Nestlé consigue una prórroga de dos meses sobre la producción fraudulenta de una de sus aguas minerales

El fraude es conocido y encubierto por el Elíseo desde 2021: Nestlé vende aguas minerales que ya no tienen nada de natural. Ayer, 7 de mayo, el prefecto del Gard, Jérôme Bonet, puso fin a estas prácticas prohibiendo a Nestlé seguir explotando las aguas Perrier, producidas en la planta de Vergèze. No obstante, le ha concedido un aplazamiento de dos meses.
Para obtener la denominación tan codiciada de agua “mineral natural”, el agua debe estar libre de cualquier contaminación en el manantial y no debe someterse a ningún tratamiento de desinfección. Sin embargo, las cinco fuentes de las que proviene el agua Perrier suelen estar contaminadas, en particular por bacterias de origen fecal. Y las técnicas que utiliza la multinacional para desinfectarlas son “contrarias a la normativa”, ya que modifican su composición microbiológica, según las conclusiones de la prefectura dirigidas a la multinacional.
Según un comunicado de la prefectura de Gard, Nestlé ha recibido un requerimiento para retirar esos tratamientos (microfiltros de 0,2 micras) en un plazo de dos meses. Porque, sin estos procesos, sus aguas no son lo suficientemente puras, tal y como indican los análisis de las autoridades sanitarias y el reciente dictamen de los hidrogeólogos designados por el prefecto de Gard, emitido en abril. Estos concluyen que "el criterio de pureza original del agua no parece haber sido respetado ni lo sigue siendo”. En resumen, no parece posible que la actividad continúe.
Queda por saber qué destino se dará a los lotes de botellas Perrier ya producidas y que ya no pueden venderse con la etiqueta “agua mineral natural”. Ni la Dirección General de Competencia, Consumo y Represión del Fraude (DGCCRF) ni la prefectura del departamento de Gard han respondido a nuestras preguntas.
Desde hace más de un año, la multiplicación de los controles realizados por la Agencia Regional de Sanidad (ARS) de Occitania y la prefectura revela frecuentes contaminaciones del agua Perrier. Todavía en marzo, la ARS fue informada por Nestlé, con retraso, de una nueva “no conformidad relacionada con una detección bacteriológica”. Después de ocultarlos durante años, la multinacional tarda ahora en transmitir a las autoridades los informes no conformes.
Sin esos tratamientos, ¿cómo van a garantizar la prefectura y la ARS que el agua embotellada esté libre de contaminación? Al ser interrogada, la prefectura precisó que ya se habían “reforzado” los controles sanitarios. Se seguirán realizando análisis periódicos del agua para garantizar la ausencia de contaminación. En caso contrario, se interrumpirá la explotación de la fuente.
La decisión del prefecto de poner fin a estas prácticas se tomó tras una inspección iniciada en mayo de 2024. La contaminación del agua por bacterias de origen fecal (del tipo Escherichia coli) durante varios días llevó al representante del Estado a exigir no solo el cese inmediato de la captación de agua contaminada, sino también, habida cuenta de los riesgos para la salud (en aplicación del Código de Salud Pública), la destrucción de todas las botellas de agua afectadas, cerca de dos millones.
A raíz de ello, el prefecto ordenó una inspección de la agencia regional de sanidad, que en agosto de 2024 presentó un informe demoledor sobre las aguas Perrier, cuya calidad ya no cumple los “criterios de pureza original” exigidos por la ley para las “aguas minerales naturales”.
A menos que se modifique la normativa y se autoricen los procesos de desinfección, “no es posible”, según los inspectores, “continuar con la producción de agua mineral natural”.
Nestlé se benefició entonces de una moratoria de dos meses para cumplir con la normativa y demostrar, en particular, que sus aguas eran puras y que los tratamientos no consistían en desinfectarlas. Una demostración imposible, habida cuenta de las frecuentes contaminaciones de sus fuentes.
La caótica intervención del Elíseo
Esas disfunciones, que no son nuevas, habían sido ocultadas hasta ahora por Nestlé, que sabe desde hace varios años que estaría amenazada la producción de sus aguas Perrier .
