Redes sociales

Nueve años de Instagram: ¿qué pretende Zuckerberg ocultando los 'me gustas'?

Una de las señas de identidad de Instagram son los corazones que marcan los 'me gustas' en las publicaciones.

Por ahora, es sólo un experimento, pero en Silicon Valley cualquier prueba de este estilo corre el riesgo de convertirse en una nueva funcionalidad. Instagram está probando a ocultar una de sus principales señas de identidad: sus me gustas o corazones que inundan las fotografías que se publican en la red social me gustas . Aunque este ensayo lleva en marcha desde mediados del mes de julio, la señal definitiva de que la plataforma iba en serio con esta idea fue cuando, hace sólo unas semanas, Facebook se sumó a esta corriente.

Este cambio de filosofía en ambas plataformas propiedad del imperio capitaneado por Mark Zuckerberg llega en una fecha clave para Instagram. Este domingo 6 de octubre, la red social por antonomasia del postureo y los filtros fotográficos celebra nueve años de vida. Creada por Kevin Systrom y Mike Krieger, la aplicación, que en aquel momento sólo estaba disponible en dispositivos Apple, ganó rápidamente popularidad. Tal fue su crecimiento y su éxito que, sólo dos años después, en 2012, Facebook extendió un talón para comprarla por 1.000 millones de dólares.

Pero el 6 de octubre no es la única fecha en rojo en este mes para Instagram. El pasado día 1 se cumplió también el primer año de Adam Mosseri al frente de la red social. Mano derecha de Zuckerberg y hasta entonces responsable del News Feed –el Muro– de Facebook, su llegada a la plataforma se produjo después de la salida de los dos fundadores en septiembre de 2018. "Estamos listos para el próximo capítulo", fue el mensaje de Systrom y Krieger, aunque los rumores apuntaron a un hartazgo por las injerencias del fundador de la compañía en su creación. Una creación que, a día de hoy cuenta con más de mil millones de usuarios a nivel mundial y más de doce en España, además de conseguir que al día se visualicen más de 500 millones de stories.

 

Adam Mosseri (en el centro) junto a los fundadores Mike Krieger y Kevin Systrom. Instagram

Sin embargo, y a pesar del éxito actual, parece que la plataforma no se quiere estancar ni relajarse por lo que ahora está experimentando con ocultar los me gustas de las publicaciones me gustas. Los rumores de que algo iba a cambiar empezaron en abril después de que el propio Mosseri comentara en el evento de desarrolladores de Facebook que no querían que Instagram se convirtiera "en una especie de competencia". Pero, no fue hasta mediados de julio, en pleno verano, cuando la red social empezó a ocultar el número de corazones de las imágenes.

En concreto, comenzó a probar esta funcionalidad en siete países: Australia, Brasil, Canadá, Irlanda, Italia, Japón y Nueva Zelanda. "Estamos esperando a ver los resultados de esta prueba antes de decidir si podríamos expandirla a otros países", explican desde Instagram a infoLibre.

Buscan eliminar la competencia

¿El objetivo de este cambio? Desde la red social quieren que la gente se centre en las fotos y en los vídeos que se suben y no "en la cantidad de me gustas que tienen". "Cambia así la dimensión de la acción desarrollada ya que ahora se quedaría en un ámbito más privado entre esas dos personas: la que ofrece el like y la que lo recibe", matiza Silvia Martínez Martínez, directora del Máster Universitario de Social Media: Gestión y Estrategia de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigadora del grupo GAME.

 

De esta forma, según la app, con la ocultación de esta métrica, sus usuarios se sentirán más felices. Intentan superar así ser la peor red social en relación con la salud mental y el bienestar de los jóvenes según el estudio #StatusOfMind de la Royal Society for Public Health (RSPH) de 2017. Incluso uno de los creadores del botón de me gusta en Facebook, Justin Rosenstein, confesó en una entrevista con The Guardian hace dos años que se arrepentía: "Es muy común para los humanos desarrollar cosas con la mejor de las intenciones y que tengan consecuencias imprevistas y negativas".

