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PROTECCIÓN DE DATOS

¿Es posible que en España las 'apps' menstruales delaten un aborto como puede suceder en EEUU?

Manifestación contra la decisión del Supremo sobre el aborto celebrada este sábado en Los Ángeles, California.

"Borra tus apps de seguimiento menstrual hoy". Tuits como este de la escritora Jessica Khoury se hicieron virales en la tarde del pasado viernes después de que el Tribunal Supremo de EEUU anulase el histórico fallo Roe contra Wade que garantizaba el derecho al aborto en el país. ¿Y qué tiene que ver en todo esto una aplicación instalada en el móvil para controlar la salud reproductiva? Estas plataformas logran una información que sólo un ginecólogo lograría en detalle tras años de consultas ya que registra el calendario del ciclo —o del embarazo— además de proporcionar información sobre ovulación, fertilidad o tipo de síntomas que sufren cada mes las mujeres y personas menstruantes.

Tal y como explicó en Twitter Eva Galperin, directora de ciberseguridad de la ONG Electronic Frontier Foundation (FFF), la diferencia entre "ahora y la última vez que el aborto fue ilegal en EEUU" es que en pleno 2022 "vivimos en una era de vigilancia digital sin precedentes". El alto tribunal, de mayoría conservadora, ponía punto y final a un precedente legal que se llevaba usando en el país desde 1973 dejando la puerta abierta a que sea cada estado el que legisle sobre el asunto. Y el horizonte no es nada halagüeño para las mujeres y personas menstruantes ya que este derecho podría desaparecer por completo en una veintena de estados, principalmente en el sureste. Por ejemplo, en el caso de Luisiana, el borrador en el que se está trabajando equipara la interrupción voluntaria del embarazo con el homicidio. 

Así, en aquellos estados donde el aborto sea delito, el temor es que la justicia pueda solicitar los datos recopilados por estas apps para construir un caso, pero también las búsquedas en Google o la localización de los smartphones. Tal y como explica Vice, si los tribunales acceden a esta información podrían ver cuándo una persona dejó de menstruar o sus cambios en el ciclo y llegar a conclusiones sobre cuándo o cómo se quedó embaraza o accedió a un aborto. Asimismo existe el peligro de que se usen para permitir localizar e identificar a personas para acosarlas y criminalizarlas al acudir a clínicas de interrupción del embarazo

¿Podría ocurrir esto en España? Si el derecho al aborto sufriera un retroceso tan brutal como en EEUU, sí. "Estamos hablando de que en EEUU se ha tipificado como delito. Y en España, las autoridades cuando hay un delito pueden, siempre que esté justificado, pedir datos a terceros", explica Sergio de Juan-Creix, profesor colaborador de los estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). No obstante, este experto insiste en que esta situación hipotética sólo sucedería si hubiese "indicios" y dependiendo de la "gravedad del delito". "Ya no sería un asunto de protección de datos ya que son temas judiciales", asegura. 

Sin llegar a la situación extrema que se vive en EEUU, España, y la UE, cuenta con una baza que no tienen al otro del Atlántico: el Reglamento Europeo de Protección de Datos. "El RGPD protege todas estas informaciones que pueden recuperar las apps menstruales. Pero ante un requerimiento judicial, podrían mostrarlas a un juez", admite De Juan-Creix. En vigor desde mayo de 2018 y que en España recoge la ley orgánica 3/2018 de 5 de diciembre, establece protecciones especiales para los datos sanitarios, que se considera especialmente sensible, y prohíbe a las empresas cederlos o tratarlos. La norma se aplica a empresas que traten datos de ciudadanos de la UE siendo indiferente que tengan su sede en el viejo continente o en otro país

En cambio, en EEUU, prácticamente no hay nada similar al RGPD. "A nivel federal, aún no tienen nada pero están trabajando en una. Hay estados como California que tienen una legislación similar a la europea", afirma De Juan-Creix. Con lo que sí que cuentan es con la Ley federal de portabilidad y responsabilidad del seguro médico (HIPAA) del año 1996. Esta normativa regula las normas de privacidad de los pacientes a las que están sujetas médicos, hospitales, laboratorios y aseguradoras médicas, pero no afecta a estas aplicaciones. Esto da luz verde a los tribunales para pedir a dichas plataformas esta información.