En efecto, tal y como revelaron Mediacités, Le Monde y Radio France, Nestlé ha recurrido a tratamientos ilegales (lámparas UV, filtros de carbón y microfiltración) para desinfectar todas sus aguas minerales naturales, a saber, Contrex, Hépar y Vittel en los Vosgos y Perrier.
El Elíseo pide a Matignon que legalice el fraude, a pesar de los riesgos sanitarios que estas prácticas conllevan
El fraude es conocido por el ejecutivo desde el 31 de agosto de 2021. Durante una reunión confidencial con el gabinete de la entonces ministra de Industria, Agnès Pannier-Runacher (actualmente ministra de Ecología), en presencia de la Dirección General de Competencia, Consumo y Represión del Fraude (DGCCRF), el grupo Nestlé, investigado desde hacía varios meses por esta última, no tuvo más remedio que reconocer el uso de esas prácticas prohibidas. Un fraude que, solo en la planta de Los Vosgos, duró al menos quince años y le reportó más de 3.000 millones de euros.
Pero, lejos de poner fin a la situación, se hará todo lo posible para proteger a la empresa, que cuenta con el apoyo del Elíseo. Muy pronto, el “palacio” interviene en el asunto y ordena a Matignon (sede del ejecutivo, ndt), entonces dirigido por Élisabeth Borne, que modifique la normativa en febrero de 2023, autorizando los procesos de desinfección (en este caso, microfiltros de 0,2 micras en lugar de 0,8). De este modo, se legaliza el fraude, a pesar de los riesgos sanitarios que conllevan estas prácticas. Pero, al no haber obtenido satisfacción ante la Comisión Europea, el gobierno tuvo que dar marcha atrás sin dar nuevas instrucciones, dejando que los prefectos se las arreglaran en esta caótica situación.
El entonces secretario general del Elíseo, Alexis Kohler, que mantuvo frecuentes contactos con los dirigentes de Nestlé, sabía perfectamente que no debían seguir produciéndose las aguas Perrier. El 18 de diciembre de 2024, recibió un mensaje de la asesora de industria del Elíseo, en el que le recordaba que “en los pozos de Vergèze, en el departamento de Gard (marca Perrier), se producen contaminaciones bacterianas y/o virológicas esporádicas. Por lo tanto, Nestlé debe recurrir a filtros, lo que tiene una función desinfectante que contradice la directiva de la UE de 2009 [...], y un informe [...] estima que la empresa debe plantearse el cese de la producción de agua mineral en la planta de Vergèze”.
Nestlé se aferra a la negación
La mala calidad del agua Perrier es, por tanto, un secreto a voces, pero hasta ahora ningún responsable político ha querido tomar una decisión, a pesar de los riesgos para la salud, en particular de contaminación virológica que los tratamientos no pueden contener.
El último dictamen científico emitido en abril reitera la misma conclusión. En esta ocasión, se trata de tres hidrogeólogos independientes, designados por el prefecto en el marco de la solicitud de autorización presentada en octubre de 2023 por la multinacional para seguir extrayendo agua de cinco pozos de la fábrica Perrier y venderla con la etiqueta “agua mineral natural” (EMN).
La estrategia de Nestlé es la peor para nosotros, los empleados
En un informe de 143 páginas, justifican su “dictamen sanitario desfavorable” por la frecuente contaminación microbiológica del agua en el manantial y la “vulnerabilidad” del acuífero, y concluyen que “la calidad microbiológica permanente y, por lo tanto, el criterio de ‘pureza original’ del agua parece no haber sido ni ser respetado”. El prefecto debe pronunciarse sobre esta solicitud de autorización antes del 7 de agosto. Pero la decisión que acaba de tomar el 7 de mayo es un presagio de lo que vendrá.
A día de hoy, tal y como había previsto la ARS en una nota fechada el 27 de diciembre de 2024, en caso de “denegación de la autorización para explotar estos cinco pozos como EMN [...], Nestlé Waters, si lo desea, podría utilizar estos pozos para fabricar bebidas alimenticias”.
