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El futuro de la izquierda

Casi todo sobre Renzi (I)

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, charla ante los periodistas en Bruselas, el pasado 16 de julio.

Ángel González Bardají

Matteo Renzi se ha convertido en un potente referente para una socialdemocracia en crisis que busca un nuevo rumbo en medio de una Europa también desorientada. infoLibre analiza, en dos entregas, el contexto en el que Renzi llega al poder y el proyecto político del primer ministro italiano.

01. EL CONTEXTO

La irrupción de Matteo Renzi en la política nacional italiana se produjo el 29 de agosto de 2010. Gobernaba un crepuscular Silvio Berlusconi al frente de su partido-empresa Polo de la Libertad, heredero de su anterior partido-empresa Forza Italia. En realidad, Berlusconi dominaba el panorama político italiano (también el mediático) desde que la acumulación de escándalos de corrupción conocidos como Tangentópolis provocara en 1994 el desplome del sistema de partidos de la Primera República.

Desapareció la Democracia Cristiana –gobernante ininterrumpidamente desde la caída del fascismo–; desapareció el Partido Socialista, encumbrado y destruido a continuación por Bettino Craxi; desaparecieron el Partido Republicano, el Socialdemócrata, el Liberal, pequeñas formaciones amparadas por un sistema electoral sumamente respetuoso con la proporcionalidad de la representación parlamentaria. Desapareció, o mejor dicho, se reconvirtió el Partido Comunista Italiano, el mayor partido comunista occidental, el partido de Gramsci, de Togliatti, de Berlinguer. Siempre al borde del sorpasso, siempre a la espera del compromiso histórico, siempre a punto de participar en el Gobierno, siempre orillado por la Guerra Fría y el veto anticomunista impuesto por Estados Unidos. Todos los viejos partidos habían desaparecido y sobre sus ruinas se elevaba un nuevo sistema que giraba en torno a Berlusconi. Y Berlusconi mantenía vivo el espectáculo con sus legendarias orgías, sus declaraciones chirriantes, sus peripecias judiciales, su demagogia antieuropea…

La izquierda italiana, reagrupada en torno al Partido Democrático (donde confluían la mayoría de los excomunistas y los democristianos de izquierdas), se debatía en la impotencia de las luchas intestinas entre sus líderes históricos Massimo D'Alema y Walter Veltroni. No había logrado permanecer en el Ejecutivo más de dos años seguidos arrastrada por querellas internas y jamás había puesto en pie un programa de Gobierno reconocible. Entre sus bases sociales crecía la insatisfacción y la impaciencia.

Y como sucede siempre que los partidos tradicionales no cumplen con su función, apareció alguien dispuesto a disputar ese papel. Ese hombre era Beppe Grillo, cómico ácido e irreverente, surgido de la cultura de izquierdas e impulsor de iniciativas ciudadanas de base que culminan en 2007 con el exitoso V-Day (Vaffanculo Day = Veteatomarporculo Day), jornada de rechazo de la desacreditada clase política italiana y de reivindicación de espacios de participación ciudadana directa. Grillo da un paso más cuando en 2009 se postula como candidato a la secretaría general del PD en las primarias abiertas y su candidatura es rechazada por la comisión de garantías del partido. A continuación, desafía al PD –al que estigmatiza como integrante de “la casta”– y crea el Movimento 5 Stelle (Movimiento 5 Estrellas, M5S) con el que concurre a las elecciones locales de 2010.

En ese momento Matteo Renzi era el alcalde de Florencia. Tenía tras de sí una carrera breve pero fulgurante: había conquistado primero a los 29 años la presidencia regional toscana, había vencido luego en las elecciones primarias para la alcaldía frente a rivales potentes y había arrasado por fin en los comicios locales. Su fama de buen regidor había trascendido, igual que su audacia como gestor. En su haber contaba con una enérgica reforma del transporte público urbano enfrentando un duro conflicto sindical, la depuración del río Arno que había recuperado un aspecto saludable, la peatonalización completa del centro con la oposición de los gremios de comerciantes y la simplificación de la barroca administración municipal suprimiendo puestos y prebendas e inyectando eficiencia y modernidad. Para los toscanos y para muchos iniciados Renzi era ya conocido como un reformista capaz de impulsar reformas y no sólo de prometerlas.