"Los likes son una forma de reconocimiento"likes , explica Lola López Mondéjar, psicóloga clínica y psicoanalista, que también apunta que "hay personas que acusan mucho que no se les proporcione esos me gustas". En concreto, señala a gente que "vive más aisladas, que tiene menos contacto presencial y menos vínculos con su entorno próximo, que pasa por momentos de soledad, de rupturas afectivas o por cambios de trabajo y de trasladarse a otro medio en el que no da conseguido todavía una red de amigos".

Sin olvidarse, obviamente, de los adolescentes: "Son los que más sufren esto". ¿La razón? "Tienen una identidad en construcción y muy frágil. Todos tenemos una identidad frágil, pero en periodos de nuestra vida, como la adolescencia, el tránsito de la niñez a la edad adulta, es un periodo delicado, y en ese momento no se sabe muy bien quién se es y se busca la mirada exterior, pertenecer a un grupo, pertenecer a algo", argumenta López Mondéjar. Para esta psicóloga, las redes sociales son "un buen sustituto de ese reconocimiento" en una sociedad en el que "la necesidad de reconocimiento entre los seres humanos es fundamental" y cuando no se produce "se sufre muchísimo".

¿Un cambio en cómo se usa?

Desde Instagram, esperan que al hacer que la cantidad sea privada se "genere un compromiso más profundo". De esta forma se acabaría, según Silvia Martínez, con prácticas que lleven a "intercambiar" likes y que no reflejan "el valor o interés por el contenido sobre el que se han pronunciado pero que consigan no obstante promoverlos". "Encontrar un elevado número de me gustas puede derivar a realizar acciones por contagio, es decir, marcar like para mostrar que se ha visto ese contenido popular y que también se está de acuerdo con esa valoración que un gran número de usuarios ya ha dado", afirma esta profesora de la UOC.

A pesar de las ventajas que busca con esta ocultación de los me gustas, lo cierto es que podría ser un problema para una aplicación cuyas principales fuentes de ingresos son la publicidad junto con la monetización del usuario y de sus datos. "Estamos analizando datos tanto cualitativos como cuantitativos para ver si este cambio afecta la experiencia de Instagram de las personas de manera positiva", explican desde la red social.

Para Silvia Martínez, este cambio podría favorecer un "reajuste y adaptación a nuevas fórmulas de posicionamiento y comunicación que las marcas puedan emplear y que, al mismo tiempo, puedan también favorecer su modelo de negocio y un mayor control sobre el modelo comercial que se ha desarrollado". Así, al ponerse el foco en la mejora del contenido y en la generación de interacciones de valor podría afectar al algoritmo de Instagram, que podría favorecer "el paso de un mayor tiempo en la plataforma para poder dedicarlo tanto a la consulta como a la participación activa con comentarios más elaborados", reconoce esta experta.

Sin embargo, López Mondéjar apunta que "lo que engancha de las redes sociales es el reconocimiento" y, por tanto, si una persona cuelga una imagen y nadie responde "la sensación de menosprecio, de insignificancia, de desamparo va a crecer". "Tiene que haber algún sistema para que el usuario entienda que aquello ha sido recibido por otra persona", asegura esta psicóloga que apunta que las redes sociales en general, como fenómeno, "están procurando una identidad y una individualidad diferente a la que conocemos".

Facebook también lo está probando

Desde Instagram cierran filas sobre su experimento y afirman a infoLibre que "no tienen nada más que compartir" sobre un posible cambio ya que "la prueba aún está en curso". Lo que sí está claro es que los resultados parecen que están siendo los esperados porque el pasado septiembre, Facebook también empezó a ocultar las métricas de sus publicaciones.

En respuesta a Techcrunch, la red propiedad de Zuckerberg confirmaba estas pruebas, aunque no lo ha comunicado de forma oficial en su blog como ha hecho Instagram. Según este medio estadounidense, la idea es que aparezca simplemente información sobre las personas que han reaccionado a una publicación –en Facebook además me gusta hay me encanta, me divierte, me asombra, me entristece y me enfada–, pero ya no el número de personas que lo han hecho. Lo que tampoco ha aclarado la red social es en qué países está siendo probada esta funcionalidad.