Cuando el agua se utiliza para “bebidas alimenticias”, puede ser sometida a tratamientos. Esto es lo que ya ha hecho Nestlé con otros dos pozos cuyo agua estaba demasiado contaminada. En diciembre de 2024, la multinacional obtuvo la autorización para tratar estas aguas con el fin de fabricar bebidas alimenticias, vendidas bajo la marca Maison Perrier y destinadas inicialmente a la exportación.
“Al solicitar seguir explotando las aguas Perrier como aguas minerales naturales, Nestlé ha optado por anteponer sus intereses económicos, pensando que pueden imponerse a la fuerza, a pesar de conocer el estado catastrófico de su fuente. La actitud de Nestlé revela el desprecio que siente por los recursos hídricos y la poca consideración que tiene por sus propios empleados” [que son 1.000 en la planta de Vergèze, ndr], lamenta una fuente cercana al caso. “Esto dice mucho de la sensación de impunidad de Nestlé. Pero al apoyarla, el poder político también ha contribuido a crear la situación en la que se va a encontrar la fábrica”. Si Nestlé quiere ahora transformar algunas de sus fuentes en bebidas alimenticias, tendrá que volver a solicitar una autorización a la ARS y a la prefectura. Esto requerirá nuevos plazos de tramitación.
Marc (nombre ficticio), empleado de Nestlé, “sigue enfadado” con la estrategia de su empresa, “que es la peor para los empleados”. “Nestlé podría al menos haber preservado más la actividad de la fábrica solicitando inmediatamente la reconversión de algunos pozos. Después de tantos escándalos, esperaba más respeto y franqueza por parte de Nestlé. Pero debo de ser muy ingenuo”, ironiza, añadiendo: “Incluso los accionistas están enfadados”, en referencia a la última junta general del grupo.
En los Vosgos, las aguas Hépar también corren el riesgo de perder su etiqueta de “agua mineral natural” por las mismas razones que Perrier.
El inmovilismo de la Dirección General de Fraudes
La Dirección General de Competencia, Consumo y Represión del Fraude (DGCCRF) aún no se ha pronunciado oficialmente sobre los lotes de botellas de Perrier vendidas fraudulentamente por Nestlé, cien veces más caras que el agua del grifo, a pesar de que son exactamente lo mismo y de que debería retirárseles la etiqueta de “agua mineral natural”. La DGCCRF está al corriente de este fraude, que también afecta a las aguas Contrex, Hépar y Vittel desde 2020:
· A raíz de una denuncia presentada en octubre de 2019, el Servicio Nacional de Investigaciones (SNE) de la DGCCRF inició una investigación en 2020 y presentó un informe sobre las prácticas fraudulentas de algunas empresas de agua mineral, entre ellas Nestlé.
· 31 de agosto de 2021: Nestlé se reúne en Bercy con la DGCCRF, el director de gabinete y la asesora de salud de la entonces ministra de Industria, Agnès Pannier-Runacher. La multinacional reconoce y detalla el fraude. Sin embargo, al término de la reunión, la DGCCRF no presenta ninguna denuncia ni propone que se destruyan los lotes de botellas.
· En octubre de 2022, la fiscalía de Épinal remite al SNE de la DGCCRF un nuevo caso para que investigue los tratos fraudulentos de Nestlé en Los Vosgos.
En sus conclusiones, presentadas en abril de 2024 y publicadas por Mediapart, la DGCCRF estima que el fraude asciende a más de 3.000 millones de euros durante un periodo mínimo de quince años. A pesar de todas estas conclusiones, no ha remitido el caso a la justicia ni ha solicitado que se retiren del mercado las botellas producidas de forma fraudulenta.
No fue hasta el 25 de febrero, más de cuatro años después, cuando la dirección de fraudes presentó una denuncia ante la fiscalía de Nimes por “prácticas que podrían constituir delitos penales” en relación con la comercialización de las aguas Perrier. En su informe, al que ha tenido acceso Mediapart, la DGCCRF precisa que su denuncia está motivada, en particular, por “el revuelo mediático” y “la investigación abierta por la comisión del Senado”.
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Traducción de Miguel López