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Guerra entre narcos: los sucesores de "El Chapo" y su violencia extrema para controlar el cártel de Sinaloa

Ilustración de Justine Vernier para Mediapart

Patricia Neves (Mediapart)

En la fotografía, parecen un grupo de colegas tomando una copa en una fiesta. Algunos sonríen a la cámara, otros bromean. Todos parecen estar jugando a salir bien en la foto. Esa foto es antigua, colgada en Twitter hace justo diez años, en agosto de 2013. Iván Guzmán no aparece en la foto, pero quiere rendir homenaje a aquella época dorada de su adolescencia, a su amistad. 

"¿Cuántos se han ido ya?", escribe en el tuit. "¿Cuántos de los nuestros siguen con nosotros?", añade, etiquetando a un amigo, Ismael Zambada Imperial, reconocible por su rostro infantil, apretujado en el centro de la foto. Su hermano Vicente Zambada Niebla, ex miembro de la banda, que está sentado a su lado, está ahora entre rejas en Estados Unidos. Guzmán y Zambada pertenecen a dos clanes que acabarán matándose entre sí, pero por ahora el grupo de jóvenes narcos sigue divirtiéndose.

 

En "Culichi", como llaman cariñosamente a la ciudad de Culiacán, cuna del cártel de Sinaloa, el grupo parece burlarse de las autoridades con sus fotos en las redes sociales de jets privados, grandes coches, alcohol, fajos de billetes e incluso armas bañadas en oro. En la ventanilla de uno de sus cochazos, un "gatito", como ironizan en Twitter, en realidad un joven tigre al que intentan domar.

Entre quienes retuitearon la foto de grupo en su momento se encontraba un joven apodado "El Liebre". Entre 2013 y 2014 se mostró muy indiscreto en Twitter. No dudaba, por ejemplo, en aparecer con un rifle al hombro. Tampoco dudó en indicar su ubicación en El Dorado, una pequeña localidad cercana a Culiacán. O jurar lealtad, en metáfora marítima, a su jefe: "La bandera de Guzmán es la que enarbolamos. A sus órdenes".

Sin embargo, los tuits de El Liebre, de nombre real Mario Nungaray Bobadilla, son preocupantes. En la calle, en las tiendas, a veces aparece visiblemente armado. "Cuídate de tus amigos, porque los enemigos no te traicionan", aconseja.

"Los cárteles son como un juego de sillas musicales".

En el trabajo, sin embargo, todo parece ir bien. El Liebre e Iván Guzmán, el heredero de “la bandera Guzmán", son íntimos. A veces se retuitean mutuamente, compartiendo la misma fotografía de su infancia o de una tarde de octubre de 2013. Iván, hijo de Joaquín Guzmán conocido como "El Chapo", el famoso líder del cártel de Sinaloa, está deseando mostrar a sus miles de seguidores un anillo que llevaba El Liebre.

El anillo lleva una calavera con huesos cruzados, símbolo popular del grupo. Ismael Zambada Imperial, hijo de "El Mayo” Zambada, el principal socio de El Chapo, también lleva uno, junto con su llamativo reloj suizo. Detrás de la fachada de lujos, sin embargo, los tres jóvenes narcos Iván Guzmán, Ismael Zambada Imperial y "El Liebre" disfrutan de sus últimas horas de tranquilidad.

“Los cárteles son como ese juego al que jugábamos de niños, el juego de las sillas musicales", explica a Mediapart John Callery, ex agente especial de la DEA, la agencia antidroga americana. “Un día se para la música, no hay más sillas y te matan. Uno de nosotros, uno de tus socios, o un cártel rival". O todos a la vez.

Acusados de haber sido "pioneros en la fabricación y el tráfico de fentanilo", un opiáceo sintético con efectos analgésicos cincuenta veces más potentes que la heroína, Iván Guzmán y tres de sus hermanos menores, Alfredo, Joaquín y Ovidio detenido en 2023, han sido designados por los federales americanos como el nuevo enemigo número 1. El acta de acusación contra ellos, publicada el pasado abril, tiene casi cien páginas. 

La amenaza más mortífera a la que se ha enfrentado nunca Estados Unidos.

