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Un buen momento para regularizar algunas cosas

Pedro Crespo Rubio

Estos días de obligado retiro dan para casi todo, incluso para pensar y recordar, y a uno se le ocurren algunas cosas, hasta volver a la utopía.

Ahora que muchos autónomos y un gran número de pequeñas y medianas empresas van a tener que hacer despidos y hasta cerrar en bastantes casos, y que van a haber ERTES y ERES, en algunos casos no siempre justificados y aprovechando la coyuntura, por parte de algunas grandes empresas y puede que hasta por parte de algunos Bancos; ahora que se va a producir aún más paro y más precariedad de todo tipo; ahora que muchos abuelos pensionistas van a tener que volver a ayudar a sobrevivir a hijos y nietos como en la crisis de 2008, que nadie de ellos habían creado sino los grandes Bancos y Fondos de Inversión sin escrúpulo alguno; ahora que las grandes desigualdades de siempre, aumentadas con esa crisis y todavía no superadas, se van a incrementar aún más, y ahora, que parece que todos nos mostramos un poco más sensibles y hablamos de unidad, solidaridad y valores de ese tipo, podría ser un buen momento para regularizar, o sea normalizar algunas cosas.

Me explico. Podría ser la ocasión en que unos devolvieran el dinero que se llevaron indebidamente sin ser suyo, que otros aportaran lo que debieron pagar en su día y no lo hicieron, y otros ambas cosas a la vez.

Aquéllos que, ocupando cargos públicos de gran responsabilidad, políticos muy patriotas y muy constitucionalistas todos ellos, se apropiaron de fondos públicos y, seguramente, todo o parte, lo tienen en paraísos fiscales, que lo devuelvan, independientemente de las sentencias que resulten de los procesos penales finalizados o aún abiertos. Esas grandes empresas que, gracias a una hábil, eficiente y eficaz para ellas, pero grosera para el conjunto de la sociedad, ingeniería fiscal, han aportado unos impuestos muy inferiores a los oficialmente obligados. Esas grandes familias con “ilustres” apellidos que, con S.I.C.A.V. o sin ella, cotizan igualmente muy por debajo de lo que debían. Esos cientos de nuevos millonarios, que lo consiguieron durante, y seguramente gracias, a la ya citada crisis y que, probablemente, tampoco pagaron lo que era justo. Ese 1% del que tanto hablan los economistas y premios Nóbel Stiglitz y Krugman, que es también aplicable a España, que es seguro que se llevan un desproporcionado porcentaje de la renta total y que es de esperar que tampoco hayan ingresado lo que les correspondía. Y, por último, esos grandes y no tan grandes Bancos y Cajas de Ahorro cuyos Consejeros, Presidentes, Consejeros Delegados, Directores Generales y altos ejecutivos tenían bonus y salarios millonarios, y muchos de ellos se han retirado o jubilado llevándose cifras también millonarias; y esos, en muchos casos, mismos Bancos y Cajas de Ahorro que fueron “rescatados” por parte del Estado con cerca de 60.000 millones de € con dinero de toda la ciudadanía, y aún deben, según todos los indicios, unos 42.000 millones. Pues bien, todos los citados podrían tener, ahora que es más necesario, si cabe, que nunca, un gesto de generosidad y reintegrar, unos lo que se llevaron indebidamente, otros pagar lo que no pagaron en su momento y otros devolver lo que deben.

No puedo dejar de referirme también, en estos momentos tan especiales, a una serie de políticos que ocupan cargos como Presidentes y Consejeros de Comunidades Autónomas; Alcaldes de grandes ciudades; Presidentes, Gerentes y altos cargos de Diputaciones, Organismos autónomos y Empresas Públicas, y por supuesto, el Gobernador del Banco de España. Todos ellos harían un gran favor al conjunto de la sociedad y a la política en general, a la cual contribuirían a represtigiar, que buena falta le hace, si, voluntariamente, renunciasen a una parte de su altísimo salario. Prefiero no hablar de cifras, pero en algunos casos son de escándalo. Sólo a nivel orientativo, y aunque son datos públicos y están al alcance de cualquiera que quiera verificarlo, diré que algunos de ellos sobrepasan los 100.000€ anuales y hay quien alcanza los 140.000 (el Presidente del Gobierno cobra 80.000). Aclaro que a mí, que acostumbro a defender la Política y a los políticos en general, cada día me resulta más difícil hacerlo frente a los ataques verbales de un elevado número de ciudadanos. Y no me olvidaré tampoco del Jefe del Estado emérito; si devolviera lo que se ha llevado ilícitamente, también estaría muy bien.

Alguien se imagina, si todo esto se llevase a cabo, la cantidad de millones de € que podrían entrar en la “hucha” de la Hacienda Pública. Porque si esto no se produce, la ejecución de las decisiones tomadas y anunciadas por el Gobierno pueden paliar, no resolver, las tremendas carencias que se nos vienen encima, pero al final va a ocurrir lo de siempre y es que lo vamos a pagar los más débiles, incluídos por supuesto los damnificados en esta nueva crisis. Lo que ahora se gasten las Administraciones Públicas lo detraerán del Estado de Bienestar en el futuro, y las pensiones, la Educación, la Sanidad y la Dependencia, lo acusarán negativamente, y eso afecta poco a los que más tienen.

Ya me libraré yo de meterme, en estos momentos, en más profundidades, pero se podría hablar de Política impositiva en España, así como de armonización fiscal, económica y social en Europa, y también de la actitud del Banco Central Europeo, y de Keynes, etc., pero todo eso son, como en la película, “otras historias”. Me conformaría con que algunos regularizaran algunas cosas.

Pedro Crespo Rubio es socio de infoLibre

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