02. LA IRRUPCIÓN

Ese 29 de agosto de 2010, Matteo Renzi da el salto a la escena nacional y lanza su propuesta más rompedora, que con el tiempo acabará inspirando su sobrenombre: “El desguace”. “Hay que aplicar un desguace sin contemplaciones de la veterana dirigencia del Partido Democrático". Algo así como un plan Renove sin compensaciones ni indemnizaciones que jubile a toda una generación de dirigentes que simbolizan el fracaso y la impotencia de la vieja política.

Su primer movimiento fue la convocatoria en noviembre de ese año de una gigantesca asamblea en la estación ferroviaria de Florencia, Leopolda, que titulará Próxima parada: Italia. Intervienen más de 800 ponentes y participan casi 7.000 afiliados y cuadros de la izquierda venidos de toda Italia y convocados al margen de los cauces regulares del partido. Allí nace el manifiesto del renzismo, la Carta di Firenze (El mapa de Florencia), una proclama generacional poco convencional tanto en la forma (de tono poético) como en el fondo, que enarbola la bandera de la belleza y desgrana un programa regeneracionista:

Nosotros. Nosotros que hemos descubierto la política con Tangentópolis y la deuda pública y que vemos a la clase dirigente del país dedicada a discutir del bunga-bunga hemos descubierto la política con Tangentópolis [los escándalos sexuales de Berlusconi] y las sociedades off-shore [los escándalos financieros que salpicaban a todos los partidos, en especial al propio Berlusconi]. 

»Nosotros, que pese a lo que hemos visto desde niños creemos en el bien común, en la cosa pública, en el compromiso civil.»Nosotros queremos lanzar un grito a la Italia de estos días mezquinos, de estos corazones tristes, y proclamar que se puede creer en una Italia más bella. »Sí, nosotros creemos en la belleza, que acaso no salve al mundo, pero sí puede dar un sentido a nuestro compromiso. La belleza de nuestros paisajes, de nuestras obras de arte, de nuestras riquezas culturales. Pero sobre todo la belleza de las relaciones personales, la belleza de ir al encuentro del otro primando la curiosidad sobre el miedo, la belleza de un estilo de vida honesto y transparente.»Desde Florencia, patria de belleza, nos ponemos en marcha. »Queremos responder al cinismo con el civismo; a la división con la visión. A la polémica con la política. »Desde Florencia, laboratorio de curiosidad, queremos esgrimir el valor contra el miedo, compartiendo un recorrido de palabras y de emociones, de proyectos y de sentimientos para que la próxima estación sea, de veras, Italia. Una Italia que hoy vuelve a arrancar desde la estación Leopolda, la Próxima Italia”cosa pública

lanzar un grito a la Italia de estos días mezquinos

nosotros creemos en la belleza

nos ponemos en marcha

responder al cinismo con el civismo

esgrimir el valor contra el miedo.

03. EL CAMINO HACIA LA VICTORIA

Dos años después, se convocan las elecciones primarias abiertas para elegir al candidato del centroizquierda a primer ministro. Gobernaba ya Italia el tecnócrata Mario Monti, impuesto por la troika europea tras desplazar a un Berlusconi decadente y terminal asediado por los escándalos sexuales y fiscales. Las encuestas pronosticaban el desplome definitivo del berlusconismo y sonreían a la oposición de izquierdas, a la que atribuían 12 puntos de ventaja. En septiembre de 2012 Renzi se postula oficialmente. Desafía así la autoridad de su principal oponente, el mismísimo secretario general de su partido, Pier Luigi Bersani, un gris funcionario del viejo Partido Comunista al que los renzianos apodan Gargamel. Concurren también otros candidatos con menos probabilidades de éxito, entre los que destaca el popular Nichi Vendola, presidente de la región de Puglia y líder del partido coaligado Sinistra Ecologia e Libertà (Izquierda Ecología y Libertad).

Renzi emprende una original campaña a bordo de una roulotte en la que recorre durante algo más de dos meses todas las provincias del paísroulotte . Desgrana un programa que combina audacia en materia de derechos civiles (uniones homosexuales, divorcio ágil, normalización de la fecundación artificial…); un progresismo moderado en materia económica y una radicalidad extrema en la regeneración democrática (reducción del número de políticos y de su abultada retribución, recorte drástico de la financiación pública a los partidos, lucha sin cuartel contra la corrupción y la gran evasión fiscal). En conjunto, una original fusión de la temática económica de la tercera vía de Tony Blair; el zapaterismo de la primera legislatura y la recuperación de las reivindicaciones asumibles del populismo de Grillo.