Anne Milgram, Directora de la DEA

Aún sabemos muy poco de ellos, aparte de la imagen de millenials multimillonarios que ellos mismos se han forjado en las redes sociales. El Chapo tenía planes para una película autobiográfica, en particular con la actriz mexicana de telenovelas Kate del Castillo y el actor americano Sean Penn. Pero los federales vigilaban a la actriz, lo que probablemente condujo a la detención de El Chapo en 2015 después de visitarlo en las montañas en compañía de Sean Penn. Los Chapitos, Iván y Alfredo, estaban al parecer implicados personalmente en el proyecto. Sin embargo, El Chapo fue detenido antes de que la producción siguiera adelante.

En lo que se refiere a la producción de drogas, sobre todo fentanilo, se dice que Los Chapitos, de apenas treinta años, se han convertido en "la amenaza más mortífera a la que se ha enfrentado nunca Estados Unidos", según explicó la directora de la DEA, Anne Milgram. Tras la extradición de su padre a Estados Unidos en 2016, los hijos de Guzmán, ya acusados en otros casos allí, habrían tomado por la fuerza el control del cártel de Sinaloa. Su ascenso coincidió con una grave crisis sanitaria en Estados Unidos provocada por las sobredosis de esos analgésicos basados en opiáceos.

"¿Seguro que estás hablando de mí? Si tuviera mucho poder, no necesitaría esconderme todo el tiempo, ¿verdad?", se defendía Iván Guzmán allá por 2018, en una entrevista con la revista belga Knack. Cuando se trataba de los asuntos de su padre, sin embargo, el tono era más ambiguo: "Para mí, mi padre es mi mejor amigo, y siempre lo será. Cuando era niño, su lema era 'la familia es el mayor bien' [...] Mi padre no esperaba menos de sus hijos".

A la conquista de nuevos mercados

Eran alrededor de las 8 de la tarde cuando los vecinos de un modesto barrio de Phoenix (Arizona) oyeron varios disparos. El 6 de mayo de 2021, El Liebre, un amigo de la infancia, fue asesinado a tiros en la puerta de su casa a la edad de 31 años. Los sospechosos huyeron en uno de los modelos de coche más populares del país, una berlina blanca. En abril de 2023, la fiscalía de Chicago reveló la identidad de los presuntos autores intelectuales del asesinato: Iván Guzmán y su hermano Alfredo.

Según Dany, un periodista mexicano que trabaja en la zona de Sinaloa, "Los Chapitos se dieron cuenta de que el tráfico de marihuana y heroína, cultivadas en tierras del cártel, ya no era suficiente y que necesitaban conquistar nuevos mercados". Por ello van a "invertir en las drogas de síntesis, las más prometedoras", explica, "con la producción de metanfetamina por un lado y de fentanilo por otro".

 

En Culiacán, prosigue el periodista, "coexistían" varias facciones importantes antes de la detención de El Chapo en 2015: estaban Los Chapitos, pero también los Zambadas, y luego los Dámasos, que llegaron al mercado más recientemente. El frágil equilibrio entre estos tres clanes se tambaleó en 2017 con la detención del líder de los Dámasos. Al parecer, su detención llevó a Los Chapitos a mover ficha, en contra del consejo de los Zambadas, sobre todo durante las fiestas de fin de año de 2018.

A la entrada de la pequeña localidad de El Dorado, en Nochevieja fue hallado el cadáver de un individuo con signos de tortura. Un posible compañero de El Liebre, asesino a sueldo encargado de proteger a los Dámasos. Según el diario digital mexicano La Silla Rota, el hombre fue encontrado con la cara hinchada, el cuerpo acribillado a balazos y los pies atados con cinta americana.

Al parecer los asesinos le grabaron con un cuchillo unas letras en los pies: las iniciales del clan Zambada. En abril de 2023, los fiscales de Nueva York revelaron la identidad de los presuntos autores intelectuales de este segundo asesinato: Iván Guzmán y sus hermanos Alfredo y Joaquín. Ahora, según los americanos, están decididos a atacar tanto a los Dámasos como a los Zambadas.  

Cuando se producen traiciones, les tocan en lo más profundo.