 

Instagram quiere parecerse más a TikTok

La supresión de los likes parece que no será el último cambio que se lleva a cabo en Instagram. La filtración de un audio de Zuckerberg durante una reunión interna en el que el CEO de Facebook se mostraba preocupado por una posible victoria en las elecciones presidenciales de EEUU de 2020 de la demócrata Elizabeth Warren por su idea de dividir las grandes tecnológicas, también revelaba su admiración por TikTok, aunque también advertía que su crecimiento se debe a que "se están gastando mucho dinero en promocionarlo".

Según la grabación de dos horas de duración publicada por The Verge, comentó el imparable crecimiento de la aplicación china y planteó "copiar" en Instagram la funcionalidad "Para ti" en la pestaña "Explorar". La idea pasaría por centrarse en las historias, que generan mayor engagement –compromiso– y no mostrar tantas publicaciones en el muro. "Tiktok agrada a un grupo de usuarios especialmente interesante, los jóvenes, que permiten lograr una renovación generacional y por tanto garantizar la permanencia de las plataformas", reconoce Silvia Martínez. Y no sería la primera vez que Zuckerberg lleva una idea de éxito en otra red social a una de las suyas: los propios stories que tanto triunfan ahora en Instagram fueron la seña de identidad de Snapchat.

Los retos de Instagram

A la espera de comprobar si los likes desaparecen y la pestaña de "Explorar" se parece cada vez más a TikTok, durante los últimos días Instagram busca celebrar su noveno aniversario dando pasos en la línea marcada en las publicaciones de Adam Mosseri compartidas con motivo de su primer año al frente. La cabeza visible de la red social aseguró que la plataforma vive un momento "crítico" por la salida de los fundadores y por el "escrutinio" al que se ven sometidos y que afecta a todo el imperio tecnológico.

Zuckerberg boicoteó a Instagram cuando ya era suya porque le preocupaba que su éxito "pisoteara" a Facebook

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"Queremos ser un sitio donde la gente pueda ser quien quiera ser", compartió en sus historias Mosseri. Por ello, Instagram ha introducido esta misma semana la función "Restringir", para acabar con el acoso en la red. Con el objetivo de terminar con las interacciones no deseadas, cuando el usuario seleccione una cuenta para restringir, dicha cuenta podrá seguir comentando las publicaciones, aunque el comentario sólo será visible para quien lo envía. Lo que ha llevado a la plataforma a crear esta nueva función es que con las anteriores, como bloquear, dejar de seguir o denunciar comentarios, se podía agravar más la situación.

Acabar con el bullying no es el único obstáculo que debe afrontar Instagram. Esta red social, al igual que Facebook y WhatsApp, está repleta de teorías de la conspiración, desinformación y noticias falsas además de miles de memes con mensajes racistas, xenófobos y homófobos. Aunque tienen las mismas políticas y no se permite contenido que "ataque a personas basándose en su raza, etnia, lugar de origen, religión, orientación sexual, casta, sexo, género, identidad de género y enfermedad seria o discapacidad", no está sometido a la misma vigilancia por parte de usuarios y de autoridades y parece que es más sencillo que la extrema derecha, los trols rusos y el movimiento antivacunastrols campen a sus anchas por la plataforma.

Pero estos no son los únicos retos que tiene por delante Instagram. En concreto, Silvia Martínez le marca varios. Por un lado, "mantener la posición" y "seguir creciendo en popularidad", de ahí la importancia de seguir conectando con el público más joven exigiendo a la plataforma estar "atenta a sus demandas" y "saber responder al tiempo que vaya adaptando su modelo de negocio a esas nuevas funcionalidades que pueda ir incorporando". Y, por otro, vigilar la presencia de "discursos de odio, en sus diferentes formas, así como otros relacionados con la privacidad, protección de datos, y la propiedad intelectual". A pesar de los cambios y los retos, esta profesora de la UOC destaca como clave en su "capacidad de adaptación a las nuevas demandas" pero siempre manteniendo "una identidad con formatos y contenidos".

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