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Por qué Alemania ha cambiado de opinión sobre la entrega de carros de combate a Kiev

El canciller alemán, Olaf Scholz, esta semana en Berlín.

Thomas Schnee (Mediapart)

Berlín (Alemania) —

Olaf Scholz es genial. No hay duda de ello, al menos para Martin Schulz, ex presidente socialdemócrata del Parlamento Europeo, como explicó en los medios alemanes el miércoles 25 de enero, tras el anuncio del envío de tanques Leopard 2 a Ucrania. "Que haya resistido la presión, incluso de su coalición, es impresionante. Fue precisamente este momento el que aprovechó para mostrar su liderazgo, imponiendo su mantra: 'Sólo en grupo, nunca solos'", dijo Martin Schulz, y añadió: "El hecho de que haya arrastrado consigo a Estados Unidos demuestra que dirige nuestro país quizá con frialdad, pero con inteligencia".

El hecho es que el miércoles pasado, en el Bundestag, el canciller alemán quiso presentarse como dueño de la situación. "Era justo y hemos hecho bien en no habernos dejado llevar", dijo Olaf Scholz hacia el mediodía, al comienzo del turno de preguntas parlamentarias. 

"Habría sido un error, un gran, gran error haber ido por libre en este asunto", insistió también. En ese momento, y dado que el líder alemán había dejado claro que no haría nada sin Estados Unidos, era evidente que los americanos le seguirían. Unas horas más tarde, Joe Biden anunció lógicamente el envío de 31 tanques Abrams.

Para Olaf Scholz, fue la tenacidad alemana la que permitió alcanzar una decisión conjunta y fuerte: "Como todas las decisiones que hemos tomado juntos y en estrecha colaboración con nuestros aliados, ésta es la razón por la que estas decisiones son sólidas. Ese es el principio que sigue este Gobierno.”

El Canciller también quiso mostrarse protector y juicioso con sus conciudadanos: "Confíen en mí. Confíen en el gobierno federal.” Seguiremos facilitando apoyo a Ucrania, pero "sin correr el riesgo de ir en la mala dirección en este asunto".

Aunque algunos comentarios de la prensa alemana se congratulan hoy de que Estados Unidos se comprometa con sus tanques, las declaraciones de Scholz no han creado muchas ilusiones. Para el experto militar alemán Christian Mölling, director de investigación del think tank DGAP (Sociedad Alemana de Política Exterior), "Scholz intenta reescribir la historia en su beneficio para recuperar el terreno perdido. Pero llevamos hablando de enviar los Leopard 2 desde hace varios meses. Si el Sr. Scholz hubiera querido, podría haber formado una ‘coalición Leopard’ hace mucho tiempo.” 

Fue tras el debate sobre los blindados ligeros en diciembre de 2022, y después del anuncio a principios de enero por parte de París, Washington y Londres de una primera entrega de vehículos blindados de combate y tanques, cuando los alemanes entraron en liza, anunciando el envío de sus Marder. Hubo entonces presiones por parte de Ucrania, Estados Unidos, Finlandia y también Polonia, que amenazó con reexportar sus Leopard 2 sin el permiso de Alemania. "Pero en ningún momento fue Alemania la instigadora de una coalición", subraya el investigador.

Estados Unidos, considerando que sus tanques Abrams no estaban técnicamente adaptados a la situación (demasiado consumo y peso), intentó por todos los medios convencer a los alemanes de que prescindieran de ellos. El jueves 19 de enero, en vísperas de la reunión en la base de Ramstein donde se anunciaría el envío de los Leopard 2, el secretario de Estado de Defensa, Lloyd Austin, viajó a Berlín para saludar a su nuevo colega alemán, Boris Pistorius, y negociar con la Cancillería. Varios medios de comunicación alemanes y americanos informaron de que las conversaciones fueron duras y sin ningún resultado.

Los representantes de los otros partidos de la coalición gobernante en Berlín, los Verdes y los Liberales, desde hace tiempo a favor de la entrega de tanques, no dudaron en arremeter contra su aliado socialdemócrata tras la fallida reunión de Ramstein. "Alemania ha fracasado", comentó la presidenta liberal de la Comisión de Defensa, Marie-Agnes Strack-Zimmermann. El domingo por la noche, le tocó a la ecologista Annalena Baerbock, Ministra de Asuntos Exteriores, asegurar en la cadena LCI, sin la opinión del Canciller que su país no se opondría a la entrega de tanques a Ucrania. Todo eso sin que Scholz dijera nada.

" Austin, tal como lo describe el New York Times, llega a la conclusión de que los alemanes sólo harán el envío si los americanos también lo hacen. La decisión supuestamente técnica sobre los Abrams se convierte en una decisión política. La Casa Blanca y el Pentágono han llegado a la conclusión de que sería mejor dar a los alemanes la ‘cobertura política’ que habían solicitado. Por ello, Austin autorizó la entrega de una treintena de tanques Abrams a los ucranianos. No porque le parezca bien, sino porque los ucranianos no pueden conseguir los Leopard de otra manera", analiza el Süddeutsche Zeitung.

Para Christian Mölling, la coalición de los tanques aguanta, "pero no es en absoluto un matrimonio por amor". Según los expertos, la indecisión y la incapacidad comunicativa del canciller alemán se explican por el temor a una escalada militar con Moscú y las reticencias de Scholz a que Alemania asuma el liderazgo en el campo occidental, temores bastante compartidos entre la población alemana.

Sophia Besch, investigadora de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, no se hace ilusiones: "Encontramos sistemáticamente el mismo patrón. Primero una negativa discreta, luego una defensa vehemente de la postura inicial y, finalmente, un Gobierno que cambia de opinión. El resultado es una política de comunicación desastrosa.”

El historiador británico Timothy Garton Ash también ha ironizado sobre este método compartiendo en Twitter el scholzing, un estilo que define como "comunicar buenas intenciones con el único propósito de utilizar/encontrar/inventar todas las razones posibles para hacer retroceder o impedir que esas mismas intenciones se hagan realidad".

Ahora el Leopard 2 se verá en el campo de batalla ucraniano, con la esperanza de los países aliados de que pueda cambiar el curso de la guerra: "Hubiera sido deseable una decisión más rápida. El Leopard 2 no es invencible. De hecho, el impacto del Leopard 2 dependerá del número de unidades enviadas. Kiev habló de la necesidad de 300 tanques. Estamos lejos de eso, pero es factible", afirma el investigador de la DGAP.

La elección del Leopard 2 como principal tanque pesado extranjero para el ejército ucraniano convertirá a Alemania en uno de los principales proveedores de ese ejército. Incluso con la ayuda de los países de la "coalición Leopard", Berlín tendrá que hacer frente a una nueva e importante responsabilidad: la de supervisar la formación, el mantenimiento y el abastecimiento de los tanques, a pesar de que es bien sabido que las estructuras de defensa alemanas no se encuentran en su mejor momento y están a punto de comenzar una profunda reforma.

De hecho, Alemania se va a ver en una posición de liderazgo. "Hablar de ‘liderazgo’ es quizá una exageración. Pero tendremos ocasión de ver cómo lo asume el Gobierno federal", concluye Christian Mölling. 

 

Traducción de Miguel López

 

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