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Wolfgang Streeck: "Merkel tiene a Alemania domesticada"

Wolfgang Streeck

Amélie Poinssot (Mediapart)

Wolfgang Streeck es una personalidad discordante en Alemania. Autor de varios ensayos de análisis social y económico, predica el fin de la moneda única europea y ya anunció el final del capitalismo. Mediapart, socio editorial infoLibre, habla con él sobre el "modelo" alemán y la longevidad política de Angela Merkel, en el Instituto Max Planck para el estudio de las sociedades en Colonia, donde da clases.

PREGUNTA: En su opinión, ¿en qué se basa lo que se llama hoy "segundo milagro económico alemán"?

RESPUESTA: Este puede ser el segundo, incluso el tercero… Creo que la razón principal de este "milagro" es la política monetaria europea. Nos encontramos de hecho en el polo de prosperidad de la zona euro, que está experimentando todo tipo de problemas económicos. Pero se trata de una economía integrada, y siempre hay un lugar donde todo se concentra. Y Alemania tiene la suerte de ser hoy, en el ámbito de la política monetaria europea, lo que Baden-Württemberg, la región de Stuttgart, fue para el país en los años 90. En esa época, Alemania tenía una tasa de desempleo muy alta y un montón de problemas, pero en Stuttgart y su entorno el paro era sólo del 0,5% y los salarios estaban subiendo.

En cierto sentido, podemos ver la zona euro como un país. Un país con una economía integrada en el que las diferencias regionales están creciendo –por cierto, de la misma forma que en Francia– y diferenciando las zonas prósperas de otras más pobres. Pero un Estado todavía tiene capacidad para redistribuir los recursos o de llevar a cabo políticas regionales, si no lo consigue completamente. Sin embargo, para la zona euro no existe en absoluto un gobierno. Por ejemplo, en Alemania, el enorme contraste entre Stuttgart y Mecklemburgo-Antepomerania (noreste), fue absorbido en gran parte por la política del gobierno federal, que envía casi el 4% del PIB a los Estados federados del este con el objetivo de evitar seguir agrandando el diferencial de rentas. Pero, en la zona euro, esto no existe.

Otro factor para explicar este "milagro" es que Alemania está menos financiada que el resto del mundo. Nuestra economía era, y sigue siendo, una economía industrial. Por lo tanto, la crisis de crédito no nos afectó tanto como a otros países. Tenemos a Daimler, Audi, Volkswagen…, y toda esa gente extraordinaria que continúa construyendo máquinas extraordinarias, y todos los clientes siguen queriendo estas máquinas. El made in Germany sigue siendo una referencia para la industria del automóvil.

El euro también es extremadamente beneficioso para esta economía industrial. Desde mediados del siglo XIX, el sueño de la política económica alemana es contar con un mercado internacional muy grande para poder vender sus productos industriales sin que hubiera devaluación de la moneda. Y, al mismo tiempo, tener un mercado cautivo para las materias primas. Precisamente eso es la Unión Europea hoy.

El imperialismo alemán, sobre todo después de la República de Weimar, consistía en conquistar un área lo suficientemente grande para vender los bienes germanos. Hoy ni siquiera necesitamos esto: hay una unión monetaria. Esto es lo que nos permite mantener nuestra industria sobredimensionada. No es sólo la posibilidad de vender Volkswagen en toda Europa. Hay un efecto adicional: como otros países europeos, como Francia o Italia, son económicamente más débiles, el euro ha perdido su valor. Si trabajamos con nuestra propia moneda, una moneda que valdría, por ejemplo, para Alemania, Países Bajos y Austria, esto sería infinitamente más difícil porque no podríamos vender a bajo precio. Es por esto que los alemanes están tan apegados al euro.

P: Abandonar el euro parece que es más difícil para los alemanes que para los griegos…

R: Los alemanes nunca han querido una ruptura de la zona euro. Los alemanes van a pelear por el euro hasta el último minuto: para ellos, es lo último que hay que mantener. Por eso se asustaron tanto durante la campaña a las presidenciales francesas por las candidaturas de Le Pen o Mélenchon [ambos candidatos integraron en su programa la posibilidad de una salida de Francia de la UE].

Si el euro desapareciera, los alemanes sufrirían una crisis muy grave. Dicho esto, sigo estando fundamentalmente en contra de la moneda única porque creo que, a largo plazo, todo el mundo en Europa comenzará a odiar a los alemanes. En cierto modo, yo me siento profundamente cosmopolita en mi corazón y quiero estar feliz con mis vecinos. En este sentido, el euro es un completo desastre para Alemania.

La reforma Hartz no tiene "nada que ver" con el éxito económico alemán

P: Las reformas Hartz de 2005, que modificaron radicalmente el sistema de prestaciones por desempleo, ¿no tienen nada que ver con el éxito de la economía alemana?