En la primera vuelta Renzi queda en segunda posición con el 35% de los votos, a diez puntos del candidato oficial, Bersani. La segunda ronda se desarrolla en medio de protestas de Renzi por las trabas del aparato a la participación ciudadana y con toda la prensa de centro izquierda (La Repubblica, L'Espresso, el equivalente italiano del Grupo Prisa) volcada a favor de Bersani. Renzi avanza levemente y llega al 40% pero la diferencia se amplía y pierde por 20 puntos (60% Bersani).

Algunos comentaristas señalaron el discurso de la derrota de Renzi,discurso de la derrota de Renzi el más vibrante y brillante de su carrera, como la clave de su éxito en las primarias de un año después. Dirigiéndose a cientos de seguidores se expresó en términos inéditos en la historia de las jornadas electorales italianas: “Seamos claros y no repitamos la broma que se escucha todas las noches electorales en Italia, donde jamás pierde ningún candidato. Lo diré claramente, sin eufemismos: he perdido. Si el resultado hubiese sido el contrario os diría 'Hemos vencido'. Pero la derrota es mía y vosotros podéis sentiros orgullosos”. A continuación bromea ante las cámaras de televisión: “Mis críticos dicen que no soy suficientemente de izquierdas. Pues bien, aquí lo tienen. He hecho una cosa muy de izquierdas: perder”.

El resultado de las primarias del PD tiene un efecto paradójico, como si los electores castigaran al PD por haberles defraudado con su apuesta a favor del oscuro Bersani. En las elecciones parlamentarias de dos meses después, los 12 puntos de ventaja con los que partía el centro izquierda se esfuman y quedan reducidos a un escuálido 0,3% sobre el PDL, en tanto que el movimiento antisistema de Grillo cosecha un resultado excepcional que supera el 25%. Bersani se ve forzado a formar una mayoría con la derecha en medio de la decepción de sus votantes y a continuación fracasa en el relevo del presidente de la República, Giorgio Napolitano, que acaba repitiendo mandato a punto de cumplir 90 años. La sensación de parálisis y desesperanza se apodera de un país que parece incapaz de jubilar a la vieja clase política, de dar a luz un Ejecutivo estable y dotado de una agenda de reformas. Bersani renuncia a formar Gobierno, tarea que queda encomendada a uno de sus allegados, Enrico Letta, y abandona el liderazgo del Partido Democrático, que queda en manos de una dirección de transición y de integración.

Los comicios para elegir al nuevo líder del partido se desarrollan a finales de 2013 según un complejo sistema que combina una primera fase interna en la que votan los afiliados para seleccionar a los tres candidatos que concurrirán a la segunda fase; ésta se lleva a cabo con la participación sin trabas de los ciudadanos en primarias abiertas.

En esta nueva tentativa de Renzi el aparato tradicional del partido concurre seriamente herido. Renuncia por eso a presentar a cualquiera de sus veteranos y para contener el avance impetuoso de Renzi promueve a Gianni Cuperlo, un diputado poco contaminado, procedente de la dirección de las Juventudes Comunistas de aspecto juvenil pese a sus cincuenta años cumplidos. Concurre también Giuseppe Civati, un brioso diputado, antaño compañero de Renzi en la asamblea de la estación Leopolda y que ha evolucionado hacia posiciones más a la izquierda.

El alambicado sistema de primarias de la izquierda italiana permite contrastar las preferencias divergentes de militantes y votantes. Mientras en la fase interna (con una participación cercana a los 300.000 afiliados), Renzi sale en cabeza pero solo con una estrecha ventaja de cinco puntos sobre el oficialista Cuperlo (45% a 40%), en las primarias abiertas –con una participación de tres millones de progresistas– barre a su rival y se alza con una mayoría cercana al 70% sostenida por dos millones de votos.

Casi todo sobre Renzi (y II)

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Mañana miércoles, infoLibre publica la segunda parte:

El proyecto de Renzi

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