Tras la detención de El Chapo, "empezamos a ver cosas muy violentas", dice Dany, el periodista local. Los Chapitos necesitaban nuevos territorios para desarrollar su narcotráfico, en la línea de El Dorado, más cercano a los puertos marítimos pero controlado entonces por los Dámasos. "Enfrentamientos, tiroteos, asesinatos y desapariciones" formaban parte de la vida diaria de la población. Dany confiesa haber sido él mismo amenazado cuando investigaba Los Chapitos. Llegaron "mensajeros" a decirle "que sabían" dónde vivían él y "su familia".

"Fingen quererse, pero entre bastidores se tienen celos", explica John Callery, ex agente especial de la DEA. Sin embargo, "en teoría", la cercanía filial entre los miembros del cártel debía "minimizar los riesgos", explica el profesor Benjamin Smith, especialista en América Latina: "Los miembros se casan entre sí, se convierten en compadres. Confían los unos en los otros". El cártel de Sinaloa, en particular, está muy concentrado en unas pocas familias, principalmente de la localidad de Badiraguato". Por eso, cuando se producen traiciones, les tocan en lo más profundo.

 

"Nunca hemos establecido a sabiendas una relación con traficantes de fentanilo", afirmaban Los Chapitos en una carta enviada a la prensa hace unas semanas. En ella afirman ser "los chivos expiatorios", víctimas de otros traficantes, o de los medios de comunicación que hacen "titulares" a sus espaldas para "vender más periódicos".

La carta no pasó desapercibida para la familia Dámaso. Para evitar una muerte casi segura, asesinados por Los Chapitos, varios miembros del clan hicieron un trato con los americanos. En prisión o en libertad condicional en Estados Unidos, tras cumplir condenas cortas, respondieron por carta a sus ex amigos.

"Os conozco muy bien, Iván y Alfredo, conozco vuestros delitos, vuestra ambición, vuestros traumas pasados", escribe el heredero del clan Dámaso, cuyo nombre es Dámaso López Serrano, en una larga carta abierta. "No podías concentrarte en las reuniones porque estabas obsesionado con las redes sociales. Más tarde, incluso creaste contenidos para promocionar tu marca, La Chapiza. Iván, te gusta que los medios hablen de ti con tal de que digan que eres el más poderoso".

Siempre llega un momento en que ya no tienen ganas de divertirse.

John Callery, ex investigador de la DEA

En Estados Unidos, la gente lleva dos años alegrándose. Unos días antes de la muerte de El Liebre en 2021, un joven subió al estrado en un tribunal federal de San Diego (California). Juró "decir la verdad y nada más que la verdad". Cuando se le preguntó: "¿Admite usted que es uno de los líderes del cártel de Sinaloa? Respondió con un sí rotundo. El acusado no dio su nombre, pero se trataba de Ismael Zambada Imperial."

"Cuando sienten que los vientos cambian", asegura John Callery, los narcos "acuden a nosotros, en secreto, y empiezan a cooperar. Porque siempre llega un momento en que ya no tienen ganas de divertirse. Es entonces cuando dicen 'mierda, necesito un plan B'.” Ese plan suele tomar la forma de acuerdos de cooperación, una extraña alianza entre la DEA y los narcos: a cambio de una reducción sustancial de sus penas, los traficantes se sientan a negociar.

Ismael Zambada Imperial, detenido en 2014 en Culiacán, decidió declararse culpable y cooperar con los americanos en un caso de narcotráfico en el que aparece junto a Iván Guzmán. "¿Cuántos de los nuestros siguen con nosotros?", decía Iván Guzmán allá por 2013 en Twitter, con un montón de yates de fondo en su foto de perfil. Entonces era un joven heredero de su imperio.

Más de 26.000 hombres y mujeres, todos miembros o socios del cártel, pronto estarían a sus órdenes. En las arcas familiares, una fortuna: 14.000 millones de dólares. Y muchos problemas. Los fiscales que llevaron a El Chapo ante la justicia de Nueva York en 2019 rompieron una de las reglas de oro del hampa: la ley del silencio. Los traficantes que se sentaron a la mesa de la DEA revelarían los secretos del cártel en el estrado....

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Traducción de Miguel López

 

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