R: No, es una absoluta estupidez creer eso. Es una invención de las élites de otros países, en particular de Francia e Italia. Alemania estaría bien hoy porque llevó a cabo estas reformas hace doce años… Se difundió este mito con el fin de favorecer las reformas de liberalización del mercado de trabajo del tipo de las de Macron o de Renzi. Es una completa mentira.

Nuestra prosperidad depende, en realidad, de las grandes empresas de metalurgia. Ninguno de los obreros de estas empresas tienen un nivel de salario afectado por la reforma Hartz: ¡su remuneración es muy elevada! La reforma Hartz era una operación presupuestaria: buscaba salvar las prestaciones sociales y de desempleo. No tocaron el mercado de trabajo, con la excepción de una pequeña medida sobre el trabajo temporal que permitió a empleados en paro técnico poder trabajar en otra empresa.  Estas reformas no tenían nada que ver con la seguridad del empleo o la facilitación del despido.

P: ¿Cuál fue el impacto de estas reformas?

R: Ayudaron a reducir el gasto público en asistencia social. Esto mejoró las estadísticas de paro. Y sobre el mercado laboral ejercen una presión a la baja sobre los salarios que ya estaban en la parte inferior del escalafón.

Hemos llegado a un punto donde hoy la gente gana menos que la asignación mínima del Hartz IV. Después pueden pedir un subsidio adicional al Estado. Este parece ser el resultado de un acuerdo entre empleador y empleado: el gobierno sustituye los salarios bajos y los empleadores sacan más provecho.

Las reformas Hartz no tienen nada que ver con la superioridad de la economía alemana, que ya dominaba la economía europea en la década de los 80. Fue este período lo que llamaría el segundo milagro económico alemán, mientras que el primero tuvo lugar durante los años 50.

Bien es cierto que después de eso hubo una reunificación, que ha hundido nuestra economía. Pero si la economía alemana no hubiese sido tan fuerte en 1989, nunca habría podido absorber a la RDA en un período tan corto. Llevamos a cabo una unión monetaria en la que se estableció un cambio de marcos alemanes de 1 a 1 con Alemania del Este, y después tuvimos un 20% de paro en los Estados orientales durante los años 90. Pero como teníamos un gobierno federal capaz de transferir dinero de las regiones ricas a las pobres del país, la reunificación no fue un fracaso político.

P: ¿La introducción del salario mínimo por el gobierno saliente cambió algo en la economía alemana?

R: Sí, tuvo un efecto en la parte inferior de la escala salarial. Pero no en los sectores más fuertes de la economía. Esto fue lo único bueno hecho por este gobierno, hay que admitirlo: hacía mucho tiempo que se necesitaba una medida así. Sobre todo porque nos la podíamos permitir. Si tenemos tan pocos conflictos sociales visibles en Alemania es porque tenemos mucho dinero… Sólo este año, en el presupuesto federal se destinarán 50.000 millones de euros para refugiados. Y hay previstos otros 50.000 millones para el próximo año. Son sumas enormes, pero hay dinero. En otro país, la gente habría salido a la calle a protestar. Un ejemplo: para un refugiado menor no acompañado, la cantidad destinada a su estancia es de 63.000 euros al año. Ahora hay 62.000 menores así en el país. En total, cuatro mil millones de euros sólo para los menores no acompañados.

Si se hace un cálculo rápido, vemos que la suma dedicada a un año de estancia de un menor no acompañado es el equivalente a más de cuatro veces lo que una familia de cuatro personas recibe como asistencia social en el sistema Hartz IV.

P: ¿Este tipo de comparaciones no pueden suscitar tensiones? ¿Es dudosa esta ayuda a los refugiados?

R: Lo sería… si no tuviésemos tanto dinero. Fueron los propios medios de comunicación los que no fueron a por estas cifras. Angela Merkel tiene al país completamente domesticado. Nadie se atreve a decir nada malo en contra de ella. Será reelegida por aquellos que están en contra de los refugiados y por aquellos a favor de los refugiados. Va a ser reelegida por razones totalmente opuestas y por personas completamente diferentes.

P: Merkel tiene posibilidades de encadenar un cuarto mandato como jefa del gobierno alemán, mientras que, en el resto de Europa, los franceses han dado la vuelta a su tablero político, los británicos entraron en un período de fuerte inestabilidad y otros han barrido a sus mandatarios. ¿Cómo explica esta particular longevidad de la canciller alemana?

R: En realidad, hay un punto común entre todos estos diferentes países: en toda Europa, el sistema tradicional de partidos políticos se desintegra. Esto también se aplica a Alemania, y la longevidad de Angela Merkel es uno de los indicadores: no hay nadie que pueda competir contra ella dentro de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). Nadie. En cuanto al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD)... Cuando Sigmar Gabriel abandonó la presidencia del partido y llegó Martin Schulz, se embarcaron en un proceso estalinista que terminó con una elección de Schulz con el 100% de los votos. Lo nunca visto. Esto muestra el nivel de deterioro del partido.