Las apps, ¿en contra? de ceder los datos 

Ante el paso atrás del Supremo de EEUU, muchas de estas plataformas menstruales se han mostrado públicamente en contra de ceder sus datos a la justicia para denunciar abortos. Eso sí, ninguna ha explicado aún cómo procederá en el caso de que un juez intente obtener esta información. 

Clue, por ejemplo, ha intentado tranquilizar a sus usuarias estadounidenses afirmando que, como empresa con sede en Alemania, almacena sus datos en Europa. No obstante, tal y como explicó a The Guardian Lucie Audibert, abogada de Privacy International, esto no significa que sea "completamente inmune" a las peticiones que puedan hacerle desde EEUU. "El hecho de que se aplique el RGPD no es tan relevante en este caso. Cuando se trata de una solicitud legal legítima de las autoridades estadounidenses, las empresas europeas suelen cumplir", reconoció esta experta. 

Stardust, otra de las apps más populares en EEUU, también ha enviado un mensaje tranquilizador asegurando que no venden información y que empezará a cifrar los datos privados de sus usuarias, convirtiéndose, según Mashable, en la primera app de este estilo que lo hace. Sin embargo, según publicó TechCrunch esta misma semana, su versión actual comparte los números de teléfono con una empresa de análisis de terceros, que podría usarse para identificarlas. 

"Deben ser estas apps las que tendrían que cambiar sus prácticas", apuntó Eva Blum-Dumontet, consultora de políticas tecnológicas, en declaraciones a The Guardian. Esta experta pone otro factor a tener en cuenta en todo este debate: muchas de las personas que recurren a este tipo de aplicaciones probablemente las usen porque "ayudan a controlar el ciclo menstrual cuando experimentan dolor". Por el momento, y según Axios, el presidente Joe Biden solicitará a la Comisión Federal de Comercio —FTC, por sus siglas en inglés— que utilice todas las herramienta a su disposición para proteger la privacidad de los datos de las consumidoras tras la decisión del Supremo sobre el aborto. 

Ya estaban bajo la lupa por su tratamiento de los datos

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Lo que sí que está claro es que esta alerta generada ahora sobre estas apps no es infundada. Estas plataformas ya han sido criticadas en el pasado por la cantidad de información que extraen de sus usuarios y por venderla a terceros. Flo, por ejemplo, fue sancionada por vender los datos de sus usuarias a empresas como Facebook o Google. Eso sí, tras la decisión del Supremo de EEUU, ha intentado subirse al carro anunciando que pronto lanzará un "modo anónimo" para ayudar a mantener seguras a las usuarias en cualquier circunstancia.

Un reciente informe de Eticas Foundation sobre las aplicaciones más usadas en España detectó que muchas de ellas comparten datos con terceros y que "a menudo" lo hacen "con fines comerciales". "Hay un contrato entre la app y el usuario en el que se informa cómo va a tratar los datos y todo el uso que trascienda a este pacto, no se podría", asegura De Juan-Creix que matiza que "otra cosa es lo que uno acepte", es decir, lo que cada una incorpore en la letra pequeña de sus políticas de privacidad. El informe Mi cuerpo, mis datos, sus normas: qué hacen con nuestros datos las apps menstruales también concluye que "es sorprendente" cómo tan "solo una, WomanLog (desarrollada por Pro Active App SIA)" es "tajante en su política de privacidad cuando afirma no vender o compartir datos bajo ningún concepto". 

Eticas Foundation afirma que entre lo compartido con terceros se encuentran "datos personales al uso (como el nombre o la edad)", pero también "información sobre la salud de la usuaria como, por ejemplo, los síntomas que experimenta". "La mayoría comparten con terceros solo por el hecho de usar la aplicación, mientras que otras recurren al consentimiento y a los servicios integrados de terceros para dejar abierta la posibilidad de que se estén compartiendo de algún modo", explica el informe. Asimismo, destacan el uso "continuado" de tonos rosas y de lenguaje infantilizante: "Ojalá algún día nos traten como personas adultas".

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