitanas sufren mucha violencia ginecológica y obstétrica, por lo que no pueden acceder de manera libre y segura a los derechos sexuales y reproductivos". El libre ejercicio de este derecho está atravesado "por la racialización, la clase y la capacidad", exclama al tiempo que recuerda cómo "hasta hace poco se esterilizaba" a las mujeres discapacitadas

Más fallas: el Gobierno no cuenta todavía con un protocolo común para homogeneizar las listas de objetores de conciencia, el 81,4% de los abortos se realizan en la sanidad privada y el acoso frente a las clínicas se sigue produciendo, a pesar de estar prohibido por ley.

El aborto, insiste Romero, no es un derecho del todo conquistado. Pero incluso aunque así fuera, las mujeres están obligadas a no bajar la guardia, opina la activista e historiadora, quien habla con la mirada puesta en el retroceso vivido en Estados Unidos. "Hay una reacción patriarcal a gran escala" representada por voces "contrarias a los derechos de los cuerpos feminizados". En cualquier momento, alerta, "pueden echar atrás siglos de lucha".

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