La longevidad de Angela Merkel se debe al debilitamiento de los partidos y al fin de las ideologías. Merkel puede tomar cualquier decisión: tiene una técnica que hace que nadie pueda estar en contra de ella. ¿Recuerda, por ejemplo, que era la canciller del átomo? Antes de su llegada al poder, el gobierno en coalición del SPD y Los Verdes había aprobado una ley para poner fin a la energía nuclear. Una vez en la cancillería, Merkel hizo cambiar la ley, alargando el período de funcionamiento de las centrales alemanas. Después ocurrió el accidente de Fukushima. Entonces, ella salió y dijo: "En dos semanas, cerramos nuestras centrales". Y funciona. Consigue ganar popularidad. Nadie discutió su decisión.

"Una política oportunista"

P: ¿Es pragmática?

N: No diría que Merkel es pragmática. Es una política extraordinariamente oportunista, que logra hacer un número increíble de cosas sin enfadar a nadie. Se vio claramente durante la crisis de los refugiados. Al principio hubo una especie de euforia, después pasaron los hechos de año nuevo en Colonia y Merkel cambió de rumbo su discurso. Hoy, aquellos a favor de los refugiados van a votar por ella porque se acuerdan de cómo abrió las fronteras, y aquellos que están en contra también van a votar por ella porque recuerdan como las cerró.

Es asombroso cómo se las arregla para hacerlo. Esto dice mucho sobre nuestro sistema político, sobre su grado de deterioro. Se podría pensar que hay un partido en la oposición en el Parlamento, que podría plantear preguntas… pero no lo hubo en la cuestión nuclear, ni en el tema de los refugiados. La oposición no se movilizó. Merkel es una política extraordinaria en el sentido de que es capaz de hacer las peores cosas sin causar dolor. Es como el teflón, capaz de resistir cualquier situación. Es una política teflón.

P: Y con sus socios europeos, ¿actúa de la misma forma?

R: La realidad es que Angela Merkel está completamente dopada de dinero. Con una economía tan rica como la alemana, ella solo puede ir confiada a las cumbres y a las reuniones europeas. El resto están enfermos. No es complicado estar bien en esta configuración.

P: ¿Cree que con un tándem Macron-Merkel la política europea pueda desviarse en materia de austeridad? ¿Se podría materializar el alivio de la deuda griega que tantas veces ha sido prometido?

R: No, imposible. En realidad, creo que se equivoca de cuestión. La cuestión no es si se puede realizar un haircut a la deuda griega: la deuda no es tan importante. En cifras absolutas, es una suma modesta, ahora propiedad de las instituciones públicas. Los bancos franceses se borraron de esto –fue una concesión hecha por Merkel a Sarkozy–, y un alivio de la deuda es posible teóricamente. Pero esto no cambiaría nada para los griegos. De todos modos, el reembolso de la deuda se ha retrasado unos cincuenta años. Nadie puede decir qué pasará dentro de cincuenta años. Es como si esa deuda ya no existiese.

El verdadero problema es la deuda italiana. Si se cancela la deuda griega, los italianos también van a demandar que se suprima la suya… sin embargo, allí las sumas son colosales. Como los franceses no tienen dinero, serán los alemanes quienes la paguen. Esto es imposible electoral y económicamente. Es por esta razón por la que Berlín continúa imponiendo austeridad a los griegos, mientras que, al mismo tiempo, lleva a cabo ciertas cosas por debajo de la mesa para ayudarles a sobrevivir.

Para los franceses, la cuestión en realidad es: ¿podemos hacer que los alemanes tomen algunas medidas adicionales para mantener al gobierno italiano en el poder, y al español y al propio francés? Así es como veo la propuesta de Macron de crear un parlamento de la zona euro, nombrar a un ministro de economía, establecer un seguro de desempleo a nivel europeo, etc. Nada de todo esto es realista: puede haber un ministro de economía de la zona euro –y los alemanes son favorables–, pero Berlín quiere a uno cuya función sea la de garantizar que ningún país supere el 3% del déficit. Mientras que para el presidente galo, la idea es que los alemanes inyecten dinero en un presupuesto para implementar grandes proyectos de inversión fuera de casa. Si los franceses tuvieran dinero para invertir en su país, no necesitarían a un ministro de economía en la zona euro.

Creo que sobre todo esto vamos a ver mucho humo… Y, el final del mandato de Macron será un desastre. En sus declaraciones, no veo nada concreto que vaya más allá de lo simbólico. ___________

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  Traducción: Alba Precedo

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